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¿Por qué los alimentos subieron más que la inflación general?

Dos economistas, con miradas diferentes ponderan el impacto de la baja de las retenciones a la exportación de granos y el desbalance que hubo entre la demanda y la oferta.

Los alimentos cerraron el 2020 nueve puntos por encima de la inflación general en Córdoba, y los economistas vinculan este comportamiento con la coyuntura. Desde un lado, señalan el impacto directo del aumento de las commodities exportables como el maíz, uno de los insumos básicos de la industria alimenticia. Desde el otro, aseguran que, en un contexto de recesión, estos productos mantuvieron una demanda constante, mientras que la oferta estuvo disminuida.

A lo largo del año pasado, el precio de los alimentos tuvo una suba acumulada del 43,85 por ciento, casi 9 puntos por encima de la inflación total de 2020 en el país, que se estima en el 35 por ciento. Así lo indica el último informe del Centro de Almaceneros de Córdoba.

Para la economista y docente universitaria Florencia Granato, el origen del problema de la marcada suba del precio de los alimentos tiene su origen en la baja de las retenciones a la exportación de granos, la última de ellas, a mediados del año pasado.

“Esto, en un contexto en el que la rentabilidad del campo es buena. Está a los niveles del 2003 en nuestra región. No se estaba afectando a un sector que viene muy castigado, sino todo lo contrario”, señaló Granato.

Precios atados a los granos

En el mismo plano, explicó que el precio de los alimentos como la carne y otros rubros “siempre va atado a las commodities como el maíz y la soja, que son exportables por sí mismos, sin demasiada elaboración”.

“Los alimentos utilizan mucho de estas commodities. Indirectamente, están atados al precio de estos granos. Esos bienes están en dólares y, al transformarlos a precio local, van cada vez más alto”, subrayó la investigadora, en diálogo con este matutino.

Granato detalló que esta condición es muy patente en productos como las carnes, los alimentos procesados y los derivados de cereales y oleaginosas, como la harina de trigo y los aceites.

Sobre la base de estos datos, la economista explicó que la retención a la exportación de cereales tiene un efecto regulador, que amortigua los vaivenes de los mercados externos para commodities como el maíz y la soja. Y, en este mismo marco, sostuvo que la baja de esos derechos de exportación impacta negativamente en el mercado interno, en el que se traduce en la suba de los precios de los alimentos.

“La baja de las retenciones afectó los precios de estas commodities. Y cuando las retenciones tienen menor impacto en los valores delos granos, separan menos el precio interno del precio externo”, señaló.

En definitiva, a menor retención mayor precio hacia afuera y hacia adentro para los granos.

Concentración de la oferta

“Otro factor es el alto nivel de concentración del sector de alimentos procesados. No hay un mercado muy competitivo entre las empresas, que pueda actuar como regulador y, por eso, todo lleva a la suba de precios”, agregó Granato.

Por otro lado, indicó que “en el caso particular de la carne, los productores sostienen que hubo una caída de la producción y hay menos disponible. Esto achicó la oferta”.

El impacto de la pandemia no fue igual en todos los sectores. En general, es de suponer que la mayoría de la población mantuvo la demanda de alimentos. Mientras que la oferta se vio resentida, porque no todas pudieron seguir trabajando igual. Esto también pudo haber tenido un impacto. Lo anterior, a modo de hipótesis.

Lo que se logró es el compromiso de las cámaras ruralistas de garantizar el abastecimiento interno de maíz y de granos en general. Habrá que ver cómo corre en adelante.

Demanda y oferta

Por su parte, el economista y docente universitario Miguel Bosch indicó que, a su criterio, la suba de los alimentos por encima de la inflación general en 2020 se debe a que el consumo de estos productos se mantuvo, mientras que la oferta tuvo altibajos.

“La primera explicación es que, ante una recesión, lo último que deja de comprarse es el alimento. Veníamos con mucha inflación, por más que los precios de los bienes esenciales iban a subir más que el resto de los productos. Y se agregó la pandemia, que tuvo efecto de stockeo. Y esto genera más presiones alcistas sobre el precio”, apuntó.

Bosch indicó que, durante el 2020, la gente sustituyó marcas, pero no las cantidades de productos que consumió.

“Eso generó que siga habiendo presiones encubiertas sobre los precios. Pagó la marca B al precio de la marca A. Todo esto permite explicar por qué subieron más los precios de los alimentos que el resto de los productos”, abundó el especialista.

“Otro de los factores que incidieron fueron las dificultades en la producción, lo que afectó fuertemente la oferta de alimentos durante el año pasado”, amplió el docente universitario.

Consultado sobre la suba de los precios de las commodities, apuntó que ese escenario “hace subir los precios de los alimentos en cualquier país”. Sin embargo, consideró que esto no fue determinante.

Diciembre caliente, nada nuevo

Por otro lado, se le consultó sobre el particular salto de los precios de los alimentos que se vio en el último mes del 2020, y aseguró que es un comportamiento estacional e histórico en Argentina, por varios factores. Entre ellos, porque se trata de un período de mayor consumo al habitual.

“Diciembre es un mes caliente de precios. Esto es así históricamente. Es muy común. Se aceleró la inflación, pero es razonable. Aunque la pandemia hizo cambiar las cosas. Por ejemplo, octubre fue un mes de alta suba”, dijo.

Y agregó que “otra explicación es la inflación, que se crea por expectativas, porque los actores de la cadena de comercialización empiezan a aumentar para cubrirse y poder reponer mercadería, ante una eventual suba de precios. El problema es que, una vez que suben, no vuelven a bajar”.