“Botafogo se fue con Pappo y ahora soy Don Vilanova, como mi viejo”

El pasado sábado, uno de los mayores referentes del blues nacional tocó en Villa Nueva. Antes, habló del género, las fiestas electrónicas, la falta de reconocimiento laboral de los músicos y su amistad con César “Titina” Bravín

Miguel o Botafogo o Don Vilanova. No sé cuál de los tres me saluda en el hall del hotel con un fuerte apretón de manos. Y acaso no importe en absoluto. Porque todos los nombres que habitan ese ser de contextura robusta y largo pelo plateado, me invitan a sentarme en el sillón con una fabulosa predisposición para esta nota. Y así, sin venir a cuento, pienso en una vieja canción de Pappo, que a la vez la pensó de una canción de Hendrix:

“Cuando estoy mal/ viene hacia mí/Y me dice podés tomar lo que quieras/ lo que quieras de mí/ Viaja con el viento/ en tu pequeña ala”.

¿Qué es lo que viaja con el viento? ¿Quién viene hacia mí cuando estoy mal?  ¿Qué cosa es esa pequeña ala?  Nunca lo supe. Pero a lo largo de esta charla el hombre que tocó con Pappo y B.B. King y luego se volvió leyenda blusera del país, empezará a develarlo. Hete aquí.

En el nombre de “Titina”

-En un par de horas vas a probar sonido en Villa Nueva. ¿Qué significa para vos tocar acá?

-Una emoción extra, porque estoy otra vez en la ciudad de “Titina”, que inexplicablemente se nos fue... Lo conocí desde que era pibito y encontré en César a un genio; tanto de la música como de la pintura. Era de esas personas de las que no hay muchas en el mundo. Y fue el primero que me trajo a tocar acá en los ´90, cuando su grupo todavía era Mister Moho. En ese tiempo me regaló un mural bárbaro...

-Y después te hizo la tapa de un disco...

-Sí, la de “Blues Electroacústico”, del 2015.  Como yo le había dicho que iba a ser un disco donde iba a decir un montón de cosas que después de los 60 ya no me quería callar, el loco me dibujó cantando como si vomitara. Estaba genial. Por más que seamos almas o energías que entramos y salimos de este mundo, su partida nos duele mucho a los que nos quedamos acá...

Un trabajador de la música

-Hace poco hablabas de la parte laboral de los músicos ¿Qué es Miguel Vilanova, trabajador o artista?

-Trabajador y artista. Pero creo que se está cometiendo un gran error al no facilitarles herramientas a los trabajadores de la música. Porque lo somos, aunque el Estado no lo reconozca. Si el tipo que toda Bach en una sinfónica es respetado como trabajador ¿por qué no quienes tocamos rock y blues? Yo me declaro un trabajador de la música argentina aunque el Estado y los partidos políticos me den la espalda.

-Antes había un estatuto...

-Que sólo duró un año. Fue durante el gobierno de Néstor Kirchner pero lo derogaron. Y al no existir más esa figura, no podés reclamar nada a los gobernantes. Hoy  hay miles de pubs y boliches que ejercen competencia desleal porque viven de la música pero sacaron a los músicos del escenario y pusieron un “deejay”.

-¿Y vos qué propondrías?

-Creo que sería buenísimo que el Gobierno obligue a las discotecas a contratar músicos. En un país que necesita crecimiento económico, es increíble que no haya leyes como estas. Porque detrás de los miles de músicos hay una microeconomía muy importante de luthiers, casas de música, maestros, técnicos de grabación y sonido, periodistas, revistas, programas…

-En el ´82 y gracias a un decreto del Estado se pasaba solamente música argentina. Y nuestro rock experimentó un crecimiento como nunca antes…

-Sí, y te agradezco mucho que lo recuerdes porque es un ejemplo que siempre doy. Esa fue una época de oro, aunque lamentablemente se la debamos a una guerra. Muchos dicen “no pasa nada con la música argentina” y no es así. No pasa nada cuando como Estado no querés que pase nada. Otros dicen “ahora están las redes”. Y yo me pregunto ¿Tinelli y Lanata salen por las redes? ¡No! ¡Salen por la tele abierta!

-¿Y por qué no hay rock nacional en la tele abierta?

-No sé. Pero vos prendés la tele y hace 25 años que hay un programa de cumbia. Sin embargo, el rock y el blues no tienen un espacio ni siquiera parecido. Ya no hay un Juan Alberto Badía que promueva nuevas bandas. El mundo de la televisión maneja una burrez cultural tremenda. Supongo que un Lennon o un Spinetta son tipos que molestan todavía...

-¿Dónde está hoy nuestro rock?

-El rock es mucho más que esa media docena de grupos mediáticos, y ahora increíblemente se mudó a las provincias. Hace poco vi una banda de pibitos en “Centenario”, un pueblo de la Patagonia, y no lo podía creer. O Motorblues, que es de acá. Por suerte, la creatividad siempre le ganó la apuesta a la mediocridad.

Blues en celeste y blanco

-El blues fue fundamental en los inicios del rock argentino con Manal, Billy Bond y Pappo…

-E incluso muchos grupos tocaban con orientación blusera. “Los Gatos” tenían una versión de “Little red rooster”, los “Arco Iris” tenían su “Blues de Dana” y hasta Spinetta a pesar de su tendencia jazzística era un violero blusero, admirador de Pappo, Clapton, B.B. King y Hendrix…

-¿Esa vieja semilla sigue germinando en el país?

-Esa semilla floreció y creció un montón. Y cuando vienen de Estados Unidos se quedan maravillados; no pueden entender que acá se toque el blues así. Lo he vivido en carne propia. Ahora voy a hacer una gira a Washington con mi amigo el armoniquista Bruce Ewan. Y él siempre me pide que cante en español. Un orgullo para mí.

-Decías que ahora, con más de 60, no te callás nada ¿Antes sí?

-Lo que pasa es que antes quizás uno se callaba por ignorancia. No digo que ahora sea un intelectual pero he aprendido a descorrer el velo a las cosas y verlas tal como son.

-El Velo de Maya de los hindúes...

-Totalmente. Y correr el Velo de Maya es darte cuenta, por ejemplo, que las fiestas electrónicas son una excusa para vender drogas y alojar el narcotráfico. Y hasta las secuencias de armonías que usan están programadas para generar emociones destructivas en los chicos. Y me jode que hagan eso y que encima cuenten con el blanqueo social.

“A Titina lo conocí desde pibito y me encontré con un genio de la música y la pintura, una persona de las que no hay muchas en este mundo”

-Nada que ver a los tiempos en que vos tenías esa edad...

-Mirá, una de las últimas veces que me junté con Spinetta, tomando mate en su casa, me decía: “¡Loco, nosotros nos acostumbramos a componer canciones para cambiar el mundo!”… Mirá si no era distinto...

Con el viento en tu pequeña ala

-La última, Miguel ¿Qué significó Pappo en tu vida?

-Con Pappo descubrí que un músico me podía poner la piel de gallina, y de hecho entré en el blues gracias a él; debutando en su banda a los 17 años. Ahora estoy cumpliendo 45 años de aquel día. Y por eso contraje una deuda de honor con Argentina. Porque Pappo fue, sobre todas las cosas, un músico argentino. Y me dije que si yo no le hacía honor me iba a convertir en un hijo de puta. Después, cuando él se murió, me saqué el nombre de Botafogo porque me lo había puesto él. Y quise que con él se fuera, que aquel nombre lo acompañara en su viaje. Ahora soy Don Vilanova, como mi viejo, que era peluquero y en el barrio le decían así. Pero mi deuda y admiración para con Pappo siguen intactas como el primer día.

Ahora entiendo mejor aquella canción. “Cuando estoy mal/ viene hacia mí/Y me dice podés tomar lo que quieras de mí/”. Y ese que viene es Pappo cantándole a Jimmy Hendrix pero también Miguel cantándole a Pappo o “Titina” cantándole a Pappo y a Miguel. Y eso que “Viaja con el viento/ en tu pequeña ala” es el viejo nombre que tienen los hombres en el mundo. Esos nombres que echaron a volar como pájaros para vivir más allá. Como cuentos de hadas hechos de pura música.

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