En declaraciones a este matutino, Castro y otras cuatro mujeres que integran el grupo, brindaron detalles de la nueva meta que se trazaron para seguir ofreciendo oportunidades dentro del barrio, como ya lo vienen haciendo desde hace 11 años.
Según apuntaron, la idea de adquirir un nuevo hogar surge con la crisis actual y el fuerte aumento que experimentó el alquiler del inmueble que ahora ocupan, situado en la esquina de Buenos Aires y Mafalda Gilli. “Es una cifra completamente descabellada y muy difícil de afrontar con el sistema que venimos llevando. Hasta ahora podemos sostener los gastos de alquiler y servicios gracias a las donaciones que hacen padrinos y madrinas de la fundación. Con el cambio de gobierno y el descontrol del negocio inmobiliario, el alquiler nos aumentó diez veces”, manifestó Castro.
“Hace 15 días apareció una casa en venta que queda a la vuelta de este lugar. Si nos miramos los bolsillos, es inaccesible comprarla. Ahora bien, si se plantea una estrategia de captación de recursos y si extendemos la red solidaria, creemos que el objetivo se puede lograr”, sostuvo.
Y amplió: “Queremos seguir dando oportunidades. Ese es el aporte que hacemos para fortalecer los derechos de chicos y chicas. Queremos demostrar que colectivamente es posible quebrar algunos obstáculos”.
“Hoy estamos ilusionadas. Sabemos que en este momento algunos pierden su trabajo y otros la posibilidad de comprar cosas que son necesarias. Ante eso, nos organizamos y vamos por la posibilidad de tener la casa propia. Es algo que me emociona, porque va a ser ejemplar para todo el barrio, para los chicos que son protagonistas de este proceso, es una forma de demostrarles que se puede alcanzar un objetivo de manera colectiva. Esperamos que toda la comunidad de Villa María nos respalde”, concluyó.
Fuerte compromiso con la alimentación de las familias
Al momento de la entrevista, cuatro mujeres del grupo se encontraban en plena etapa de producción de la comida que más tarde iban a entregar a unas 180 personas del San Nicolás y barrios aledaños.
Y es que además de realizar talleres educativos y artísticos, el espacio también se encarga de producir cerca de 400 viandas semanales, entregadas los martes y jueves a familias con necesidades.
Según precisaron Victoria Zappala, Guadalupe Rodríguez, Brenda Reynoso y Elizabeth González, la demanda de alimentos creció profundamente durante el 2024, aproximadamente un 25%.
A cargo de la elaboración de las viandas está la cooperativa local La Poderosa, conformada íntegramente por mujeres.
“Hacemos mermeladas caseras y también la comida dos veces a la semana. Este año empezamos con cuatro entregas semanales, pero se tuvieron que reducir porque no daban los insumos recibidos”, puntualizó Zappala.
Por su parte, Rodríguez expresó que siempre trabajan en la elaboración de comidas “que cumplan con todo el circuito alimentario, integrando carnes, verduras y frutas”.
Y agregó:“Si bien vienen familias de este barrio (San Nicolás), también llegan de los alrededores, del Botta, de Los Olmos, del San Martín, cada día se entregan entre 180 y 200 viandas”.
Un camino de más de una década
“Nosotros estamos habitando este espacio hace ya 11 años.Sin embargo, antes de concretar este proyecto bajo el nombre de Pinceladas, realizamos actividades en una iglesia cristiana y hasta en el Centro Vecinal. Finalmente, decidimos formalizar el proyecto, darle más continuidad y, por ende, alquilar un espacio para hacerlo funcionar”, sostuvo Castro.
“El proyecto arranca como algo pequeño, focalizado en niños y niñas, con talleres educativos, artísticos y culturales. Empezamos a dar apoyo escolar y abrimos una biblioteca. Cada año fuimos incorporando distintas propuestas. Articulamos con instituciones, como la UNVM y el Inescer. La gente que se fue acercando nos hizo crecer, se expandieron nuestros límites, surgieron actividades para mujeres y propuestas de alfabetización para adultos. Empezamos a trabajar con otras poblaciones del barrio, hicimos talleres de oficio y de cerámica con perspectiva autogestiva. Se abrió la puerta para que comience a funcionar la cooperativa de mujeres ‘La Poderosa’, que ya lleva ocho años de trabajo en el barrio”, amplió.
Actualmente, más de 20 personas (en su mayoría mujeres) le ponen el cuerpo al “Pince”. Son jóvenes y adultos movilizados por el sueño de la casa propia, sueño que tarde o temprano se va a cumplir.