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Proyecto: ingenieros impulsan el desarrollo de respiradores de emergencia

Ante la etapa crítica que podría llegar por el aumento en los contagios de coronavirus, buscan implementar un prototipo de ventilación mecánica que asista a los pacientes más graves. Estiman un menor costo de producción

Ingenieros, docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de Río Cuarto y de otras instituciones están trabajando sobre un proyecto que impulsa el desarrollo de un prototipo de respirador de emergencia para que pueda ser fabricado a escala y complemente a los ya existentes en las clínicas y hospitales. Para lo cual, se han presentado y han conseguido una mención especial en una convocatoria hecha por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba en el marco de la pandemia del coronavirus.

El ingeniero Leonardo Molisani, uno de los integrantes de la propuesta, aseguró a Puntal que el desafío es solventar la demanda de este tipo de artefactos ante el posible aumento del número de pacientes con cuadros graves de Covid-19 (se estima que el 3% de los contagiados necesitarán del sistema de ventilación mecánica).

Beneficios

Respecto a los beneficios de la idea, el especialista explicó que el diseño es de bajo costo, simple de fabricar, de tamaño reducido, de producción rápida y de uso sencillo.

Asimismo, para asegurar que el proyecto y sus mejoras estén disponibles para toda la sociedad, el hardware y el software a utilizar serán con licencias libres.

“Nos hemos basado en un diseño que se desarrolló en 2010 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, de Estados Unidos) y en algunos otros de países de Europa. Lo que hemos hecho es readaptar el diseño a los productos que se consiguen en el mercado nacional, tanto en el aspecto mecánico como en el aspecto electrónico. Los respiradores son productos electromédicos categoría 3 y necesitan estar registrados ante la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). Es decir, la empresa que los fabrique tiene que cumplir con las Buenas Prácticas de Manofactura (BPM) y una serie de normas nacionales que son controladas por las regulaciones de Anmat. Por eso, a pesar de que en Argentina se han hecho varios desarrollos en el último tiempo, casi no se han puesto en práctica porque no es sencillo que una compañía cuente con todas las validaciones mencionadas. Es muy importante resaltar que, si se utiliza un respirador no registrado en la Anmat, que no cuenta con las certificaciones de eficacia y de seguridad correspondientes, se está cometiendo un delito”, explicó Molisani.

Costo

Como se mencionó, uno de los intereses es que el valor del producto sea el menor posible. Por ello, se están evaluando los costos de las validaciones y posibles financiaciones por parte de los gobiernos provincial y nacional.

“Cada ensayo para certificar seguridad y desempeño tiene un costo elevado, pudiendo llegar a 30 mil dólares. Si se tienen en cuenta únicamente los materiales, sensores y alarmas, en este momento se necesitan alrededor de 2.500 dólares. Además, al costo anterior hay que sumarle las erogaciones impositivas, las de las certificaciones, validaciones y las de fabricación. Por eso, se han abierto gestiones ante la Provincia y la Nación para que puedan contribuir al proyecto con recursos”, manifestó el ingeniero.

Finalmente, cabe decir que el equipo de trabajo está integrado por Enrique Lasgoity, Juan Manuel Fontana, Ronald O’Brien, Misés Serber, Daniel Carmona, Gabriel Filipowicz, Carlos Mario Vaca, Leisa Magallanes, Oscar Florio, Miguel Carboni, María Fernanda Gayol, Mariano Oviedo, María del Carmen Prámparo, Agustín Meier, Franco Olmedo, Lorena Tarditto, María Paula Molisani Villalba, Guillermo Marcle, Pedro Peruchin, Ever Delmaestro, Jorge Muract y Marcos Brizuela.