Sin dudas que se encendió la luz “verde” para Rivadavia, y dejó la “roja” para Colón.
Es que Rivadavia acaricia la clasificación, tras vencer 2-0 a domicilio a Colón, que necesitará un inflador anímico para revitalizar sus chances, que eran muchas antes de disputarse “la fecha de los clásicos”, y ahora son remotas.
Si bien todo puede cambiar si el “rojo” gana sus dos partidos, lo cierto es que la clasificación no está en sus manos. La victoria lo hubiera depositado en zona de clasificación ante el traspié de 9 de Julio de Pasco (también en el clásico, y también como local, ante Atlético Ticino por 3-0), y en cambio la derrota lo descendió al cuarto puesto (fue superado por Alem, que también ganó su clásico por 2-0 ante Alumni en “La Leonera”).
Todo lo contrario ocurrió con Rivadavia, que ganó el clásico en territorio enemigo, sacando a relucir su chapa de actual campeón, y dejando en claro que aunque no luzca, tiene recursos para sobrellevar las dificultades y ausencias mejor que su eterno adversario.
Es que el “verde” no sólo ganó el clásico, sino que mantuvo los 5 puntos de distancia sobre Atlético Ticino (restando 6 en juego), extendió su invicto a 11 partidos, y se acercó a 2 puntos del líder Alumni, al que ahora le discutirá el “1” de la zona “B”.
Sin dudas que Marcelo Santoni le aportó su mentalidad ganadora en los clásicos, pero además la capacidad de reponerse ante circunstancias adversas, y cambiar la imagen.
Es que la primera etapa fue de Colón, que si bien no mostró una enorme superioridad, dejó escapar la chance de ganar el clásico.
Al elenco de Leonardo Comba se le escapó el clásico, porque generó las únicas situaciones propicias frente a los arcos, y porque hizo un buen partido ante un adversario que no dio pie con bola.
Le perdonó la vida, y le otorgó aire para que inflara el pecho en el complemento y se llevara todo el botín con una cuota de oportunismo importante, pero además con la capacidad de reavivar sus cualidades de equipo, sostenido por individualidades clave, que aparecen cuando se los necesita.
Así se consagró campeón, y así sacó adelante el clásico Rivadavia.
Dejó atrás un primer tiempo para el olvido, y los gritos de Marcelo Santoni en el vestuario cambiaron rotundamente la imagen de un elenco que pareció despertar a tiempo, y pegaría en los momentos justos ante un adversario que no perdió nunca su brújula, pero que no fue certero cuando mereció mejor suerte, e ingresó en la desesperación y en los roces.
Los golpes se reprodujeron, algunos sin intención y otros intencionales, pero quedarán al costado del análisis, al igual que la actuación del árbitro David Peninger, que mostró 10 tarjetas amarillas (5 para cada bando) y logró “sacar adelante” el caliente partido sin que se le “incendiara”.
Se sacaron chispas los 90’, y la intensidad no fue excusa. Lo ganó el “verde” porque cuando Berardo tuvo que responder, lo hizo; cuando necesitó de Pedernera, Villagra, Gozzerino y Gayoso, aparecieron en mayor o menor medida, y cuando necesitó goles: los delanteros los aportaron. Tadeo Albiero abrió el marcador en el complemento (27’), y Maximiliano Páez lo sentenció en tiempo adicionado.
Luz “verde” para Rivadavia, luz “roja” para Colón.
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