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La última maravilla del fútbol local

Ayrton Páez consideró: "Me divierte y la paso bien jugando con mis amigos en Atlético Ticino. No me iría por plata, sino por una propuesta superadora. Me gustaría seguir ganando acá. Ahora hay que mantener al club arriba"

Dibuja lo imposible en un cuadro de situación impensado. Su juego es diferente, y se aprecia con sólo verlo recibir el balón.

Es la última maravilla del fútbol local, ganó su tercer título, y lo disfrutaron en Ticino, la misma tierra que alguna vez nos regaló al “Zurdo” Miguel Ángel López.

Su nombre es Ayrton Páez, y en la última final dibujó un par de golazos para ofrendarle a su gente su cuarta estrella, aunque la verdadera estrella que brilla con luz propia en el firmamento de la Liga es ese pequeño y talentoso genio.

“No veo muchos videos míos. Yo sólo juego, y cuando los veo me pregunto si soy yo quien hice ese gol. Lo importante es que sirvió para ganar la final, y que logramos el objetivo con un gran esfuerzo con mis compañeros”, afirma quien fue clave en el campeón, goleador del torneo, genio y figura.

Es de pocas palabras, porque habla con los pies endiablados en una cancha, y nunca se queja pese al maltrato que recibe siempre. Se levanta y sigue: “Lo más valioso de este campeonato es que nos habían tirado la mochila de ser los candidatos, y nos hicimos cargo. Es cierto que teníamos un buen equipo, y lo demostramos, pero también es cierto que si un día jugás mal podés perder con cualquiera en el fútbol, y por eso en una final nunca hay un candidato”.

Los 88 años de su club

Páez explica que “nadie sabe cuándo volveremos a entrenar. Sólo nos pasan los trabajos para no perder la forma física, y los hacemos. Hasta las 18, ahora, te dejan salir a trotar en Ticino”.

Agregó que “no es lo mismo que estar juntos, entrenando con un profesor y un DT grupalmente”.

Insistió en que “también es lindo llegar a casa temprano y estar con mi señora Sofía, mis hijas: Paulina (5 años) y Delfina (2). Tengo la suerte de que me esperan con la comida lista, disfruto mucho con ellas, y en ese sentido la cuarentena nos dio más tiempo”.

Explicó que “el fútbol me entró por los ojos, porque iba a ver a Alan (su hermano) al baby. Jugaba en All Boys, nos llevaban muchas veces mis abuelos (su padre es Edgardo, gran delantero de Ticino y Alumni). Me preguntaban si quería jugar, pero yo les decía que no”.

Indicó que “me insistieron hasta que una vez acepté jugar en la categoría promocional. No había clase ‘94, y jugué para la ‘93 con Santoni, y el DT era Jorge Alamo”.

“Después de un año, empezó a jugar con mi categoría Ticino, y ya me quedé a jugar en mi pueblo. No paré de jugar más, porque después de cancha chica jugué en las inferiores en cancha grande, y debuté en Primera a los 16. Siempre me gustó jugar para Atlético. Es el equipo que amo, me divierto, y tengo compañeros con los que la paso muy bien”, dijo.

Hijo de tigre

Su padre fue de los goleadores más rápidos y potentes que se recuerden en nuestro fútbol. Tanto que Jorge Molina siempre dijo que “el ‘Bocha’ era un crack. En Alumni siempre anduvo bien, pero Luis Pentrelli en el ‘91 llevó sus delanteros (estaban Arbarello, Sigifredo y Kratina). Por eso se fue”.

Ayrton sostuvo que “no jugué con él, y no lo vi muchas veces, pero éramos distintos. Yo era muy chico, y hacía lo que hoy hacen mis hijas en la cancha, que es jugar con otras chicas y chicos”.

Dijo del “Bocha” que era “un goleador de área, muy fuerte, más de aguantarla. Yo soy de participar más del juego, y me gusta terminar en el área, sin esa potencia que tenía él. Somos distintos”.

Remarca que “me gusta que me den la pelota, más allá si tengo que arrancar desde más atrás o más arriba, pero si no llego al área no sirve, porque allí se define”.

Estima que “la operación de una rodilla lo alejó 3 años. Volvió. Pero justo el año que Ticino gana el primer campeonato, me contó que jugó un par de partidos, y se retiró porque le molestaba esa rodilla”.

Su hermano “Alan jugaba bien, pero tuvo un accidente en la moto, se quebró y dejó de jugar porque no sentía firme la zona fracturada. Es clase ‘91. Hoy juega en el Cafu”.

El secreto está en los genes. El fútbol le entró por los ojos, pero le penetró el corazón, y juega como los dioses porque “me divierto desde cuando jugaba en la Liga 25 de Mayo. La paso bien, no pensé nunca en irme, aunque me querían llevar a Belgrano. Yo siempre quise jugar en Ticino. Al final acepté ir a Talleres, y ahora me gustaría volver, pero también seguir jugando en Ticino. Acá soy feliz”.

“Ahora que cumplí 25 años me digo qué boludo, porque oportunidades no me faltaron. Pero soy feliz jugando acá, y no veía otra cosa que no fuera divertirme”, aseguró.

Aclaró que “José Lucas Campos, Nicolás Pedernera, Yamil Bustos, Juan Esquivel, Gabriel Colautti, y chicos como Cristian Lerda, Lucas Bianco o Iván Acosta. Esos eran mis compañeros desde el baby. Hoy mi gran amigo es Gonzalo (Bertola), pero la paso bien con todos”.

Al finalizar el baby, comenzó en inferiores en Atlético. “Era un mundo nuevo, pero me gustó y me adapté rápido a la cancha grande”.

Lo fundamental es “divertirse. Conocí a otros chicos, otras formas de juego, y aprendí. En el baby me dirigió ‘Pancho’ Flores, y en inferiores Laureano Romero, ‘Cholo’ Carlos Romero y Walter Gómez. Aprendí mucho de todos ellos”.

“Me enseñaron que es más fácil jugar cuando disfrutás. Aprendí a jugar así, y la pasaba bien. A los 16 años debuté en Primera. Hoy la sigo pasando igual”, resaltó.

Consultado acerca de si dejaron de pegarles los pibes de su edad, y ahora empezaron a pegarles los viejos, sonrió y dijo: “Alguna patadita de bienvenida me dieron”.

Siempre resalta que “no me siento crack, ni ídolo en Ticino. Es mi pueblo, y juego con mis amigos porque me divierto con ellos”.

Con respecto a buscar una experiencia en el fútbol profesional dijo: “Hoy me gustaría si Talleres me diera otra oportunidad. Cuando estuve allí jugaba en el Argentino ‘A’. Me fue bien, pero me corté los ligamentos. Hoy veo que me gustaría jugar torneos superiores con Atlético Ticino, y para irme de mi club, tiene que ser algo superador, que me motive”.