Lunes 17.- El 17A volvió a exponer divisiones y semejanzas entre Gobierno y oposición.- Ha sido muy emocionante el comienzo de la semana, con los argentinos hermanados en la fraternal puja por ver quién honraba más y mejor el legado del Padre de la Patria. No es novedad. Ya estamos familiarizados con las civilizadas discusiones acerca de quién trabaja más por la tolerancia, quién odia más a los odiadores, quién está dispuesto a hacer más fuerza por tener una justicia independiente que falle como se debe. Ahora unos marcharon bajo la consigna “seamos libres y lo demás no importa nada”, memorable frase pronunciada por el Pepe en la arenga en la que también dijo cosas como “la muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos” (de gran actualidad si reemplazamos “maturrangos” por “virus K”) o, a falta de uniformes “andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios” (porque a la mayoría de los manifestantes se les nota que son gente sin apego alguno por los bienes materiales). Pero el acto oficial no había sido menos épico, cuando Alberto homenajeó al prócer comparando su hazaña con la actual de “plantársele a los acreedores externos”, algo que viene muy al caso porque ¿qué diferencia puede haber entre cruzar el Ande majestuoso para jugarse la vida ante un enemigo cruel e implacable y formular no una propuesta de pago definitiva sino seis propuestas de pago definitivas, y si no te gusta te hago otra? Pero su compañera estuvo todavía mejor: “El mejor homenaje que podemos hacerle a San Martín es entender la necesidad de la unidad nacional”, y quién más habilitado para convocar a la unidad que alguien tan unidor como ella, no se entiende por qué no la entienden. ¡Qué orgulloso ha de sentirse el Libertador de su descendencia!

Martes 18.- “Orgulloso de los miles de argentinos que salieron para decirle basta al miedo y al atropello, y sí al trabajo, al respeto y a la libertad”.- Y así como nos enorgullecemos del orgullo que imaginamos en el Libertador, nos enorgullecemos también del orgullo explicitado por Mauricio, otro convocante a la unidad nacional tan exitoso como su ilustre predecesora. A él le habría gustado estar junto a los corajudos libertarios que no se dejan atropellar ni correr con ese invento populista del Covid-19, pero lamentablemente se lo impidieron sus exigentes obligaciones con la Fifa, institución que apenas quedó desempleado salió raudamente a sacar provecho de su reputación de trabajador incansable. No vemos la hora de que una vez cumplida la extensa cuarentena en el sofocante verano del Mediterráneo francés, lejos de esta tierra que se desvivió por servir, como en su momento le tocó padecer a San Martín, empecemos a cosechar los frutos de su intensa labor en bien del deporte mundial, y del fútbol en particular, desde una institución tan receptiva para quienes concurren con vocación de transparencia. Aquí se lo extraña un montón -sobre todo se nota en algunos de sus queridos compañeros de ruta radicales-, pero bueno, si es por un fin superior, y si él mismo está dispuesto a sacrificarse en su sufriente exilio, sabremos estar a la altura y apechugar su ausencia, siempre y cuando contemos con el cálido consuelo de un tuit de veinte palabras que nos recuerde que no nos ha olvidado.

Miércoles 19.- “Contra la grieta que proponen, y es el negocio de muchos, la unión es lo que nos puede sacar adelante”.- Y sí, el ejército de los llamadores a la unidad acaba de sumar otro general: nada menos que Marcelo Tinelli, que a manera de resumen de la reunión del Consejo contra el Hambre que lo tiene como su integrante más prestigioso y comprometido dio esta contundente definición. Gran generosidad de su parte, porque en lugar de abrumarnos con informes extensos y precisos sobre los enormes avances logrados en la materia gracias a sus aportes y propuestas en los ocho meses transcurridos desde el encuentro anterior con los demás azotes de las inseguridades alimentarias argentinas, optó por trazar una hoja de ruta que, con guías como la suya, seguro que nos va a “sacar adelante”. Igual habría que destacar los conceptos de otros participantes, como el que dijo “aunque parezca contradictorio, estamos dispuestos a luchar por la paz”. Ninguna contradicción, o acaso no se trabaja por la unidad explicándole al que está del otro lado que lo suyo es vomitivo, insolidario, fascista, neonazi, terraplanista y apestoso, y después el convocante no entiende la resistencia a la convocatoria. Pero volviendo a Marcelo, ojo con eso de “es el negocio de muchos”, porque el tipo de negocios algo sabe y de nadie más que de él se podría esperar un repudio mayor a esos inescrupulosos ventajeros que hacen fortunas mientras sacan rédito de las miserias humanas.

Jueves 20.- “Estaba acá, pero en casa somos siete así que prendo la cámara sólo cuando voy a hablar”.- La explicación del senador Esteban Bullrich sobre por qué dejó puesto un fondo de pantalla con su foto en plena reunión del plenario de comisiones del Senado para tratar el proyecto de reforma judicial, lo que quedó en evidencia cuando le dieron la palabra, es por supuesto tan satisfactoria como demostrativa de la contracción al trabajo de nuestros legisladores. Pero creemos que perdió una buena oportunidad de sumarse al espíritu prevaleciente desde el primer día de la semana, con un argumento como éste: “Es que si escucho las pavadas que dicen los adversarios me pongo loco y así la unidad nacional es imposible”, que podría ser el punto de partida para elaborar un marco teórico más eficaz para lograr el objetivo propuesto: por ahí, la clave para unir a los argentinos es que dejen de escucharse entre sí, por cuanto si se escuchan se violentan. Como le debe de haber pasado, sin ir más lejos, a más de un frecuentador del Instituto Patria si escuchó a Sergio Massa decir que “no hay apuro” para sacar la reforma judicial porque “hay cosas más importantes”, frente a lo cual habrán puesto de inmediato un fondo de pantalla con foto para que no se les note la transfiguración del rostro.

Viernes 21.- Alberto Fernández, después de participar de la marcha: “Gracias a Dios que la gente reacciona. Cuando los jueces sean todos Oyarbides, ¿qué vamos a decir nosotros? Lo que está pasando es de una gravedad enorme”.- Y no es todo, también "Quisiera que los senadores que votaron esto en verdad empiecen a disculparse, y que la gente no se olvide los nombres, sólo para no confiarles más la cosa pública", y "Les digo a los que están en el Frente para la Victoria que deben avergonzarse de lo que están votando”, y Cristina “nos está mintiendo y quiero que no nos mienta más. Quiero que la gente me escuche y se dé cuenta”. Era otro Alberto, claro está, unos años más joven, pero sobre todo era otra marcha, y otra reforma judicial; hermanada con la actual, eso sí, en el compromiso de hacer que los jueces sean sí o sí independientes e imparciales, si no quieren saber lo que es bueno. Era 2013, cuando según parece los que gritan sí podía ser que tuvieran razón. El rescate del viejo video que recoge las palabras del convocante y reformador podría ser interpretado como una chicana, pero más bien preferimos verlo como una muestra de cómo hasta los más retobados pueden entrar en razones y, homenajeando a San Martín en palabras de su homenajeadora del lunes, “entender la necesidad de la unidad nacional”. Si lo entendió quien hace siete años creía que la entonces Presidenta no escuchaba a nadie, que iba “a seguir gobernando para la otra mitad” y que “lo único que hace es seguir dividiendo", no debemos perder las esperanzas de que también lo entienda esa “minoría intensa” de la que supo formar parte.