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Edgar Andrew, la historia del único argentino que murió en el naufragio

Edgar Andrew es el único argentino que murió en el hundimiento del Titanic, el 15 de abril de 1912. El joven, que tenía 17 años cuando perdió la vida, nació el 28 de marzo de 1895 en la estancia El Durazno, donde actualmente funciona la Escuela Agrotécnica Salesiana Ambrosio Olmos, y vivió allí hasta los 16.

Por decisión de su familia, fue enviado a Inglaterra, país de origen de sus padres, para estudiar. Sin embargo, él no estaba convencido de irse del campo en donde era feliz.

Luego de estar unos meses en Europa, por otro mandato familiar, emprendió viaje a bordo del Titanic hacia los Estados Unidos, donde vivía su hermano mayor (Silvano).

Salió el 10 abril de 1912 desde el puerto de Southampton (Inglaterra) con destino a Nueva York.

Subirse al barco que terminó en el fondo del océano Atlántico fue obra del destino, ya que Edgar tenía pasaje en otra nave, el Oceanic. No obstante, por una huelga de los carboneros, le cambiaron el boleto.

De acuerdo al testimonio de sus descendientes, la modificación del plan original molestó al joven, debido a que el Titanic zarpó antes de la llegada de su amiga especial a Inglaterra, Josey Cowan, con quien tenía previsto encontrarse.

En ese marco, Edgar escribió la conocida carta premonitoria en la que señaló que “desearía que el Titanic estuviera en el fondo del mar”.

Otro hecho que se destaca sobre la historia del joven es que, poco antes del naufragio, le entregó su salvavidas a Edwina Troutt, lo que posibilitó que la mujer sobreviviera a la tragedia.

Aunque el cuerpo de Edgar Andrew nunca fue encontrado, hace 20 años, en el 2000, el explorador David Concannon halló su valija y abrió un nuevo capítulo en esta apasionante historia.