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El juicio por el caso que enardeció a Huinca, ¿camino a la perpetua?

La madre y la hermana de Karina Abba no dudan de que fue su primo hermano, Mario Ruíz Díaz (42), quien la asesinó para ocultar el intento de violarla. El acusado sigue el proceso desde Bouwer. El jueves se conoce el fallo

El horror acechaba a Karina Abba, a sólo media cuadra de su casa, en un sector humilde de Huinca Renancó. Esa era la distancia que separaba la vivienda de la joven de 17 años de la de su primo hermano, Mario Ruiz Díaz, el hombre de 42 años que, según todas las sospechas, acabó con su vida la madrugada del 4 de noviembre de 2018.

Entre ambos existía una relación cordial. Tanto era así que la madre de Karina sintió alivio de saber que era Ruiz Díaz quien llevaría a su hija y a dos amigas a un boliche de Rancul, en La Pampa, la noche del sábado previo al crimen.

Fue al regreso de esa salida cuando el acusado, tras dejar a las otras dos mujeres, se habría desviado del camino para llevar a Abba a un sector rural e intentado abusar sexualmente de ella.

Desde ayer, Ruiz Díaz está siendo juzgado a distancia en un proceso con jurados populares que se cumple en la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto, a cargo de los vocales Natacha García, Virginia Emma y Daniel Vaudagna.

El pronóstico procesal para Ruiz Díaz es sumamente comprometido: si se prueba que mató a su prima y la ocultó en un paraje descampado para que ella no denunciara su intento de abusarla sexualmente, la única pena que podrá corresponderle será la prisión perpetua.

El caso, por aquellos días, enardeció a Huinca y provocó una violenta pueblada frente a los Tribunales que incluyó un intento de linchamiento de Ruiz Díaz. Los manifestantes, pertrechados con palos y piedras, ignoraban que a esa altura el acusado ya estaba en una celda de la cárcel de Bouwer, en Córdoba. Pero, según recordó ayer la asesora letrada Ivana Niesutta, hubo destrozos en el edificio de Tribunales y en patrulleros, y agresiones a los policías.

Por ese episodio, un alto funcionario de Huinca, el juez de Control Claudio Mazuqui, acabó acusado de incitar los desmanes, y otras 19 personas se encuentran imputadas por la Justicia.

Niesutta protagoniza hoy una paradoja: es la abogada defensora de Ruiz Díaz, quien sigue alojado en Bouwer, y a la vez, representa a algunos de los que ejercieron violencia frente al juzgado.

Pedirán la pena máxima

El funcionario que actúa como fiscal de Cámara -es decir, en el rol de sostener la grave acusación-, no es sino el mismo que en su momento tuvo a cargo la investigación: Marcelo Saragusti.

Cuando se presentó ayer ante los jurados populares, prácticamente anticipó su alegato y confirmó que pedirá la pena máxima para el acusado, pues no tiene dudas de que fue él quien intentó violar a su prima y, como la joven se resistía con enjundia, la golpeó y la ahorcó para evitar que lo delatara.

Los primeros dos testigos, la madre de Karina y su hermana Celeste, no tienen dudas de que el autor del horrendo crimen es el hombre cabizbajo que seguía desde el monitor de un televisor las alternativas del juicio que se celebra a 200 kilómetros del penal donde está alojado.

Con entereza, María Lucero recordó la angustia que vivió las primeras horas de ausencia de Karina. Dijo que Ruiz Díaz respondía con evasivas cuando le preguntaba dónde estaba su hija y por qué no había regresado con él a su casa.

“La dejé atrás del club Talleres, me dijo que se iba con un amorcito”, fue la frase con la que el acusado buscó despistar a la madre de Karina.

A esa hora, la joven yacía sin vida al final de un camino de tierra, con el cuerpo tapado con ramas. Ese fue el cuadro con el que se toparon los policías cuando la encontraron.

Alertado por las crecientes sospechas en su contra y por la insistencia de la familia de Abba, Ruiz Díaz desapareció de su casa, pero el intento de fuga fue abortado a las pocas horas.

Desde entonces está preso y, según les contó a los jueces, ni su madre, ni sus hermanos lo visitaron nunca en el penal.

La madre del detenido es hermana de María Lucero. Siempre tuvieron una excelente relación, pero desde que salió a la luz el crimen, no se dirigen la palabra.

Las dos familias siguen viviendo prácticamente a la par en el mismo barrio de casas sencillas, sin embargo ahora las separa un abismo.