Hoy finaliza una nueva edición de la muestra Villa María Erótica, evento que ligó “arte, performance y cuerpo” e invitó a reflexionar sobre prácticas y conceptos relacionados a las “diversas formas y saberes” del erotismo.
Villa María |
Indican que en sexualidad “hay más por desaprender que por aprender”
Lo sostuvo la investigadora Marcela Pozzi, una de las organizadoras de Villa María Erótica. También calificó como “fundamental” la educación sexual en las escuelas y remarcó el rol del Estado para garantizar ese derecho
“La idea es generar un encuentro que permita pensar lo sexual, lo erótico de acuerdo a una trayectoria y a cómo la cultura moldea esos conceptos”, explicó la investigadora Marcela Pozzi, integrante del equipo de la Subsecretaría de Cultura que organiza el evento, a PUNTAL VILLA MARÍA.
A partir de un repaso por el campo de análisis de las sexualidades y los estudios de género, la politóloga abordó los avances que se produjeron desde las primeras olas del feminismo y cómo se fueron discutiendo diferentes cuestiones en relación a las mujeres y los varones.
“La primera ola, si es que existen las olas, tuvo que ver con una reivindicación de derechos políticos como el voto. En los ‘60 y ‘70 el movimiento feminista tiene como ejes las relaciones de género, el matrimonio y la reproducción. El giro en el concepto es a partir de un libro de Simone de Beauvoir y la aparición de la pastilla anticonceptiva que pone en tensión porqué el sexo tenía que ver con la reproducción y ahí se genera la distinción entre placer y reproducción en lo femenino”, precisó.
Por otra parte, introdujo a Michel Foucault para remitirse a cómo los estudios de género y otros movimientos académicos fueron abordando el tema de la sexualidad y las construcciones históricas, políticas y sociales que se fueron dando.
“Villa María Erótica tiene como fundamental aquello que decía Foucault que tras una idea de hipótesis represiva se piensa que la sexualidad está reprimida cuando, en realidad, está invisibilizada, porque hay un dispositivo que marca lo que está prohibido y lo que está permitido”, dijo.
En tal sentido, remarcó que el evento “pone en cuestionamiento la oscuridad que se plantea y lo hace desde un espacio público que visibiliza cuerpos, partes de los cuerpos y el erotismo para romper normas de lo que debe ser mirado de lo que es posible ser dicho”.
Precisamente, el eje de este año fue el cuerpo pensado desde las construcciones que se realizan “más allá del status biológico y natural” que va a la sociedad. “Un evento de estas características planteado desde el Estado pone en cuestionamiento los límites y los amplía entre aquello que es posible de ser mostrado, dicho o no dicho”, aseguró.
Según Pozzi, al Estado se le demandó históricamente la legislación para el reconocimiento de derechos.
“Desde la Subsecretaría de Cultura tenemos la responsabilidad de poder ampliar los marcos culturales de eso sin escapar de la ley, por eso es un evento para mayores de 18 años, porque la idea es que nadie vea lo que no quiere ver y además que tenga un marco conceptual para entenderlo”, argumentó.
Pozzi actualmente es doctoranda en Estudios de Género en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. En su tesis trabaja la relación entre biopolítica y sexualidad a partir de las estrategias de implementación de la ley de educación sexual en las escuelas de Villa María como la garantía de un derecho.
“Hay algo distintivo en las políticas de educación sexual que tienen que ver con lo que plantea la ley cuando establece que quienes ejecutan son los y las docentes y eso trae la necesidad de capacitación, de cuestionarse sobre su propia sexualidad para poder implementar una ley que es obligatoria”, sostuvo.
Uno de los obstáculos principales en el aula está relacionado al conocimiento, “al miedo de implementar la educación sexual por una cuestión relacionada a los espacios de poder y saber”.
De acuerdo a la investigadora, el papel de la educación sexual “es fundamental”, porque el Estado plantea “un dispositivo obligatorio dentro de las escuelas y como un derecho para estudiantes con conocimientos de manera progresiva”, ya que propone una distinción por niveles, lo que significa que “tiene la importancia de entender y dar un marco de entendimiento a lo que va sucediendo en cada etapa de la vida, de acuerdo a la edad, la trayectoria y la biografía”.
Asimismo, indicó que a nivel de sexualidad “hay mucho más por desaprender que por aprender nuevo” y que otro obstáculo es pensar que son temas para abordar en las clases de biología. “El tema es cuando se empieza a hablar de eso en literatura y se leen textos eróticos, cuando desde teatro se plantean cuestiones corporales, ahí surgen discordias en torno a la educación sexual”, argumentó.
La investigadora señaló que el conocimiento aparece como problema al hablar de lo sexual. “Cuando no se sabe responder algo los y las docentes tienen que invitar al alumnado a resolverlo juntos, ponerle palabras y habilitar la posibilidad de que se pregunte sobre eso”, enfatizó.
Rodrigo Duarte. Redacción Puntal Villa María
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A partir de un repaso por el campo de análisis de las sexualidades y los estudios de género, la politóloga abordó los avances que se produjeron desde las primeras olas del feminismo y cómo se fueron discutiendo diferentes cuestiones en relación a las mujeres y los varones.
“La primera ola, si es que existen las olas, tuvo que ver con una reivindicación de derechos políticos como el voto. En los ‘60 y ‘70 el movimiento feminista tiene como ejes las relaciones de género, el matrimonio y la reproducción. El giro en el concepto es a partir de un libro de Simone de Beauvoir y la aparición de la pastilla anticonceptiva que pone en tensión porqué el sexo tenía que ver con la reproducción y ahí se genera la distinción entre placer y reproducción en lo femenino”, precisó.
Por otra parte, introdujo a Michel Foucault para remitirse a cómo los estudios de género y otros movimientos académicos fueron abordando el tema de la sexualidad y las construcciones históricas, políticas y sociales que se fueron dando.
“Villa María Erótica tiene como fundamental aquello que decía Foucault que tras una idea de hipótesis represiva se piensa que la sexualidad está reprimida cuando, en realidad, está invisibilizada, porque hay un dispositivo que marca lo que está prohibido y lo que está permitido”, dijo.
En tal sentido, remarcó que el evento “pone en cuestionamiento la oscuridad que se plantea y lo hace desde un espacio público que visibiliza cuerpos, partes de los cuerpos y el erotismo para romper normas de lo que debe ser mirado de lo que es posible ser dicho”.
Precisamente, el eje de este año fue el cuerpo pensado desde las construcciones que se realizan “más allá del status biológico y natural” que va a la sociedad. “Un evento de estas características planteado desde el Estado pone en cuestionamiento los límites y los amplía entre aquello que es posible de ser mostrado, dicho o no dicho”, aseguró.
Según Pozzi, al Estado se le demandó históricamente la legislación para el reconocimiento de derechos.
“Desde la Subsecretaría de Cultura tenemos la responsabilidad de poder ampliar los marcos culturales de eso sin escapar de la ley, por eso es un evento para mayores de 18 años, porque la idea es que nadie vea lo que no quiere ver y además que tenga un marco conceptual para entenderlo”, argumentó.
Pozzi actualmente es doctoranda en Estudios de Género en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. En su tesis trabaja la relación entre biopolítica y sexualidad a partir de las estrategias de implementación de la ley de educación sexual en las escuelas de Villa María como la garantía de un derecho.
“Hay algo distintivo en las políticas de educación sexual que tienen que ver con lo que plantea la ley cuando establece que quienes ejecutan son los y las docentes y eso trae la necesidad de capacitación, de cuestionarse sobre su propia sexualidad para poder implementar una ley que es obligatoria”, sostuvo.
Uno de los obstáculos principales en el aula está relacionado al conocimiento, “al miedo de implementar la educación sexual por una cuestión relacionada a los espacios de poder y saber”.
De acuerdo a la investigadora, el papel de la educación sexual “es fundamental”, porque el Estado plantea “un dispositivo obligatorio dentro de las escuelas y como un derecho para estudiantes con conocimientos de manera progresiva”, ya que propone una distinción por niveles, lo que significa que “tiene la importancia de entender y dar un marco de entendimiento a lo que va sucediendo en cada etapa de la vida, de acuerdo a la edad, la trayectoria y la biografía”.
Asimismo, indicó que a nivel de sexualidad “hay mucho más por desaprender que por aprender nuevo” y que otro obstáculo es pensar que son temas para abordar en las clases de biología. “El tema es cuando se empieza a hablar de eso en literatura y se leen textos eróticos, cuando desde teatro se plantean cuestiones corporales, ahí surgen discordias en torno a la educación sexual”, argumentó.
La investigadora señaló que el conocimiento aparece como problema al hablar de lo sexual. “Cuando no se sabe responder algo los y las docentes tienen que invitar al alumnado a resolverlo juntos, ponerle palabras y habilitar la posibilidad de que se pregunte sobre eso”, enfatizó.
Rodrigo Duarte. Redacción Puntal Villa María
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