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En verano, el jardín requiere de una atención precisa

Por Ing. Agr. Ana Lund Petersen

Sopla algo de viento. El calor se siente en el aire espeso de enero. Las siestas se prolongan al resguardo de las paredes, persianas cerradas, ventilador prendido. O los más audaces se vuelcan a las costas de hermoso río Chocancharava que atraviesa perezoso nuestra ciudad.

Yo veo desde mi ventana cómo crecen los yuyos en los canteros, desafiantes. Sé que tengo que salir a trabajar un rato con la pala pero el calor me aplasta. Mi cerebro se ralentiza en las densas horas del mediodía. Me vuelve la energía con la bajada del sol y ese rato aprovecho para salir a hacer las tareas.

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No se termina nunca en el verano. Cuando logramos poner en orden una punta del jardín, hay que empezar otra vez desde el principio. Ninguna de las tareas es compleja. No es tiempo de podas exactas o complicadas multiplicaciones de plantas. El verano es para cortar pasto y sacar yuyos.

Es que todo crece descontroladamente. Después de las lluvias de primavera los jardines reverdecen y enseguida nos olvidamos de su aspecto durante los largos meses secos del invierno. A pesar de la monotonía de la tarea, hay algunas cosas a las que le tenemos que prestar atención.

Así como están de activas las plantas, también los insectos tienen mucho trabajo. De entre este grupo de habitantes del jardín hay algunos que hacen un poco de daño.

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La forma en la que me gusta hacer jardinería es aquella en la que se fomenta que el jardín sostenga múltiples formas de vida, incluidos los insectos.

Si nosotros usamos venenos para eliminarlos, estaríamos afectando indirectamente a toda la fauna asociada. Por eso hay que ser muy responsable y limitar al máximo el uso de pesticidas en el jardín y el ambiente.

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Para eso hay que estar atento a los ataques y actuar rápido para evitar daños mayores. Hormigas y caracoles son de los más voraces en el verano. Para ambos hay soluciones del espectro de la agricultura orgánica.

Cenizas, purín de ortiga, sulfato de cobre podrían ser de utilidad.

Para seguir teniendo flores durante más tiempo es bueno tratar a las plantas en flor con especial cuidado. Sacar las flores viejas, nutrirlas y que no les falte el agua. También hay que atender que las plantas de los canteros crezcan unas sobre otras. Cuando alguna planta crece demasiado sobre su vecina, es conveniente realizar una pequeña poda para achicar su tamaño y así evitar que la ahogue.

El riego también debe ser atendido. De un momento a otro se pueden generar situaciones de estrés hídrico en el verano. Las altas temperaturas en combinación con los fuertes vientos del norte, que son comunes en los meses estivales, pueden provocar grandes problemas en el jardín. Algunas plantas muy sensibles sufren la falta de agua en poco tiempo.

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En línea con la jardinería regenerativa, para manejar la humedad de una manera más eficiente se promueve el uso de cobertura vegetal en los canteros, la recolección de agua de lluvia y el uso de plantas nativas adaptadas al ambiente y, por ende, las más eficientes en el uso del agua.

Puede ser una realidad para algunos que dejen sus jardines en manos de otros por unos días para aprovechar el permiso que nos dio la pandemia de salir de vacaciones. En ese caso, es importante que tomemos algunos recaudos antes de irnos. Dejar los canteros bien desyuyados y con buena humedad es un comienzo.

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Durante unos días no se van a realizar tareas extra más allá del corte de césped y el mantenimiento de los canteros. Todo lo demás tiene que quedar listo o esperar a nuestro regreso. Un poco de planificación va a ser necesaria. Recorrer en busca de hormigueros, cosechar la huerta, dejar los tomates bien atados y fertilizar bien el jardín pueden ser algunas tareas para realizar antes de irnos.

Para los que se quedan en casa es el tiempo de disfrutar de todo el trabajo y cuidado que le brindamos al espacio durante todo el año.

De cualquier forma, el jardín en enero es sosiego a la tardecita. Espacio de bajar de velocidad al terminar la jornada laboral, sentir los aromas, compartir buenos momentos en familia.

Por ing. agr. Ana Lund Petersen

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