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Después de las urnas

No pasó una semana desde que fue reelecto con más del 54 por ciento de los votos, y el intendente ya redobló la apuesta y volvió a poner en la agenda pública el proyecto de Ciudad Deportiva. Por Mariana Corradini

No pasó una semana desde que fue reelecto con más del 54 por ciento de los votos, y el intendente Martín Gill ya redobló la apuesta y en su paso por el Concejo Deliberante el viernes volvió a poner en la agenda pública el proyecto de Ciudad Deportiva, el mismo que quedó en stand by luego de la polvareda que levantó el proceso para la sanción de la ordenanza que habilitó el canje del actual Salón de los Deportes por el estadio techado que se construirá en el Campus de la Universidad Nacional de Villa María, cuyo comienzo de obra es inminente.

Mostrando que es quien tiene la iniciativa, Gill anticipó que volverá a convocar a los distintos sectores para contarles el proyecto, adjuntando en este caso la propuesta ejecutiva a la que también describió en la sesión del viernes, e incluso, para no tropezar con la misma piedra con que se encontró durante el debate por el Salón de los Deportes cuando tuvo que ceder y dar paso al proceso licitatorio, ya afirmó que el formato para el tratamiento legislativo será el de iniciativa privada con la posibilidad de que cualquier otro interesado pueda igualar o mejorar la oferta. 

Como se conoce, este proyecto apunta a otro canje, y es ahí donde encuentra la mayor resistencia porque implica deshacerse de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo a cambio de un estadio para 9 mil personas más infraestructura deportiva para las más diversas disciplinas, en el predio que se encuentra sobre ruta 9. 

Para la aprobación de la iniciativa son necesarios 8 votos. Estos son los propios más otro que pueda aportar alguno de los sectores de la oposición. Este volver con el tema anticipa que el intendente es optimista en lograrlo, a la par que evidencia que, con la reelección ya alcanzada, el costo político que podría tener un rechazo ya no cotiza de la misma manera. 

Pero no fue el único eje de su paso por el Deliberante, porque avanzó además en describir la situación económica, responsabilizar de la crisis al modelo que encarna el presidente Mauricio Macri, señalar que está en las antípodas y marcar que es al Estado, en sus distintos niveles, al que le toca achicar brechas y aliviar dolores a los menos favorecidos. Y en ese punto sostuvo que “la única herramienta capaz de construir el bien común es la política”, a la par que ratificó que esa construcción “es con todos”, en una afirmación que cuela el nombre de la alianza que lleva como candidatos a Alberto Fernández y a Cristina Fernández, como presidente y vice de la Nación. 

Porque si de eso se trata, Gill ya manifestó su apoyo a esa lista aunque sin desmarcarse del pedido del gobernador Juan Schiaretti, de militar a favor de la boleta corta que encabeza Carlos Gutiérrez.

El intendente evitó manifestaciones públicas al respecto hasta que dieron las 18 del domingo pasado. Luego de conocidos los resultados, agradeció a todos, apoyó públicamente a los candidatos del PJ cordobés, varios de los cuáles llegaron a la ciudad para celebrar el triunfo electoral, pero también, y haciendo uso de la “libertad de acción” que pregonaron desde la capital provincial, sostuvo que en este contexto la mejor es la alternativa de los Fernández, aunque pidió que sea mejor de lo que fue en el pasado y hasta reclamó una mejor relación con Córdoba.

En relación con su actitud de cara a la continuidad en el Sillón de Viñas, insistió con la “vocación de diálogo”, ratificó su opción por el consenso, afirmó que todos son necesarios e importantes e instó a “contribuir a una cultura del encuentro”. 

De esta manera anticipó el tono que tendrán estos últimos meses de gestión, en consonancia con la actitud asumida en los tres años anteriores, y dio pistas de cómo será la que viene, otra vez con el eje de la continuidad como articulador discursivo.

Porque parece que pasó más tiempo, pero hoy hace apenas una semana que Gill ganó las elecciones y se convirtió en el intendente más votado de la historia de la ciudad, superando al mismo contrincante que enfrentó en 2015 al que en esta oportunidad le sacó más de 10 puntos.

Este triunfo, además, lo ubica como uno de los dirigentes del peronismo cordobés con posibilidades de proyección. Falta mucho para 2023, es mucho lo que puede pasar en el medio, pero nadie niega que hoy el intendente local está en la línea de largada hacia la Casa de las Tejas, al igual que el intendente electo de Córdoba Martín Llaryora o el de Río Cuarto Juan Manuel Llamosas, entre otros. 

En relación con los frentes abiertos a nivel local, está pendiente de oficialización la conformación del Tribunal de Cuentas que esta semana puede definirse o judicializarse, dependerá de lo que decidan los distintos sectores luego de la resolución de la Junta Electoral Municipal que se espera para el martes. 

En síntesis, en apenas una semana en la ciudad pasó de todo en materia política. 

Se definió quién la gobernará hasta diciembre 2023 y esa definición fue contundente. El domingo pasado también dejó una oposición consolidada en un único bloque para lo que vendrá, que era el objetivo de mínima de Vamos Villa María. Y  también quedó abierto el paso a otro juego, vinculado con las decisiones de los actores locales de cara a las Presidenciales. Y en ese punto, luego de ratificar territorio, Gill ya anotó.

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