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Alberto Fernández y el delicado equilibrio político

Veníamos bien. El Presidente, convocando a los representantes de la oposición a trabajar en conjunto; la opinión pública, apoyando en gran medida esta actitud, fundamentalmente de Alberto Fernández, pero también de los principales opositores al gobierno nacional que entienden que el contexto y la delicada situación social exige estar por encima de cualquier tipo de diferencia política y partidaria.

Veníamos tan bien que por momentos nos olvidábamos de la famosa grieta, las rispideces políticas parecían haber quedado en segundo plano y el foco de la opinión pública estaba en cumplir y hacer cumplir sucesivamente la cuarentena ya decretada por el Presidente.

¿Qué nos pasó?

Todo comenzó a cambiar cuando Alberto Fernández en su discurso desde Olivos enfrentó a una parte del concentrado sector empresarial, por despedir a empleados en esta delicada situación, cuando todos estaban haciendo un esfuerzo más grande que el habitual y la coyuntura ameritaba que algunos ganaran un poco menos.

A los pocos días, desde la recorrida del sanatorio Antártida el Presidente elogió e invitó a tomar como ejemplo públicamente las actitudes políticas y de presión que Hugo Moyano ha desarrollado durante toda su carrera sindical.

Aquí comienza el problema. Es verdad que parte de estos grandes empresarios tienen y han tenido en la historia de nuestro país actitudes corporativistas, con el suficiente respaldo para hacer lobby y crecer desproporcionadamente en todos los contextos políticos y económicos de los últimos años. El Presidente no se equivoca al reprochar públicamente a este sector en particular.

Pero sí se equivoca en el contexto en que lo realiza. Recordemos que estamos en el medio de la cuarentena, el frágil escenario político, social y sobre todo económico, tanto local como mundial, no deja lugar para abrir otro frente de disputa, ni más ni menos que con sectores concentrados y relevantes de la economía argentina.

En contraposición de esta lectura política en la que el Presidente acierta en el mensaje, pero no en el momento determinado, tenemos el elogio a Moyano. El líder sindical es una de las personalidades que poseen mayor imagen negativa en nuestro país y dudo de que por convicción algún político se sienta satisfecho o tranquilo elogiando a una personalidad controversial como esta; como se vio, esto fue objeto de durísimas críticas por periodistas y opositores.

En este caso Alberto Fernández forzadamente se expone con sus elogios a a Moyano, pero acierta en el contexto en que los realiza. Me atrevería a decir que este reconocimiento viene por el lado de la necesidad que el propio Estado tiene de mantener contento y como aliado al jefe de los camioneros y de la logística encargada de no desabastecer de alimentos a cada rincón de nuestro país y de retirar la cosecha de los campos para la exportación y posterior recaudación.

Sumado a estos sucesos políticos, el Gobierno entra en el escándalo por la millonaria compra de productos alimenticios que se autorizaron a pagar hasta el doble más caro que los propios precios establecidos como tope, en el programa de Precios Cuidados. Este error volvió a dejar el camino abierto para que la oposición se diferencie, para que medios de comunicación instalen el tema en cuestión de segundos, para que el Gobierno tenga que salir a dar explicaciones y para que en las redes sociales la gente se exprese agresivamente en contra o a favor.

En este contexto el Presidente brindó la conferencia de prensa del día 10/04, en la cual anunció la extensión del aislamiento obligatorio hasta el 26 de abril. Cuidadosamente, Fernández buscó recuperar el terreno perdido por los conflictos ya mencionados e intentó instalar la imagen protectora de las primeras medidas tomadas, que relativamente eran bien vistas. El Presidente comunica de una manera muy práctica y constantemente hace alusión a los consejos que le brindan el equipo de profesionales en materia de salud. Así pone por encima el manejo de la pandemia por sobre la preocupante situación económica que marcará la agenda política del futuro.

Cada crisis, como esta, es una oportunidad que los gobiernos tienen para manejar cuidadosamente la situación y les permiten construir legitimidad política en la medida en que se acierte con las decisiones que se tomen.

En este caso la oportunidad esta en seguir manejando de manera responsable la pandemia, con las políticas de salud pública que se apliquen, como así también en evitar cometer errores políticos no forzados como fueron los de las últimas dos semanas.

Roger Fabre

Politólogo