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La salud del Presidente, y el contradictorio ejemplo que ofrece

La noticia de que un operario de la fábrica de Toyota en la ciudad bonaerense de Zárate había dado positivo por Covid-19, confirmada apenas un día después de que el presidente Alberto Fernández realizara una visita a esa misma planta, encendió al menos luces anaranjadas en torno de la seguridad sanitaria del jefe de Estado en medio de la pandemia.

Fernández había recorrido las instalaciones de la automotriz de origen japonés junto con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, cuya presencia semanas atrás en un hospital de San Martín en donde se reportaron casos de coronavirus en médicos y enfermeros también había generado preocupación.

"Salir a la calle es salir a buscar el virus", aseguró días atrás el propio primer mandatario, que agregó: "Todo ha cambiado desde inicios de marzo -cuando se confirmó el primer caso de coronavirus en la Argentina- y debemos prepararnos para aprender a convivir” con la nueva situación.

Viajero frecuente

A pesar de sus propias palabras, Fernández comenzó a desarrollar en las últimas semanas una agenda de actividades que lo encuentran cada vez más tiempo fuera de la Quinta Presidencial de Olivos, en lugar de permanecer "guardado", tratando de preservarse de un eventual contacto directo con el virus.

En este contexto, el jefe de Estado ha venido visitando desde pequeñas industrias hasta grandes automotrices, incluyendo la planta de Toyota donde la semana pasada se confirmó un caso positivo de Covid-19; participó de diversos actos y viajó además a cuatro provincias alejadas de la metrópoli, Santiago del Estero, Tucumán, Formosa y Misiones.

Entre otras exposiciones públicas, Fernández se mostró junto a los gobernadores de esos distritos y en ese marco, las imágenes provenientes de Formosa generaron revuelo en redes sociales, ya que todos pudieron ver cómo el Presidente y el mandatario local, Gildo Insfrán, se saludaban fraternalmente y mantenían un "contacto estrecho" sin usar barbijos como se supone es obligatorio.

La "excusa" de que Formosa es una provincia libre de casos de Covid-19 puede ajustarse "con fórceps" a esta ocasión en particular, aunque ya en otras oportunidades a Fernández se lo vio interactuando con vecinos o con empleados de las fábricas que visita y tomándose fotos con ellos por fuera del protocolo sanitario recomendado en medio de la pandemia de coronavirus.

Es decir, en todas esas ocasiones mantenía un "contacto estrecho", intercambiaba saludos con las manos, por ejemplo, sin respetar en ese caso las medidas de distanciamiento social que, de acuerdo con especialistas, resultan indispensables para evitar una eventual propagación del virus de persona a persona.

En este sentido, en las conferencias de prensa que el propio mandatario ofreció últimamente en Olivos para anunciar la extensión de la cuarentena se sentó junto a Kicillof y al jefe de Gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta, sin que existiera entre ellos la distancia preventiva que se recomienda: de un metro y medio como mínimo.

El blooper de las filminas

En esa ocasión, las estadísticas equivocadas que exhibió Fernández sobre el avance de la pandemia en otros países representaron un bochorno más significativo. Incluso llama la atención que el o los responsables de semejante yerro permanezcan en funciones, más allá de las disculpas del caso que solicitó, como no podía ser de otra manera, el Ministerio de Salud.

Esta semana, Fernández encabezará nuevas deliberaciones con el comité de especialistas sanitarios que lo asesoran, antes de anunciar los pasos por seguir a partir del 7 de junio, cuando concluya la actual etapa de la cuarentena.

El día del anuncio, la atención también estará enfocada en los datos que pueda detallar el jefe de Estado para argumentar la decisión que tome, más allá de la resolución en sí misma.

Con la curva de contagios en ascenso en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), se espera que la cuarentena continúe, al menos en esta región del país.

La semana pasada, Fernández también retomó su agenda de actividades de la Casa Rosada, en donde al igual que en Olivos se realiza un control de temperatura a toda persona que ingresa a modo de prevención.

“Termómetro de la calle”

Según fuentes oficiales, el Presidente comenzó a viajar al interior del país para mostrar que allí empezó a desarrollarse una vida "post-pandemia", al mantenerse controlado el brote de coronavirus, con la consecuente reactivación de la economía que tanto reclama la oposición.

Lo que intenta Fernández es disponer de un "termómetro de la calle" de primera mano, metafóricamente hablando, antes de sentarse una vez más con el comité de expertos para analizar de qué manera proseguir con el Aislamiento Preventivo, Social y Obligatorio (Aspo) ordenado desde el 20 de marzo en todo el territorio nacional.

Los mismos voceros, consultados sobre las actividades de Fernández fuera de la Quinta de Olivos, aseguraron que se realiza un "estricto control respecto de la salud de las personas que se acercan al Presidente".

De todos modos, el caso del operario de Toyota encendió al menos luces anaranjadas y dejó la pregunta de si es necesario que el jefe de Estado se exponga tanto, quizás en demasía, como viene sucediendo con sus viajes y recorridas de los últimos días.