“Lo primero que es preciso señalar es que se trata de un gran paso hacia delante en la dirección correcta”, enfatizó la entidad cordobesa que hizo especial hincapié en una publicación previa que se enfocaba en “la difícil coyuntura que atraviesa actualmente el sector debido a los bajos precios internacionales de los granos, un clima que no colabora y una política tributaria que hasta el momento no le había dado señales de avance”. En relación a esto último, recordó que el campo “se encontraba a la espera de ‘un centro’ en este 2025, haciendo referencia, claro está, a que esperaba (al menos) una señal de avance del gobierno para el cumplimiento de su promesa electoral de eliminar definitivamente las retenciones”.
Ahora, el trabajo de la Fundación remarca que “el centro llegó antes de que se termine el primer mes del año, y si bien falta muchísimo camino por recorrer, la medida es bienvenida en el sector que más divisas netas le aporta a la economía argentina cada año”.
Lo cierto es que la baja de derechos de exportación tiene implicancias en varios frentes, en las finanzas públicas (nación y provincias), en la asignación de los recursos entre sectores y cultivos, en el nivel de actividad del interior productivo y los proveedores del agro, en los precios de la economía, en el flujo de divisas que puede aportar el sector agropecuario en los próximos meses, entre otros.
Para el análisis se toman como referencia dos modelos agrícolas con distintos niveles de eficiencia en la producción de los granos, uno que captura las particularidades de la zona núcleo (sudeste de Córdoba) y otro que intenta representar a la gran región extrapampeana (Santiago del Estero, centro-norte del país). En ambos casos se considera el caso de un productor propietario de la tierra, con una escala de producción de 500 hectáreas y un esquema de siembra “50 y 50” de soja y maíz. Las principales diferencias entre ambos se deben a la productividad de la tierra (rendimientos de cultivos) y las distancias a puerto (costo transporte de cargas), pero también influyen los distintos requerimientos de insumos y labores según ubicación geográfica.
Lo que se observa es que, de mantenerse la baja de retenciones durante todo el 2025 (y no hasta junio como se anunciase en un principio), la rentabilidad neta del productor (margen después de impuestos) aumentaría un 12% en zona núcleo (+US$ 52 por hectárea) y un 20% en zona extrapampeana (+US$ 41 por hectárea).
“Nótese que estos dólares “extras” para el productor son a su vez los que perdería de recaudación el Estado, implicando una retracción del 8-10% de los ingresos totales del fisco con respecto al escenario sin reducción del impuesto”, advierte la Fundación Mediterránea.
Luego destaca que “la recaudación tributaria total cae proporcionalmente menos que la recaudación perdida por la baja de los DEX (-19%). Esto se debe a que tras la reducción de los DEX aumenta la recaudación de otros impuestos y se compensa parcialmente la pérdida”, señala el informe.
Este efecto se explica fundamentalmente por la mayor recaudación del Impuesto a las Ganancias (+15-21% dependiendo la zona), pero también se recaudaría más por el impuesto a los Sellos (+6%), al cheque (+4%) e Ingresos Brutos (+2%). Este último efecto del IIB se da solo en aquellas zonas donde la actividad primaria se encuentra directamente gravada, no es el caso de Córdoba donde se encuentra exenta y el impuesto afecta indirectamente al productor vía distorsión de precios en actividades “aledañas” (mayor precio en transporte de cargas e insumos).
Considerando estos cambios sobre la estructura tributaria y los distintos niveles de gobierno que recauda cada impuesto, “se observa que las provincias serían las grandes ganadoras tras la reducción de los DEX: pasarían a recaudar 12-15% más, un extra de US$ 16 por hectárea en zona núcleo y de US$ 11 en zona extrapampeana; Nación, por su parte, absorbería toda la pérdida recaudando 14-15% menos, con una merma de US$ 68 por hectárea en zona núcleo y de US$ 52 en zona extrapampeana, respectivamente. “Así las cosas, la carga tributaria mermaría 6,5 – 8,2 puntos porcentuales en Nación y aumentaría de 1,5 – 1,7 puntos en las provincias”, explica la Fundación Mediterránea.
Por otra parte, en conjunto, la carga tributaria total sobre el productor (Nación más provincias) disminuiría entre 5 y 6,4 puntos porcentuales tras la reducción, pero aun así seguirá siendo muy elevada en el 2025: promediaría 54,4% en zona núcleo y 60,6% en zona extrapampeana. Esto quiere decir que, luego de pagar impuestos, al productor agrícola de zona núcleo le quedará tan solo el 45,6% de la renta que genere con su actividad (ingresos menos costos) y al de zona extrapampeana apenas el 39,4%.
“Del párrafo anterior se desprende que en las dos zonas de referencia lo que se lleva el Estado vía impuestos continuará siendo mayor a lo que le queda ‘en limpio’ al productor agropecuario luego de descontar todos los costos e impuestos. Para ponerlo en valores concretos, de verificarse los rendimientos medios de cada región en esta campaña, en 2025 los productores pagarían unos US$ 569 por hectárea de impuestos en zona núcleo y unos US$ 385 en zona extrapampeana, mientras que su ganancia neta sería de US$ 476 y US$ 250 por hectárea, respectivamente.
De todos modos, la Mediterránea remarcó que “en relación a los números anteriores que quedarían para el productor, cautela. Que se verifiquen los rindes medios de cada región parece ser cada vez más una expresión de deseo. La primera mitad de enero ha sido realmente mala en términos de clima. La escasez de lluvias en una etapa critica para el desarrollo de los cultivos ha afectado a diversas zonas. Es de esperar que los rendimientos sean más bajos que los empleados en esta simulación”.