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Setenta años de gloria futbolística

Ramón Rufino Conti cumplió 70 años. Fue un "elegido" en el fútbol local y regional. Dio 14 vueltas olímpicas como jugador, y 4 como DT. "Me cuidé y entrené como un profesional. Yo sabía que iba a marcar diferencias"

¡Un fenómeno inigualable!

Ramón Rufino Conti cumplió 70 años, y la oportunidad fue propicia para recordar sus 14 títulos como jugador y 4 como DT.

Quien lo vio jugar, entiende a la perfección los motivos por los que todos querían a “La Culona” en su equipo, y aunque su apodo obedece a la suerte que tenía para ganar campeonatos, a esa suerte la acompañaba con profesionalismo.

Su secreto fue “cuidarme, entrenar y prepararme. Susana (Ballarino), mi señora, me ayudó mucho. Ella tenía 15 años cuando nos pusimos de novios, y yo 19. Nos casamos en el ‘79, y esa noche me permitieron concentrar con ella en Las Varillas. Al día siguiente ganamos el clásico. Nunca gané tanta plata con el fútbol, porque los hinchas me esperaron a la salida y me iban dando dinero como regalo de boda. Fue increíble”.

Las anécdotas le brotan a borbotones. “Me pasaban y me siguen pasando cosas inexplicables. Fui a ver a Alumni contra Almafuerte con mi amigo ‘Chacho’ Peñaloza. Unos chicos me preguntaban si yo era Ramón Conti. Me agradecían por lo que le habían contado sus padres. En ese club fui campeón y viví momentos únicos. Pagaban muy bien, y no querían que me fuera. Era natural y mágico”.

Explica que “un día me vino a buscar ‘Tito’ Proietti para jugar en Bell. Le dije que tenía otra propuesta, y me empezó a sacar plata del bolsillo hasta que no pude decirle que no. Me había recomendado el papá de Kempes, y en ese equipo jugué con Hugo, el hermano de Mario, y con Hugo Curioni. Fui con Javier Sodero, y se armó un equipo inolvidable que salió campeón, y jugó un recordado Provincial con Belgrano y Alumni”.

El secreto del éxito

No esconde la fórmula del éxito. “Entrenaba con mis compañeros, y me entrenaba solo. Me acostaba temprano, de jueves a domingo no salía de joda. No regalaba nada. Yo sabía que entraba a la cancha, y tarde o temprano iba a marcar diferencia. Empecé como delantero, y fui campeón y goleador jugando como 9 en Central Argentino, pero después jugaba de 8, porque corría todo el partido, y mi gran mérito es que era un volante con gol. Entraba a ganar y a hacer goles a la cancha, y en muchos campeonatos hice más goles que los delanteros”.

Recordó que “en el fútbol y en al vida me esforcé siempre. Trabajé 20 años en el Banco Nación, donde empecé de ordenanza, pero no era feliz como en el fútbol. Me jubilé con 40 años de aportes. No me regalaron nada, pero sigo trabajando porque cobro apenas $ 88 mil”.

Los esfuerzos y las recompensas

Destaca que en “en muchos clubes gané más que en mi trabajo, pero me esforcé para ganar esa plata. En Recreativo de Laborde (también jugó en Indepediente de Pascanas) me iba en una ‘Chevy’ que le compré al papá de Leo Comba. Salía a las 18, pasaba a buscar a Kempes por Bell Ville, iba a Posse, y de allí a Laborde. Entrenábamos hasta las 23.30 o las 24. Nos bañábamos, comíamos, y volvíamos. Llegaba a casa, desayunaba y me iba a trabajar al Banco”.

Los años dorados

Afirma que “los años pasan rápido en el fútbol. Nací en el 53’, en Arroyo Algodón jugué en Juventud Unida, y vine a Villa María a estudiar en la Escuela del Trabajo. En el ‘71 fui a jugar a Central Argentino con 17 años. Fue el goleador de la Liga y salimos campeones”.

Reveló que “al año siguiente fui a Unión Central, su clásico rival, y le gané la final con Mario Requena como DT. Un estudioso del fútbol. Junto a Hernán Ríos, fueron 2 técnicos adelantados en su época”.

Para ser campeón, busquen a Conti

Su fama al ganar títulos, fue creciendo. “Yo jugaba para ganar. Me vinieron a buscar de Independiente de Hernando, y salimos campeones en 1974. Íbamos con ‘Chacho’ Peñaloza, y había jugadores de Córdoba que jugaban en Talleres o Belgrano, y venían ‘a robar al campo’ como decían ellos. A uno se le rompía el auto todos los entrenamientos, y le pagaban fortuna para repararlo. Mentía bien”.

Volvió a la Liga y conoció a “Alumni en su época dorada. Ríos revolucionó el fútbol con su forma de entrenar. Fui campeón en el 76 y me fui a Almafuerte, porque me quería casar y pagaban bien. Salí campeón, en el 78 me vino a buscar el ‘Moro’ Hidalgo. Con Alumni fui campeón otra vez en la Liga, en el Provincial en Quilino, y perdimos la semifinal del Regional en San Luis con Juventud Unida”.

Explicó que “Alumni me vendió a Chile junto a Fonti. Debutamos en Ovalle e hice dos goles de cabeza. Salí en la tapa del diario y decía se tira de cabeza al título con Conti. Alumni estaba de gira por Chile y jugué un partido”.

Sin embargo, “me volví. En el Banco Nación me habían dado un permiso, pero mi papá se había jubilado, y cuando te jubilabas estabas 6 o 7 meses sin cobrar. Yo era el sustento de mi familia, y elegí no dejar a mi viejo, ni al Banco”.

Explicó que “ahora me arrepiento, pero en ese momento Almafuerte me llevó, me pagaron bien, y me compré una casa. Salí campeón otra vez en Las Varillas”.

Las “vueltas” del fútbol

Conti vivió otra experiencia fuerte en Alem. “Fue en el ‘80, y con Mario Requena ganamos un título muy recordado. Había grandes equipos en al Liga, y las canchas explotaban de gente”.

No conforme con ser campeón en Alumni y en Alem, Conti lo hizo de nuevo con los dos clubes de Arroyo Cabral. “Colón fue subcampeón 3 años seguidos. Me ofrecieron ser DT y jugador, y salimos campeones en el ‘82. Le hice un gol a Rivadavia en el clásico (3-1) y fue mi primer título como DT”.

Recuerda que “jugamos un recordado Regional, y me llevó Independiente de Pascanas, después Recreativo de Laborde, y a Bell. Quaglia y Accastello me buscaron para Alianza del Sur, perdimos en semifinales. Jugaban los padres de Novaretti, Giraudo y Páez”.

Explicó que “Colón me llevó en el ‘89, otra vez como DT y jugador. Le ganamos una recordada final 3-2 a River en la Plaza. Independiente de Hernando me llevó en el ‘90, y aunque me volvió a ir muy bien, al año siguiente Rivadavia me vino a buscar, y salimos campeones con Giacri. Me ofrecieron dirigir en el ‘92, y fuimos bicampeones contra River, donde cerré mi carrera en el ‘93, jugando otra final con Alem”.

Le hizo un gol a Boca en el ‘84, del que habla toda la ciudad, desparramando a Hugo Gatti con la casaca de Unión, tras un pase de Curioni en la Plaza. Pero siente orgullo de Susana, y de sus 3 golazos: Romina, Sebastián y Bruno.