Es un hecho: los chicos de barrio Las Playas, poco a poco, se están haciendo hinchas de Belgrano. Y por cierto este dato no es casual. Todo lo contrario. Es casi una decantación natural. La consecuencia de lo que la filial del club viene trabajando en Villa María desde hace un año. Muy especialmente para con el merendero San Expedito; el proyecto que comanda Estela Águila y que da de comer a más de 70 chicos por día. Esos que ahora están pintando un mural consagrado al Celeste de Alberdi.
El pasado domingo, el merendero tuvo su día “de gloria”. O para decirlo en términos “piratas”, su “día celestial”, al inaugurar la cocina y buena parte del nuevo salón.
“Si pudimos terminar fue gracias a los chicos de Belgrano -comentaba Estela, muy emocionada-. El domingo tuvimos un día hermoso, compartimos el almuerzo y un partido de fútbol infantil. Y después, el baile de los nenes. Por si esto fuera poco, al locro lo hizo Gustavo con los chicos de la filial. Es increíble todo lo que nos están dando”.
Al otro día, este medio contactó a Gustavo Arévalo, el coordinador de la filial. Un cordobés que llegó hace once años a Villa María. Y así comienza su historia.
De la ciudad de la furia a Villa Tranquila
“Me vine a vivir acá por una cuestión de seguridad. En Córdoba tenía un negocio en Avenida Sabattini pero me asaltaron cinco veces en un mes y me fundí. Cuando llegué acá, trabajé en mi oficio que es el de panadero y repostero. Pero tuve problemas renales y estoy a la espera de un trasplante. Así que estoy jubilado por invalidez desde hace tiempo. En ese tiempo formé mi familia y tuve la idea de formar también la filial de Belgrano. Era porque necesitaba ir a la cancha. No me resignaba a ver los partidos por televisión desde casa”.
-¿Y te fue difícil?
-Al principio, sí; porque no veía muchos hinchas de Belgrano en la calle. Pero de a poco los fui encontrando. Uno me llevó al otro y así fuimos armando un primer grupo de 25 o 30 personas. Inauguramos el 23 de marzo del año pasado y hoy somos más de 150. Y además de ir a ver al equipo cuando juega de local, llevamos a cabo el proyecto como tiene que ser.
-¿Qué quiere decir “como tiene que ser”?
-Quiere decir que el sistema que te impone Belgrano es que hagas un trabajo con la gente, como el que hacemos en el merendero San Expedito. Lo que más le interesa al club es la inserción social de los chicos. Normalmente se piensa que la gente que va a la cancha es barrabrava o que va a tomar alcohol y hacer lío. Y nosotros queremos desmitificar ese prejuicio con ayuda desinteresada.
-¿En qué otros proyectos han trabajado?
-En los vagones de barrio Las Playas, por ejemplo. Allá hicimos choripanes para el día del niño y llevamos ropa. También con la escuelita rural de Monte Los Lazos consiguiendo pintura. Y en el merendero estamos siempre.
-¿Cómo se financian las ayudas? ¿Reciben dinero del club?
-Nos autogestionamos. Hay mucha gente en la ciudad que tiene comercio y una colaboración no le hace mal a ninguno. Para el merendero tenemos dos panaderías que nos juntan el pan y los bizcochos dos veces por semana. La “Santa Rita” de Adrián López es de fierro. Nosotros hacemos de nexo.
-Contame cómo llegan al merendero San Expedito...
-Fue de pura casualidad. El encargado de la parte social del club nos pasó la dirección de otro merendero y terminamos en lo de Estela. Enseguida vimos la necesidad que tenía de terminar de construir. Por suerte nos ayudaron muchas empresas pero también mucha gente anónima. Nosotros también somos así, anónimos. No hacemos esto para figurar sino porque así lo sentimos.
Sobre la pobreza en los barrios del suroeste
-¿Qué diagnóstico hacés de la situación de barrio Las Playas?
-No es un diagnóstico muy bueno. Vos ves que los chicos la están pasando mal y por eso son tan importantes los emprendimientos como el de Estela. Cada vez que llegamos con los bizcochos en la camioneta, los chicos se te acercan porque tienen necesidad. Por suerte, siempre les traemos.
-¿Las familias de los chicos ayudan?
-No; y eso es lo más preocupante. La mayoría de los padres deja a esos chicos muy a la deriva. Estela muchas veces me cuenta que ellos vienen solitos a buscarse la copa de leche o a pedir bizcochos y los padres ni aparecen. Y cuando necesitamos una mano de ellos, tampoco. No los juzgo. Pero nosotros pensamos muy distinto.
-Contame cómo se hizo el locro del domingo...
-Trabajamos todo el sábado con la gente de la filial preparando las 150 porciones. Por suerte se vendieron, aunque no todas. Pero pudimos inaugurar la cocina. Está quedando muy bien y fue una felicidad inmensa. Con la recaudación le pagamos la deuda a los albañiles.
-Estela dice que querés tramitarles un seguro a los chicos para llevarlos a al “Gigante de Alberdi” ¿Es cierto?
-Sí. En eso estamos trabajando por ahora. Queremos llevarlos a la cancha para el Día del Niño. No sé si vamos a llegar porque el campeonato estará recién empezando. El club lleva una vez al año a los chicos del interior. Ellos tienen la idea que cuando sos chico y vas a la cancha, te enamorás.
-¿Cuántos chicos tenés pensado llevar?
-De momento, unos 30 o 40. Pero estamos peleando para ver si alguien nos solventa el transporte o algún pequeño colectivo, porque viajar nos cuesta unos 20 mil pesos. Ojalá lo podamos conseguir por la municipalidad o privado.
-¿Cuántas filiales de Belgrano hay en la zona?
-Un montón. Hay en Bell Ville, Marcos Juárez, Laguna Larga, Oncativo, Oliva, Río Segundo, General Deheza, San Francisco... Y en todas se aplica el mismo criterio. El club te marca un programa de trabajo, ciertas cosas que tenés que hacer durante el año. Si no las cumplís, te dan de baja como filial.
-¿Qué es lo que viene en la filial?
-Nos gustaría tener una sede, porque de momento nos juntamos una vez por mes en el club Agrario. Queremos un lugar físico para atender consultas, vender indumentaria oficial del club y sentirnos representados. Ojalá podamos alquilar un local, pero es caro y no tenemos muchos aportantes. De momento está mi teléfono (353-4-244446).
-La última, Gustavo ¿Qué es Belgrano de Córdoba?
-Belgrano siempre fue humildad; el equipo de fútbol del barrio de los estudiantes, el que representa a la parte más pobre de Córdoba. Pero hoy institucionalmente es un club modelo. Antes del gerenciamiento, el equipo llegó a entrenar en la Isla de Los Patos. Hoy el predio de Villa Esquiú es hermoso y fue utilizado por la Selección. Pero Belgrano también es Alberdi. Por algo nunca se fue del barrio. Vos vas a la cancha por esas callecitas angostas y te encontrás con el que vive al frente y te cuenta historias de la Chacha Villagra. Esa es la esencia. Somos un equipo del interior con sus limitaciones, con toda su mística y un montón de sueños.
Iván Wielikosielek. Redacción Puntal Villa María
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“Si pudimos terminar fue gracias a los chicos de Belgrano -comentaba Estela, muy emocionada-. El domingo tuvimos un día hermoso, compartimos el almuerzo y un partido de fútbol infantil. Y después, el baile de los nenes. Por si esto fuera poco, al locro lo hizo Gustavo con los chicos de la filial. Es increíble todo lo que nos están dando”.
Al otro día, este medio contactó a Gustavo Arévalo, el coordinador de la filial. Un cordobés que llegó hace once años a Villa María. Y así comienza su historia.
De la ciudad de la furia a Villa Tranquila
“Me vine a vivir acá por una cuestión de seguridad. En Córdoba tenía un negocio en Avenida Sabattini pero me asaltaron cinco veces en un mes y me fundí. Cuando llegué acá, trabajé en mi oficio que es el de panadero y repostero. Pero tuve problemas renales y estoy a la espera de un trasplante. Así que estoy jubilado por invalidez desde hace tiempo. En ese tiempo formé mi familia y tuve la idea de formar también la filial de Belgrano. Era porque necesitaba ir a la cancha. No me resignaba a ver los partidos por televisión desde casa”.
-¿Y te fue difícil?
-Al principio, sí; porque no veía muchos hinchas de Belgrano en la calle. Pero de a poco los fui encontrando. Uno me llevó al otro y así fuimos armando un primer grupo de 25 o 30 personas. Inauguramos el 23 de marzo del año pasado y hoy somos más de 150. Y además de ir a ver al equipo cuando juega de local, llevamos a cabo el proyecto como tiene que ser.
-¿Qué quiere decir “como tiene que ser”?
-Quiere decir que el sistema que te impone Belgrano es que hagas un trabajo con la gente, como el que hacemos en el merendero San Expedito. Lo que más le interesa al club es la inserción social de los chicos. Normalmente se piensa que la gente que va a la cancha es barrabrava o que va a tomar alcohol y hacer lío. Y nosotros queremos desmitificar ese prejuicio con ayuda desinteresada.
-¿En qué otros proyectos han trabajado?
-En los vagones de barrio Las Playas, por ejemplo. Allá hicimos choripanes para el día del niño y llevamos ropa. También con la escuelita rural de Monte Los Lazos consiguiendo pintura. Y en el merendero estamos siempre.
-¿Cómo se financian las ayudas? ¿Reciben dinero del club?
-Nos autogestionamos. Hay mucha gente en la ciudad que tiene comercio y una colaboración no le hace mal a ninguno. Para el merendero tenemos dos panaderías que nos juntan el pan y los bizcochos dos veces por semana. La “Santa Rita” de Adrián López es de fierro. Nosotros hacemos de nexo.
-Contame cómo llegan al merendero San Expedito...
-Fue de pura casualidad. El encargado de la parte social del club nos pasó la dirección de otro merendero y terminamos en lo de Estela. Enseguida vimos la necesidad que tenía de terminar de construir. Por suerte nos ayudaron muchas empresas pero también mucha gente anónima. Nosotros también somos así, anónimos. No hacemos esto para figurar sino porque así lo sentimos.
Sobre la pobreza en los barrios del suroeste
-¿Qué diagnóstico hacés de la situación de barrio Las Playas?
-No es un diagnóstico muy bueno. Vos ves que los chicos la están pasando mal y por eso son tan importantes los emprendimientos como el de Estela. Cada vez que llegamos con los bizcochos en la camioneta, los chicos se te acercan porque tienen necesidad. Por suerte, siempre les traemos.
-¿Las familias de los chicos ayudan?
-No; y eso es lo más preocupante. La mayoría de los padres deja a esos chicos muy a la deriva. Estela muchas veces me cuenta que ellos vienen solitos a buscarse la copa de leche o a pedir bizcochos y los padres ni aparecen. Y cuando necesitamos una mano de ellos, tampoco. No los juzgo. Pero nosotros pensamos muy distinto.
-Contame cómo se hizo el locro del domingo...
-Trabajamos todo el sábado con la gente de la filial preparando las 150 porciones. Por suerte se vendieron, aunque no todas. Pero pudimos inaugurar la cocina. Está quedando muy bien y fue una felicidad inmensa. Con la recaudación le pagamos la deuda a los albañiles.
-Estela dice que querés tramitarles un seguro a los chicos para llevarlos a al “Gigante de Alberdi” ¿Es cierto?
-Sí. En eso estamos trabajando por ahora. Queremos llevarlos a la cancha para el Día del Niño. No sé si vamos a llegar porque el campeonato estará recién empezando. El club lleva una vez al año a los chicos del interior. Ellos tienen la idea que cuando sos chico y vas a la cancha, te enamorás.
-¿Cuántos chicos tenés pensado llevar?
-De momento, unos 30 o 40. Pero estamos peleando para ver si alguien nos solventa el transporte o algún pequeño colectivo, porque viajar nos cuesta unos 20 mil pesos. Ojalá lo podamos conseguir por la municipalidad o privado.
-¿Cuántas filiales de Belgrano hay en la zona?
-Un montón. Hay en Bell Ville, Marcos Juárez, Laguna Larga, Oncativo, Oliva, Río Segundo, General Deheza, San Francisco... Y en todas se aplica el mismo criterio. El club te marca un programa de trabajo, ciertas cosas que tenés que hacer durante el año. Si no las cumplís, te dan de baja como filial.
-¿Qué es lo que viene en la filial?
-Nos gustaría tener una sede, porque de momento nos juntamos una vez por mes en el club Agrario. Queremos un lugar físico para atender consultas, vender indumentaria oficial del club y sentirnos representados. Ojalá podamos alquilar un local, pero es caro y no tenemos muchos aportantes. De momento está mi teléfono (353-4-244446).
-La última, Gustavo ¿Qué es Belgrano de Córdoba?
-Belgrano siempre fue humildad; el equipo de fútbol del barrio de los estudiantes, el que representa a la parte más pobre de Córdoba. Pero hoy institucionalmente es un club modelo. Antes del gerenciamiento, el equipo llegó a entrenar en la Isla de Los Patos. Hoy el predio de Villa Esquiú es hermoso y fue utilizado por la Selección. Pero Belgrano también es Alberdi. Por algo nunca se fue del barrio. Vos vas a la cancha por esas callecitas angostas y te encontrás con el que vive al frente y te cuenta historias de la Chacha Villagra. Esa es la esencia. Somos un equipo del interior con sus limitaciones, con toda su mística y un montón de sueños.
Iván Wielikosielek. Redacción Puntal Villa María