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Marcando límites, hijos desafiantes

Sabemos que los límites son necesarios al igual que las normas de convivencia, ya que generan en el niño una gran sensación de bienestar y seguridad. Sin embargo, muchas veces es difícil lograr marcar y hacer respetar esos límites

POR JULIETA VARRONI

LIC. EN DISEÑO Y PRODUCCIÓN DE IMÁGENES

Crecer sin límites puede ser más perjudicial para nuestros hijos que estar sometido a normas demasiado estrictas. Muchas veces es complicado establecer estas normas y que nuestros hijos, las cumplan, sobre todo en aquellos niños que se manifiestan de manera más desafiante. Si no logramos establecer claramente esos límites desde pequeños tendremos problemas de conducta en la adolescencia.

Lo importante es que los límites sean coherentes, lógicos y firmes para lograr el éxito. Conversamos con la Psicóloga Yamila Dekimpe – M.P: 11289 (@resiliencia.centrointegral), quién nos contó porque se rebelan los niños y cómo podemos hacer para aplicar límites y que estos sean efectivos.

¿A qué se rebelan los niños? ¿Por qué se rebelan?

- A cierta edad es esperado que los niños comienzan a “rebelarse” de vez en cuando, en especial en momentos donde se encuentran con hambre, con sueño y alterados, desobedeciendo y desafiando a los adultos, este comportamiento de oposición es normal y forma parte del desarrollo psicológico de los niños de 2 o 3 años. En la adolescencia, es la forma en la cual el niño se comienza a hacer notar frente a sus padres los cuales hasta el momento le fueron marcando “lo que debe o no debe hacer”.

Muchas veces los niños se rebelan con sus padres, pero no en el colegio. Esto se da porque ellos tienen desarrollado el sentido de la oportunidad, del dónde, cuándo y del cómo hacer pruebas en cuanto a su personalidad sin sentir peligro.

Hay muchas formas de rebelarse, y no todos los niños lo harán del mismo modo, algunos chocarán frente a una orden mediante el “NO”, otros no querrán comer, por otra parte, también pueden simular no escuchar cuando se les hable, otros pueden negarse a orinar hasta que ya no puedan más, es decir cada uno puede utilizar diferentes formas para mostrar su negación frente al adulto.

Es importante que ante este periodo los adultos puedan explicar cuando se le da una orden a un niño, ser claro en el motivo de la orden que se le da y evitar responderles “porque sí”, “porque yo lo digo”. Cuando se le da una negativa, por ejemplo: “No, vos no podés tomar de mi vaso porque es vino”, en ese momento resulta imprescindible explicarle el motivo por el cual los niños no beben lo mismo que los adultos.

Un niño rebelde busca llamar la atención de sus padres generalmente, por ejemplo, ante el nacimiento de un hermanito. También puede ser cuando su mamá se va largar horas fuera de su casa a trabajar limitando el tiempo con él, es por esto que explicar qué es lo que está sucediendo es importante, teniendo paciencia que con el tiempo él va a poder ir tomando seguridad de sí mismo y siendo más realista con las circunstancias que se le aparecen.

¿Qué hacer con los niños que no toleran ninguna norma?

- Ahora que ya sabemos que la rebeldía es parte del proceso de desarrollo del niño, en primer lugar es necesario que los padre puedan conectarse con sus hijos y no quedarse pegados a la mala conducta que el mismo está realizando en ese momento, es importante que sean ellos quienes intenten buscar el porqué de la misma, ya que muchas de estas conductas desafiantes no son más que un mensaje que el niño está intentando dar, o sobre algo que está necesitando, y otras pueden ser también reflejo de conductas de los mismo padres.

Es necesario poner límite a las conductas de los niños, enseñarles que las acciones tienen consecuencias, ser constantes y consistente entre lo que decimos y lo que hacemos, reforzar siempre que se pueda los aspectos positivos de la conducta de los niños.

Por otra parte, es vital que tanto el padre como la madre puedan dar la misma respuesta, es muy útil que pueda existir una charla previa entre ellos, planificando la actuación ante posibles malas conductas para que de este modo no surjan discusiones y quede desestimado lo que se está diciendo y, por último, pero no menos importante, hablarle de un modo tranquilo evitando los gritos.

Sabemos que los chicos necesitan límites. ¿Cómo hacemos?

- Los límites y reglas ayudan en todos los ámbitos a establecer un orden, en la infancia los límites por su lado cumplen un rol formativo, donde son los padres quienes tienen la labor de marcar pautas a sus hijos, es decir, enseñando los límites con el objetivo de orientar al niño.

Lo primero que hay que tener en cuenta los adultos a la hora de aplicarlos, es que los niños deben entender que los límites tienen un porque, el objetivo de los mismos está en hacer comprender al niño que está bien y que no, y es por esto que existe ese límite.

Es importante que los niños entiendan el porqué del límite que se está marcando, y no que lo tome como una acción concreta de un adulto, donde el niño se sienta humillado y controlado.

Cuando los niños reciben exceso de límites, pueden comenzar las frustraciones, es decir que puede afectarlos a largo plazo, generando temores por hacer cosas y temor de recibir un castigo por el mismo.

Cuando el niño haga algo mal es importante que los adultos se tomen un rato, para reflexionar con él y explicarle con calma por qué lo que hizo y el por qué está mal. De esta manera el niño a pesar de estar castigado podrá comprender y no volver a realizar la misma acción en el futuro.

Los límites siempre deben ser hablados, y explicados de manera clara y precisa.

Antes de marcar un límite, es importante tener en cuenta las diferentes edades de los niños, ya que no todos podrán comprender lo mismo, en el mismo momento.

Remarcar lo positivo, por ejemplo: guardamos los juguetes, así podemos sacar los otros y jugar a otra cosa.

Es necesario que el niño también ocupe un rol activo, generando juntos momentos de reflexión y aprendizaje para él, pudiendo comprender de este modo el esfuerzo que requiere solucionar las cosas cuando se transgreden los límites. Por ejemplo, si el niño rompió un vaso, cuando se le pidió previamente que no juegue a la pelota en la cocina porque se podía romper algo, se le puede pedir que ayude a arreglarlo.

Es imprescindible que en el momento en el cual se le aplica un castigo, se sea explícito en cuanto a qué acción se está castigando.

Se debe ser firme en cuanto al castigo, de nada sirve poner penitencias imposibles de cumplir, o que ante el puchero del niño los padres decidan suspender dicho castigo, esto es un error, ya que el niño puede confundirse, y seguir sin entender qué es lo que no se debe hacer o tomar esta situación como un modo de manipulación al adulto.

Cuando el niño hace un capricho, por ejemplo, porque quiere algo, es necesario marcar que aunque lo que está pidiendo no está mal, el modo en el cual lo hace sí. Es por esto que es necesario no darle atención en ese momento, entonces cuando el mismo vea que los adultos no le prestan atención, luego de un tiempo dejara de hacer lo que está haciendo.

¿Cuál es la diferencia entre problemas y trastornos de conducta?

- Un trastorno o problema de comportamiento es una alteración en el comportamiento caracterizado por situaciones como no obedecer, negarse a cumplir las reglas, presentar unas reacciones desafiantes o impulsivas o presentar explosiones emocionales ante situaciones de frustración, entre otras.

Los niños y adolescentes con trastorno de conducta presentan un grupo complicado de problemas emocionales y de comportamiento, siendo por lo general repetitivo y persistente.

Diagnosticar un trastorno de comportamiento no es tarea sencilla, ni debe tomarse a la ligera, ya que los niños se encuentran en constante cambios, propio de su desarrollo, y lo que puede considerarse un trastorno, puede ser un problema de comportamiento pasajero.

¿Ser desobediente es parte del crecimiento?

- La desobediencia muchas veces es parte del proceso de crecimiento de los niños, que pasan por fases en que desafían y experimentan. Sin embargo, estos conflictos si son demasiado frecuentes es cuando pueden generar problemas, ante la duda siempre es importante acudir en ayuda de un profesional.

Se debe tener en cuenta que motivo de la desobediencia no siempre son visibles para todos, algunos de ellos sin embargo pueden deberse a estrés escolar, conflictos entre los padres, divorcio, celos, dificultades en habilidades sociales, problemas con el profesor, retraso del lenguaje, trastornos del sueño, TDAH, hiperactividad, problemas de lectoescritura, entre otros.

Psic. Yamila Dekimpe – M.P: 11289