Sin transmisión comunitaria del virus, ni la confirmación de casos importados hace más de 40 días, la ciudad camina hacia la normalidad o, en realidad, hacia la nueva normalidad pospandemia.

La Villa retoma semana tras semana su ritmo habitual. Durante la mañana, y parte de la tarde, mientras los comercios esenciales y no esenciales permanecen abiertos, las dársenas de estacionamiento se ocupan todo el tiempo. Un signo de que la cuarentena inició su etapa final, siempre y cuando no aparezca un brote de coronavirus que obligue a retroceder de fase como ya les pasó a Córdoba capital, a Baradero, a Castelli y a otras ciudades y poblados del país.

Sin transmisión comunitaria del virus, ni la confirmación de casos importados, la ciudad se encamina hacia una nueva normalidad.

En una reunión de gabinete municipal, el secretario de Salud, Humberto Jure, afirmó que los casos de coronavirus llegarán a la ciudad, que es un hecho inevitable a pesar de los controles, pero advirtió que no deberán suceder todos al mismo tiempo para no colapsar el sistema de salud. Por ahora, el Hospital Pasteur y las clínicas privadas receptaron más casos sospechosos (luego desechados) que confirmados.

A excepción de la administración pública y las escuelas, el resto de los sectores retoman el ritmo de trabajo. Inclusive los bares comienzan a sacar mesas afuera para que los transeúntes degusten un café al paso. Sin dudas que el sector gastronómico es uno de los más afectados por la paralización de la actividad.

Aerca difundió una encuesta en la cual se indica que el 73,5% trabaja con la mitad o menos de su personal. Sólo se les permite vender comidas “para llevar” o bajo la modalidad delivery. La apertura definitiva sigue prohibida por el gobierno nacional.

La oposición local generó esta semana un proyecto de ordenanza para permitir la habilitación del mencionado rubro con estrictos protocolos de seguridad. Sin el aval de Nación, y menos aún del COE Central, que determina qué se puede hacer y qué no en la provincia, por ahora son más buenas intenciones que posibilidades concretas. La experiencia de Laboulaye, que habilitó unilateralmente las reuniones familiares, o la de Pasco, que semanas atrás permitió las actividades recreativas, permiten observar que el gobierno provincial no avalará estas medidas inconsultas y fuera de lo permitido. En ambas ocasiones, los intendentes debieron volver atrás con estas resoluciones.

En el caso de bares y restaurantes, hay provincias que ya lo permiten bajo estrictos protocolos de seguridad, como Mendoza y Salta. El proyecto opositor local establece un 50% de ocupación de mesas. El gremio de gastronómicos exige la reapertura antes que la crisis se lleve puesto a cientos de trabajadores del rubro.

Cabe recordar que esta semana abrieron comercios como concesionarias de autos y motos, compañías de seguros, inmobiliarias, gremios y colegios profesionales, que se sumaron a los que ya se les permitía funcionar. El horario también se extendió para todos, de 9 a 17, una demanda de las cámaras empresariales de la ciudad. Las obras privadas y las profesiones liberales también tienen más tiempo de trabajo.

Flexibilización no significa “relajación”. Por el contrario. Si la ciudadanía, empresarios y trabajadores, cumplen con las medidas de bioseguridad, la nueva normalidad será una realidad en los próximos meses. Caso contrario, el retroceso por el avance de la pandemia puede ser una posibilidad cierta. De todos depende que esto no suceda.

Docentes y el Frente Sindical marcharon en caravana y la CGT y la CTA organizaron ollas populares. Hubo rechazos a la reforma previsional provincial.

Gremios

Los gremios provinciales iniciaron una serie de protestas contra de la reforma previsional aprobada en la Unicameral. Prometen profundizarla en las próximas semanas a pesar de la pandemia.

A los paros de docentes, bancarios, luz y fuerza y municipales, se les sumaron ollas populares y caravanas por el centro. En el marco del aniversario 51 del Cordobazo, los sindicatos locales rechazaron la reforma jubilatoria y advirtieron sobre serias dificultades que atraviesan sectores muy golpeados por la crisis sanitaria como choferes de colectivos, que continúan de paro.

Docentes marcharon el viernes por la mañana en caravana, el Frente Sindical lo hizo por la tarde. El grueso de la CGT y la CTA organizó tres ollas populares, una en Villa Nueva y otra dos en Villa María. Algunos hicieron más hincapié en la reforma previsional, sobre todo los sindicatos estatales, otros en las complicaciones que atraviesan los activos en tiempos de pandemia.