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"Todo salió redondo en Aldosivi"

Natanael Guzmán se consagró campeón de Primera Nacional con el “Tiburón” al vencer a San Martín en la final. “Jugar como titular el tramo final de este ascenso tan especial me marcó. Espero quedarme y jugar en Primera”

Natanael Emanuel Guzmán tuvo su regreso soñado al fútbol argentino. Es un pibe de Primera.

Se consagró campeón con Aldosivi de la Primera Nacional y relanzó su carrera deportiva.

“Me gustaría jugar en Primera con el ‘Tiburón’, pero todavía es prematuro hablar de eso. Estoy disfrutando y entrenando con el plantel hasta el 29. Luego mi pase vuelve a ser de Plaza Colonia de Uruguay, que se lo compró al City Group. Ya saben que deseo jugar en Argentina, pero también hay un par de ofrecimientos del exterior que son tentadores desde lo económico, y no puedo descartarlo. Lo manejará mi representante”, afirma el delantero que surgió de El Porvenir, Yrigoyen y Española, y también jugó en Alem.

El villanovense de 25 años llegó a debutar en primera en la Liga (en el “diablo rojo”), jugó un torneo superior (con el “león”), y emigró a Cañuelas, donde Franco Ortiz lo recomendó a su hermano Alberto. Logró un recordado título en el ascenso argentino, y el City Group lo adquirió. Jugó en el Montevideo City Torque en la primera de Uruguay, Copa Sudamericana y Pre-Libertadores. Pasó a Plaza Colonia y descendió. Buscó el regreso.

“Descender en Uruguay fue un golpe. Necesitaba cambiar de aire, volver a jugar en Argentina. Todo salió redondo en Aldosivi, porque más allá de continuidad, recuperé mi sueño futbolístico y un título”.

Embajador de nuestro fútbol

La humildad le permite a Natanael Guzmán ser autocrítico. “En Uruguay aprendí mucho del fútbol profesional, pero también me conformé con poco. Necesitaba continuidad y ser más competitivo”.

En Cañuelas “me fue muy bien. Me cuidaron mucho, y en Buenos Aires pude hacerme conocer. Volaba en ese equipo que ganó el título. Pero después apareció el City Group, y el salto fue grande. El confort en el Torque me hizo conocer el profesionalismo, jugar en el Centenario, con Peñarol y Nacional a cancha llena, convertir un gol en Copa Sudamericana (enfrentó a Independiente) fue como vivir en un sueño, pero me faltaba explotar como jugador”.

Eso consiguió en Aldosivi. “Andrés (Yllana) me llamó, y aunque había otras propuestas, yo necesitaba jugar. Mar del Plata es buena plaza, el grupo me recibió muy bien, con 3 o 4 líderes con experiencia, y un grupo joven, se armó un equipo con hambre que estuvo entre los 4 o 5 primeros puestos”.

Lograr el título en esa final contra San Martín de Tucumán en el “Gigante de Arroyito” con la “10” en la espalda fue “lo máximo. Muy especial. Mi hijo Benjamín en mis hombros, mi novia con la copa, y mis padres, hermanos y suegros en las tribunas son imágenes que jamás podré borrar. Guardaré por siempre en mi corazón este momento. No todos los días se puede ganar y disfrutar en el fútbol”.

Secretos de un campeón

Resalta que “15 personas viajaron desde Villa Nueva en autos a Rosario para verme. Ese ascenso como campeón de un torneo tan duro como es el de Primera Nacional, fue mágico. El equipo jugó un partido soñado, y le ganamos bien a un rival que todos daban por candidato como San Martín (2-0)”.

Remarcó que “los tucumanos juegan muy bien, son ofensivos, y parecidos a San Telmo, con el que habíamos jugado una especie de final en nuestra zona. Nosotros logramos tres victorias consecutivas y se iban dando otros resultados, mientras San Martín se clasificó 4 fechas antes. Eso nos jugó a favor en la final. Nosotros ya habíamos ganado varias finales antes”.

Un pibe que no pierde la humildad

Entrena en Mar del Plata porque “recién el 29 nos liberan. Somos un equipo profesional, y si hubiésemos estado jugando el reducido, estaríamos en competencia como San Martín de Tucumán, que está jugando la semifinal por el segundo ascenso. Todo el país nos vio salir campeones. Es muy dura la competencia en este torneo”.

Indica que “se juega en canchas muy diferentes. Pasás de una cancha grande a otra chica, de una con buen piso a otra con pisos muy malos, de un partido en que viajás en colectivo, a otro en el que viajás en avión, de una ciudad turística como Mar del Plata, a otras difíciles, con climas diferentes como en el sur, donde el viento se hace sentir. Todos los equipos se arman para ascender, y todos tienen muy buenos jugadores y DT”.

El secreto del éxito son “mi hijo Benjamín, mis padres Daniel y Yanina que me apoyaron siempre y en todas, mis hermanos Jonathan, Esteban y Candela también”.

Afirma que “mi novia Julia González me levantó de cada momento malo. Sabe que no fue todo color de rosa. Empecé como titular, perdí el puesto, y en un par de partidos ni me citaron. El DT me llamó y me dijo lo que quería. Me puso como titular ante Chaco For Ever, y yo me retrasé en el baño del aeropuerto lavándome los dientes, y perdí el avión. Llegué al día siguiente, y me puso lo mismo. Ese día entendí que algo bueno estaba por pasarme, y no perdí más la titularidad hasta ganar la final”.

“A la camiseta ‘10’ ya se la di a mi hijo Benjamín, y la del primer tiempo la hice firmar por todos mis compañeros y la pondré en un cuadro. No se gana todos los días. Pasé de un descenso a un ascenso”.

Aseguró que “Mar del Plata es una hermosa ciudad turística, pero cuando llegué era un loquero de gente. Con el tiempo, con Julia nos adaptamos a vivir en ese lugar bello, que sólo se llena los fines de semana. La gente del club es muy buena, y es un club de Primera”.

Pasó de un descenso en Uruguay a un ascenso siendo campeón en Argentina. “Así es el fútbol. Se sufre mucho, y pocas veces se gana. Trato de disfrutarlo”.

Suelta al pibe travieso y lanza un mensaje: “A mi suegro, Guri González, le recuerdo que me debe un asado para todos mis amigos, y para todo el plantel de Aldosivi. Con su amigo ‘Kachiski’ vayan preparando la picada, porque vamos todos a Villa Nueva con hambre, y ya no es sólo hambre de gloria”.

Con humildad y trabajo se transformó en un jugador de Primera. “Jamás reniego de la Liga Villamariense, porque está llena de buenos jugadores. Sólo hay que darles oportunidades. Nací en Yrigoyen, pero soy de Alem, y me quedé con las ganas de jugar ese Torneo Federal que empecé cuando Pablo Suárez era el DT. Me enojé porque él no me puso para cuidarme. Dijo que en Cañuelas estaba mi destino en el fútbol. Ahora me doy cuenta de que me ayudó, tanto como Franco y Beto Ortiz, que me llevaron. Hoy tengo propuestas y sueños, pero no hay nada como mi ciudad, mi hijo, mis amigos y mi familia”.