Alem sigue jugando para Alumni, que hoy presenta a su nuevo DT Fabián Suescum. Pese a la derrota en el clásico en el debut, la gente respondió y acudió a la Plaza.
Pero el equipo no pasó del empate, que es lo máximo a lo que se puede aspirar cuando no se convierten goles. El 0-0 ante Universitario dejó mal parados a ambos, que ahora necesitarán ganar los 2 partidos que le restan, y esperar que Alumni no gane ninguno.
La explicación es simple. Desde el arribo de Sergio Coleoni, Alem lleva 4 partidos y sólo convirtió un gol (ante River por la Liga), en 4 partidos. Como es el equipo menos contundente de su zona en su Liga (9 goles en 11 partidos), el DT buscó 5 delanteros, pero en el debut ante Alumni ninguno estuvo habilitado. Anoche debutaron, pero sigue con anemia ofensiva.
Esa falta de gol es producto de la ausencia de juego, y esa carencia de volumen de juego y creatividad obedece a la ausencia de funcionamiento. Hoy es un equipo nuevo, pero que no mejoró su versión.
La docena de refuerzos no mejoró a un Alem que se desarmó tras ser campeón, y que tendrá su última oportunidad ante Alumni.
A todo o nada
Anoche era una final para quedar a 3 puntos de Alumni. Metió, puso, luchó, pero no hace goles.
No le falta garra, ni actitud. No tiene juego. No supo aprovechar el puñado de situaciones, como la clara chance que dispuso Franco Gómez a los 4’, cuando Chirio le regaló el balón y mano a mano el arquero le tapó la mala definición.
Coleoni volvió a plantear el partido con acierto, porque Universitario es más que este Alem, pero no pudo demostrarlo, como tampoco Alumni lo superó en el juego, más allá de haberlo vencido 1-0.
Lo que ocurre es que en torneos cortos, cuando se pierde en el debut, sólo sirve ganar, y se gana con goles. Jugar a todo nada y empatar de local, es como perder.
En 180’ no hizo goles, y le quedan 180’ más, pero si no le gana a Alumni los últimos 90’ no cuentan. Alem llega con vida al clásico porque la “U” tampoco acierta.
Si en Córdoba mereció mejor suerte ante Alumni, anoche dejó en claro que su problema es que no tiene gol. Facundo Cruz tuvo 3 chances claras en el área frente a Morales, y no convirtió. Morales le tapó a Domínguez, Díaz (el lateral izquierdo fue el mejor de la cancha) desvió frente al “1”, y Pérez recibió un regalo de Coseani, pero desvió. Tuvo para ganar el partido.
Alem quedó vivo para el complemento, aunque también lo pudo haber liquidado, porque sólo era necesario hacer 1 gol para ganar, pero el misil de Gómez o el tiro del final de ese buen lateral que es Colazo, no acertaron el arco.
En el segundo tiempo nada varió. Alem procuró con Fernández y González (luego Campestrini) salir claro, pero Trejo y Melgarejo están más apurados que certeros a la hora de abastecer a Gómez y Da Silva, que casi ni la tocó.
Alem se refugió en la fiereza de una defensa que respondió pese al desgarro que sufrió Fabián Martínez. Las manos de Morales aparecieron para salvar un misíl de Díaz, pero la “U” le erra al arco casi siempre, y desperdicia lo que genera (más que Alem).
Al “león” todo le cuesta más, porque acierta pocos pases de mitad de cancha hacia arriba. El fútbol es un juego de pases.
Aunque meta, luche y se desangre, sin goles no hay paraíso.
Entonces soltar a los laterales para chocar arriba y desprotegerse atrás no es negocio. Por ello los laterales pasan sólo cuando los volantes aciertan pases, y no alcanza para sorprender, ni para abastecer a los delanteros, que se pierden en la intrascendencia de un equipo que cambió a los delanteros, pero no cambió la historia. A las situaciones las generó con un cabezazo de su marcador central Matías Martínez (contuvo el arquero) y gracias al aporte individual de Melgarejo, que a los 24’ dejó a Gómez de cara al gol, pero éste decidió habilitar a Da Silva, que se chocó la pelota, y a los 35’ desvió el tiro del final, tras demorarse porque pensó que estaba adelantado.
Poco. Sin goles no hay paraíso.