Ante la escalada del conflicto entre Israel e Irán, vecinos y trabajadores del edificio de la AMIA comenzaron a evidenciar el temor a un atentado terrorista, como el ocurrido en la sede judía 30 años atrás.
La situación, exacerbada por las declaraciones de Israel sobre responder al ataque de Irán con misiles y drones, llevó a los residentes de la zona a buscar formas de protegerse ante un posible ataque.
"Si algo pasa, es salir corriendo para el sótano", expresó uno de los vecinos, reflejando un gran nivel de preocupación. Otro residente añade: "¿Cómo no vamos a estar con miedo?".
Se reforzó la seguridad en los edificios vinculados a la comunidad judía y otras ubicaciones consideradas susceptibles a ataques. Las autoridades policiales realizan inspecciones regulares en locales y vehículos en busca de posibles explosivos.
Los recuerdos de los dos atentados en Argentina, incluido el ataque a la AMIA en 1994, están presentes en la mente de los vecinos.
"Siempre cuando vengo del lado de Avenida de Mayo veo policías, perros antibombas, ahí sí te da miedo porque piensas que algo puede llegar a pasar", confiesa uno de los trabajadores locales.
La incertidumbre se ve agravada por la ausencia de empleados en la embajada, generando preocupación entre los residentes.
A pesar del respaldo gubernamental a Israel, las familias de los trabajadores les piden cerrar los negocios por seguridad.
"Somos carne de cañón", advierten.
El malestar continúa, alimentado por las declaraciones del presidente de la DAIA, quien no descarta la posibilidad de nuevos ataques en Argentina o en otros países.