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La extraña y recurrente tentación de la dirigencia política argentina de pretender comentar la realidad

Otra serie de jornadas intensas vivió la Argentina en los últimos días, antes de comenzar una semana con la expectativa depositada especialmente en la decisión que pueda tomar la Corte Suprema de Justicia sobre el desplazamiento de jueces federales que intervenían en causas por supuestos actos de corrupción.

Desde renovadas discusiones sobre por qué los argentinos eligen preferentemente el dólar como instrumento de ahorro hasta el escándalo protagonizado por el ahora exdiputado por Salta Juan Emilio Ameri, tildado de "imbécil" por el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa.

Acontecimientos de variada efervescencia mediática mantuvieron en estado de tensión a la sociedad en medio de la pandemia de Covid-19, incluyendo un reconocimiento oficial acerca de que los datos que se reportan cada día sobre la evolución de la enfermedad en el país no son necesariamente de las últimas 24 horas, sino también de jornadas e incluso semanas anteriores.

En este contexto, el presidente Alberto Fernández salió a reflotar una cruzada fallida del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2012 y resaltó que los argentinos deberían acostumbrarse a "ahorrar en pesos", lo que básicamente significa perder dinero en la actualidad con los niveles inflacionarios que se registran en el país.

También deslizó que sectores de la oposición y de la prensa "maltratan" la democracia cuando critican su gestión y adoptan, según indicó, posturas "muy irracionales", como si durante el gobierno de Mauricio Macri no se hubiesen expresado una y otra vez referentes del kirchnerismo -integrantes del aquel “club del helicóptero”- deseando su fracaso y colapso.

En este contexto, Fernández y miembros de su Gabinete cayeron en los últimos días en esa extraña y recurrente tentación ante la que suele sucumbir la dirigencia política doméstica, de pretender convertirse en comentarista de la realidad, con "relatos", por ejemplo, vinculados al dólar o a la falta de cumplimiento de la cuarentena por la pandemia de Covid-19.

Claramente son los gobiernos los que tienen que favorecer las condiciones necesarias para que determinados objetivos se cumplan, como producir confianza y alternativas seductoras en busca de lograr que en un futuro cercano quienes optan por atesorar dólares evalúen la posibilidad de ahorrar en pesos.

Los dirigentes políticos deben ser los encargados de generar certidumbre y, en especial, mostrarse capaces de liderar procesos de transformación, en momentos en los que la Argentina transita por una acuciante crisis y el crecimiento de su economía se mantiene empantanado desde hace una década.

El "mérito" de Ameri

La pandemia de coronavirus -y la extensa cuarentena- agudizó, como se temía, las dificultades preexistentes del país, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) sufrió su mayor desplome de la historia en el segundo trimestre del año, con una caída del 19,1 por ciento, según datos oficiales.

No se trata de un número frío, de meramente una estadística, sino que esa variación significa más desempleo -subió a 13,1% en el segundo trimestre de 2020-, más pobreza, más desigualdad y menores perspectivas de progreso social y de movilidad ascendente, en especial, para los sectores más necesitados de la población.

En este marco, el insólito episodio protagonizado por Ameri en plena sesión virtual en la Cámara de Diputados causó aún más indignación en la sociedad y descreimiento en las aptitudes, en los "méritos" -a propósito de que el Presidente habló días atrás del asunto- de dirigentes como el exlegislador por Salta para ocupar los puestos de poder que ejercen.

También se reavivó en cierta medida del debate sobre las listas sábanas que las agrupaciones políticas presentan en las elecciones y al mismo tiempo quedó flotando la duda sobre cuántos más Ameris habrá desperdigados hoy en los innumerables recovecos de la estructura pública nacional.

Tras una serie de días agitados, la Argentina se apresta a comenzar una semana que también se prevé intensa, con las expectativas depositadas sobre todo en lo que pueda decir la Corte Suprema de Justicia el martes, con relación al desplazamiento de tres jueces por parte del Senado.

Se trata de los magistrados Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, quienes intervienen o participaron en causas en las que se investigan presuntos actos de corrupción y en las que está involucrada la actual vicepresidenta y, por ende, titular de la Cámara Alta, la que determinó sus remociones -se anularon sus traslados de tribunal-.

Para el martes se espera que militantes de oposición vuelvan a reunirse frente al Palacio de Tribunales en la ciudad de Buenos Aires, como sucedió el miércoles pasado, en tanto vía redes sociales se está organizando en nuevo "banderazo" nacional en contra de las políticas del Gobierno para el próximo lunes 12 de octubre, feriado.

Cinco días más tarde, el 17 de octubre, histórica fecha en la que el peronismo celebra el Día de la Lealtad, está previsto que se desarrolle una "manifestación virtual", en principio alentada por sectores del oficialismo, la CGT y otras organizaciones, en respaldo a la gestión de los Fernández.

Claramente en la Argentina, pese al discurso -y a las presuntas intenciones- del jefe de Estado en los albores de su mandato, la "grieta" que divide a la sociedad está cada vez más presente, mientras continúa en proceso de deterioro la empatía que debería vincular a la sociedad con la clase dirigente en un país que sí o sí necesita desarrollarse y progresar.