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"El corazón tiene razones que la razón no entiende"

El intelectual francés Blaise Pascal, nacido en Clermont en 1623, es el autor de una de las frases más repetidas en las banderas del fútbol argentino cualquiera sean los colores en cuestión.

Una de las características principales que tienen las canchas argentinas es la cantidad de banderas que llevan los hinchas. En ocasiones, los relatores describen la situación -exagerando un poco- diciendo que en las tribunas hay más banderas que gente. El "trapo", como se conoce coloquialmente a estos estandartes futboleros, refleja muchas veces el sentir de una parcialidad a través de distintas expresiones. En las mismas, aparecen mucho dos palabras muy relacionadas: la razón y el corazón.

En general, la mayoría de las expresiones que asocian estos conceptos en las banderas tienen como raíz la conocida frase: "El corazón tiene razones que la razón no entiende". Popularizada por estar transcripta en el dorso de los boletos del colectivo, la misma pertenece al pensador francés Blaise Pascal.

El autor de la frase es considerado un polímata, cosa que en nuestros tiempos se traduciría como "todólogo". Para no faltar el respeto, vale decir que Pascal fue un estudioso de todas las ciencias. Sus ideas colaboraron con el pensamiento científico en distintas áreas, como la matemática, la física y la filosofía. Pero a diferencia de muchos amantes de la razón científica, el francés era también un teólogo católico. En palabras de Nieztche, era un "cristiano lógico".

Para Pascal, con la razón no se podía llegar a un conocimiento acabado, ya que había cuestiones que la superaban. No se debía descartar, pero tampoco admitirla como el único camino.

Llevada al fútbol, la frase está más relacionada a cuestiones que suceden adentro y afuera de la cancha. En cuanto a las primeras, aparecen cuando un jugador llega a los límites del rendimiento físico y mental para conseguir algo considerado imposible. "Cuanto corazón que tiene...", dicen los comentaristas. En la película "Los Suplentes", le preguntan al entrenador de un equipo que va perdiendo qué deben hacer para dar vuelta el resultado. El "coach", interpretado por Gene Hackman, contesta: "Hay que jugar con corazón". Ante la respuesta, la cronista lo interroga acerca de qué quiere decir eso y él se golpea el pecho repetidamente y sentencia: "Millas y millas de corazón", dejando descolocada a la periodista.

Es que en realidad no hay una verdad acabada sobre qué quiere decir "jugar con corazón". A veces se asocia mucho a la entrega, pero no necesariamente quiere decir eso. Los tipos que juegan así, no siempre son los rústicos. Alguien podría atreverse siquiera a pensar que Maradona no lo hacía con corazón. Es algo que transmite o no se transmite, se siente y no se piensa.

Afuera de la cancha, la cuestión es distinta. Porque la frase refiere más a las acciones que los hinchas llevan cabo por seguir a sus clubes. Es cualidad religiosa que tiene el fútbol con lo bueno (generar grupos de pertenencia) y lo malo (el fanatismo). Así, por ejemplo, aparece un simpatizante que dice que faltó al nacimiento de su hijo por ver a su club jugar una final, otro que hipotecó su futuro económico por comprarse un pasaje de avión para seguir a su equipo y no falta el que justifica su buen o mal humor semanal al resultado de un partido. Si bien hay estudios psicológicos y sociológicos que dan cuenta de estos fenómenos, en términos de Pascal hay algunas cuestiones que salen del pensamiento lógico y adoptan diferentes formas en lo que los teóricos actuales definen como la "cultura del aguante".

Hay quienes confunden el significado de la frase y la llevan a límites peligrosos. Así, justifican barbaridades, como insultar o escupir a un árbitro desde atrás de un alambrado y hasta el asesinato.

Pascal, que vivió menos de 40 años, dejó a su paso conocimientos aplicables a muchas ciencias. Se distanció de los racionalistas puros y sus ideas intentaron relacionar al pensamiento y el corazón. "No excluyamos pues la razón del amor, ya que son inseparables", escribió el francés y su mensaje quedó grabado para la posteridad en las tribunas futboleras.

Agustín Hurtado. Redacción Puntal

FUENTE: Puntal.com.ar