“Me gusta llegar a la gente”, afirma el artista urbano Sebastián Zapata Hantsch -más conocido como ‘Mex’-, en el marco de una entrevista que le brindó a Puntal Villa María.
"Mex", el cordobés por adopción que plasmó su arte en las paredes de un bar local
En su paso por la ciudad, el artista urbano Sebastián Zapata Hantsch, nacido en Misiones pero formado en Córdoba capital, dijo que a través de sus obras busca "llegar a la gente". Disfruta tanto pintar en la calle como exponer un cuadro en una galería. "El arte une", afirmó
“Mex” llegó hace un par de días a esta ciudad convocado por los dueños del reconocido bar Ribera, quienes lo buscaron para que deje su sello artístico en las paredes de la planta alta de dicho espacio.
Nació hace 36 años en la provincia de Misiones. Es licenciado en Artes Visuales. Se recibió hace casi una década en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y logró perfeccionarse en Buenos Aires. Llevó su trabajo a festivales internacionales. Estuvo en Chile, Colombia, Perú y Brasil, pero se considera “un cordobés por adopción”. Su nombre artístico es “Mex” y risueño cuenta cómo fue que surgió esa denominación. Cerca del mediodía, se toma unos minutos para conversar con un periodista de este medio.
Cuenta que lo suyo es el arte urbano y que disfruta tanto de exponer en galerías como de pintar murales y grafitis en espacios públicos, en la calle, en muros. Y la charla sigue.
-Y en este camino, traés tu trabajo a Villa María. ¿Cómo se da esta oportunidad?
-Caigo acá por Sofía Toribio (artista villamariense que actualmente reside en Florencia, Italia). Un día me llamó diciendo que tenía unos amigos que necesitaban un mural. En ese momento justo estaba por viajar a Brasil para hacer una residencia. Les dije que sí. Eso fue en 2018. Me convocaron para pintar un mural chiquito y a la siguiente semana ya estaba partiendo hacia Brasil. Conocí a los chicos de Ribera y la verdad es que me trataron muy bien. Después me volvieron a llamar pero justo llegó la pandemia. Ahora me convocaorn otra vez para pintar toda la parte de arriba y yo encantado de estar. Me gustó volver, tengo amigos de la facu acá. Así que también aproveché la oportunidad para visitarlos.
-Justo te convoca un espacio que, además de dedicarse a la gastronomía, también aporta a la cultura local.
-Sí. Marcos (Balanza) me comentó que existe un diálogo súper interesante entre el Museo Fernando Bonfiglioli, la Municipalidad y los artistas locales. Me pareció súper interesante que apoyen la cultura local y también la cultura de Córdoba. Con más razón, me dan ganas de venir a laburar acá. Ahora me llamaron para ponerle onda al primer piso, que ahora se va a usar mucho por el frío. Los chicos de Ribera me dieron libertad absoluta para hacer lo que yo quisiera. Les comenté en qué venía trabajando, la última muestra que realicé, todo el proceso y les gustó. Me incentiva un montón que me den esa libertad creativa, que crean en el trabajo y apoyen de esa manera al artista.
-Imagino que en Córdoba, donde vivís, hay un sinfín de murales con la firma de Mex.
Sí, tengo bastantes obras en la calle. Me gustaría tener una acá (en Villa María), en el ámbito público también. Vamos a dialogar a ver qué sale.
Inicios, trabajo e Inteligencia Artificial
-¿Cuándo te inicias en el arte?
-Yo soy de Misiones. Vine a estudiar a Córdoba en 2006 y me recibo de licenciado en 2014. Siempre me llamó el arte urbano. Lo veía en las calles de Córdoba, el grafiti fue una de las cosas que más me llamó la atención, así que la tesis la presenté con una estética de grafiti, generando un diálogo entre lo académico y lo que no. Después que presenté la tesis, fue automático y empecé a pintar murales. Gané un premio y me fui a hacer una formación a Buenos Aires. De esa manera fui viajando. Me tocó representar a Argentina en festivales internacionales, estuve en Chile, en Perú, en Colombia, en Brasil, en Lima quedé seleccionado para el Meeting of Style, que es un festival internacional importante. Así que fui a pintar a Lima, donde tengo un par de muralitos. Todo se dio orgánicamente.
-¿Cómo es el escenario que tiene que atravesar el artista en estos tiempos de crisis económica?
-Ser artista acá y en cualquier parte del mundo es difícil. Para vivir del arte hay que moverse un montón. Yo siento que soy una persona muy bendecida porque puedo vivir de lo que hago, sin embargo, eso no quiere decir que haya mucho laburo. Uno tiene que trabajar un montón, moverse y mostrarse. Las redes sociales son un factor fundamental. Actualmente, trabajo en una galería que me ayuda a mover mi obra. También doy clases particulares y tengo una serie de alumnos que los preparo, por ejemplo, para ser muralistas. Hay que remarla un montón. Por eso destaco que Ribera, desde el ámbito privado, apoye a los artistas, a la cultura local, eso me parece súper importante.
-¿Qué pensás de la irrupción de la Inteligencia Artificial en la vida de las personas, específicamente, en el arte?
-Me parece que es una ruptura y que van a existir cambios. No le temo a la Inteligencia Artificial. Creo que no va a llegar a competir con lo que pasa en una persona, por ejemplo, a la hora de interpretar. Capaz que en una esfera más primaria sí. La Inteligencia Artificial va a generar un ruido, un cambio, como muchas otras cosas en la historia, por ejemplo, con la aparición de la gráfica o la impresión. Esos son fenómenos que generaron un cambio y luego una adaptación. Con una amiga hace poco hablaba de esto, del impacto que generará en los libros, de que la posibilidad de que los ilustradores se queden sin trabajo. Pensaba que capaz en un principio va a ser difícil la competencia, pero creo que después se va a valorar de nuevo el trabajo humano. En un principio, puede que sea más barato o más rápido, pero no hay nada que compita con lo que es el arte atravesado por una persona.
-¿Cómo surge el nombre artístico Mex?
-Creo que si hubiera estudiado en Misiones, ‘Mex’ no hubiera existido. Me resistí mucho al apodo ‘Mex’ porque no tengo nada que ver con México. Me pusieron ese apodo por mi tonada. Una amiga pensaba que venía de México. Quedó como un apodo disparatado y gracioso. En la facultad los profesores creían que yo venía de México, que era un alumno de intercambio, a veces jugaba a mentir, y decía que sí, que era mexicano. Cuando terminé la carrera, empecé a pintar en la calle y necesitaba un seudónimo. Ahí es cuando pensé en ‘Mex’. Entendí que era el cúmulo de toda esa vivencia, que fue venir a Córdoba a estudiar solo. A mi viejo le costó un montón entender que yo quería ser artista y bueno, al principio no tuve su apoyo. Fue todo un crecimiento importante. Siempre digo que tuve dos universidades: una fue la universidad pública y la otra, la calle.
-¿Pintás murales tanto en barrios de la periferia como en el centro?
-Sí. A mí me gusta llegarle a la gente, eso es muy importante. No me molesta pintar en la periferia o en el centro. Es cierto que en el centro hay mucha más llegada, pero no se trata de una cosa o de la otra. Tienen que ser las dos, cada cosa tiene lo suyo. A veces me preguntan dónde me siento mejor, si pintando cuadros o en la calle, y yo siempre digo que las dos cosas me hacen sentir bien, cada una tiene lo suyo, no tengo por qué decidirme, las dos cosas me emocionan y al final, la pintura es lo que une todo.