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Hallan restos de un gliptodóntido en el cauce del río Ctalamochita

Parte de un caparazón del animal quedó al descubierto en una barranca próxima a la ciudad de Bell Ville. Estiman que será compleja su extracción por las características geográficas del sector

El hallazgo de restos de un caparazón perteneciente a un ejemplar de la familia de los gliptodóntidos en el cauce del río Ctalamochita causó revuelo en la ciudad de Bell Ville y movilizó a los responsables de preservar el patrimonio arqueológico provincial para delinear un plan de rescate en el lugar donde fue descubierto.

Fue un ocasional transeúnte quien se topó con los restos del animal hace aproximadamente una semana y en las últimas horas se dio a conocer la noticia a través de la Municipalidad de Bell Ville sin brindar mayores precisiones de la ubicación a los fines de evitar que actos vandálicos pudieran convertirse en amenaza ante semejante patrimonio.

Adáb Tauber, subdirector del Museo de Ciencias Naturales de la Provincia de Córdoba, dijo a Puntal que están en permanente contacto con el Municipio bellvillense y que se encuentran en etapa de planificación del operativo por el cual procederán a la extracción de los restos. 

Estimó que, una vez que se defina el plan de acción, la tarea de campo demandará entre dos o tres días por considerar que las condiciones de acceso no son del todo favorables.

“Lo que se encontró es un caparazón de un Neosclerocalyptus, un ejemplar de la familia de gliptodóntidos que habitaron la llanura pampeana durante unos dos millones de años y que se extinguieron hace al menos 8.500 años”, señaló Tauber.

Según el doctor en Ciencias Geológicas, estos animales podían alcanzar un largo promedio de 2,40 metros entre cabeza y la cola, con un caparazón de 1,20 metros de largo por 80 centímetros de ancho.

“En este caso, no conozco con precisión las dimensiones del caparazón encontrado porque no he viajado todavía y porque las fotografías de la persona que lo encontró no tienen un parámetro de escala que permita comparar el tamaño”, agregó Tauber, quien a la vez es también director del Museo de Paleontología de la Universidad Nacional de Córdoba.

Herbívoro

Por su carácter de herbívoros, los gliptodontes encontraron en la llanura pampeana un hábitat ideal para su desarrollo, por eso es común que se encuentren restos en distintas partes de la región central del país.

Consultado sobre su relación con la familia de los armadillos (conocidos popularmente como “peludos”), Tauber precisó que estos últimos son ancestros de los gliptodóntidos y que por sus cualidades naturales han podido sobrevivir a los distintos cambios ambientales a los que se sometió la especie.

Sobre el proceso de extracción y conservación, Tauber dijo que se analizará in situ si además de los restos del caparazón existen otros fósiles que pudieran haber quedado enterrados en la barranca.

Una vez retirados, serán sometidos a un proceso de análisis para determinar finalmente si están en condiciones de ser exhibidos al público en general y el destino donde finalmente se preservará tal patrimonio paleontológico.

“En ocasiones se resuelve materializar réplicas para que sean exhibidas por la fragilidad y vulnerabilidad que tienen las piezas originales y a estas últimas se las conserva en un repositorio”, puntualizó.



Javier Borghi.  Redacción Puntal

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