En la Cámara del Crimen local comenzó ayer el juicio contra Marcelo Camilo Zernotti (59), un odontólogo de Villa María que está imputado por el presunto delito de defraudación por circunvención de incapaces.
Lo juzgan por aprovecharse de una anciana en la compra de una casa
El imputado Marcelo Camilo Zernotti (59) enfrenta cargos por la supuesta autoría del delito de defraudación por circunvención de incapaces. "Soy totalmente inocente de lo que se me está acusando", declaró ante el Tribunal
El hecho que es materia de debate ocurrió en marzo del 2010, en perjuicio de una anciana con demencia senil, a quien el imputado le compró un inmueble a un valor mucho más bajo del que se ofrecía en el mercado.
Por ese episodio, el hijo de la damnificada, identificado como José María Rigazio, le inició al comprador de la vivienda un juicio que primero pasó por el fuero civil y luego decantó en el fuero penal.
La audiencia contra Zernotti dio inicio este lunes con la lectura del hecho, la declaración del imputado y el testimonio de cinco personas ofrecidas por las partes como testigos.
Se espera que el juicio se reanude hoy a las 10 horas con el testimonio de Noelia Mateo, una testigo propuesta por el abogado del querellante particular, José Luis Bertoldi. Finalizada esa instancia, tendrán lugar los alegatos y luego, la sentencia.
La acusación
Zernotti, quien lleva más de 20 años trabajando en el sector inmobiliario, actividad que ponderó por sobre la odontología, su otra especialidad, está imputado por un hecho de defraudación ocurrido el 23 de marzo del 2010 en perjuicio de Lilia Marsilli de Rigazio, una mujer que en ese momento superaba los 80 años y que hoy ya no vive.
Según se describió, el odontólogo le compró a la anciana un inmueble, ubicado sobre calle José Ingenieros al 500, a un precio mucho más bajo del que aparecía en el mercado, aprovechándose de que la mujer presentaba un cuadro de demencia senil progresiva a irreversible, diagnóstico que surge de un examen realizado por el neurólogo Sergio Vesco.
El encartado, según lo que dice la pieza acusatoria, implementó las acciones necesarias para que Marsilli, en carácter de vendedora, firme la escritura por un precio de 57.500 pesos, monto que en ese momento era muy inferior al valor real de la vivienda.
La Fiscalía entendió que ese accionar le ocasionó un perjuicio económico a Marsilli y un beneficio al comprador.
Por ese episodio, que tuvo lugar hace 13 años en las oficinas del escribano Sergio Guillermo Lozita, este lunes dio inicio un juicio que espera resolverse hoy con el veredicto del camarista Félix Alejandro Martínez.
“Soy totalmente inocente”
Zernotti, al momento de ser invitado a declarar, dijo que es “totalmente inocente” y que no cometió ningún delito. Luego se aventuró a decir que quedó “en el medio de una disputa familiar entre dos hermanos, que están peleándose por sus bienes” (la referencia es para José María Rigazio y Elva Maris Rigazio, hijos de la ya fallecida Lilia Marsilli).
El imputado cruzó al abogado querellante José Luis Bertoldi, a quien acusó de haber “mediatizado la causa”.
En esa línea, precisó:“Hace ocho años que viene presentando escritos en Villa María Ya, contando su historia, manchando mi buen nombre y el de mi familia”.
Acto seguido, el encartado aceptó que la hagan preguntas. Fue en ese marco cuando se le consultó por la sesión donde se materializó la compra del inmueble. Según dijo, ese acto tuvo lugar en la escribanía de Sergio Lozita. También precisó que participaron de la audiencia la dueña de la propiedad Lilia Marsilli y su hija Elva Maris, el escribano Lozita y el abogado de las mujeres, de apellido Pieckesteiner. Luego indicó que en esa misma jornada también se oficializó la venta de CIARSRL, operación por la que Zernotti recibió 15 mil pesos.
Cuando le consultaron por el estado de salud de Lilia Marsilli, respondió que la mujer “estaba lúcida” y “ubicada en tiempo y espacio”. Luego recordó que también se encontraba acompañada por su hija y su abogado.
Cinco testimonios
Por la sala de debate pasaron este lunes cinco testigos ofrecidos por las partes.
En primer lugar declaró el hijo de la anciana, José María Rigazio, quien a su vez se constituyó como querellante particular.
Cuando le preguntaron por el estado que presentaba su madre en los últimos años, respondió que ésta “confundía nombres y números”, y luego agregó que el doctor Vesco la había diagnosticado un retroceso cognitivo. En otra parte de su declaración, recordó cuando su madre Lilia fue estafada mediante el cuento del tío, episodio por el cual tomó la decisión de iniciar un juicio de insanía, mediante el cual fue nombrado como su curador.
Luego se refirió a la relación que tenía con su hermana Elva Maris Rigazio, a quien acusó de sentir “celos y envidia” de él. Luego dijo que llevan varios años distanciados.
También recordó el momento en el que se enteró que la casa de calle José Ingenieros había sido comprada por CIAR SRL “a un precio irrisorio”. Al respecto, dijo que su madre nunca le mencionó la venta de la casa.
Este lunes también fueron citados como testigos José Matías y Sofía Rigazio, nietos de Lilia. Ambos coincidieron en que su abuela en los últimos años “no estaba bien” y “se perdía”.
Sofía, por su parte, reconoció que su abuela “nunca se hubiera ido de su casa de toda la vida”, y en esa línea dijo no entender por qué había vendido la propiedad.
El cuarto testigo fue el escribano Sergio Guillermo Lozita, quien recordó que Lilia se encontraba “lúcida” al momento de ceder sus acciones. Luego dijo que cuando se presentan dudas sobre el estado de salud de las personas mayores pide un certificado médico. “Si no puedo certificar que la persona esté bien, directamente no se hace la escritura en cuestión”, aseveró.
Asimismo, comentó que no le llamó la atención el precio del inmueble y sostuvo que no está en sus funciones saber si algo que vende es barato.
Por último, fue citado a declarar Maximiliano Ramón López, un agente inmobiliario que administraba el alquiler de una vivienda que también estaba a nombre de la anciana.
Resta aclarar que la audiencia contó con la participación del fiscal de Cámara Francisco Márquez y los abogados defensores Héctor Oses y Antonio Alarcos.