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"El deporte educa y da hábitos"

Para "Pirata" Marqués, "la política no logra identificar el trabajo que hacen los clubes. Yo seguiría peleando si no hubiese hecho deporte"

A juzgar por Miguel Marqués, “en la reunión de la Liga de Baby Fútbol se planteó por qué algunos empezaban y otros no. No me parece una cuestión de celos, sino de tener la tranquilidad de que están dadas las condiciones de espacios físicos y de elementos para otorgar cuidado sanitario antes, durante y después de realizar la actividad”.

Agrega que “es fundamental que el padre esté convencido y que ayude a cumplir el protocolo. Los profesores deben planificar los diferentes entrenamientos, y también contribuir en la protección, porque un error hará que vuelva todo para atrás”.

Resalta que “no existen expectativas concretas que regrese el fútbol en 2020. Es muy difícil que se pueda habilitar la actividad”.

Considera que “la problemática es común para todos los clubes y sus respectivos dirigentes. Muchas veces un delegado cree que se hacen los goles en la reunión, pero no se trata de sacar ventaja. Esto no es una competencia, hay que trabajar todos en conjunto”.

Bajar la competitividad

Marqués explica que “la competencia siempre va a existir. No se puede evitar competir, pero este año se propuso en la Liga de Baby bajar la competitividad. Por ejemplo que todos los chicos pudieran jugar un tiempo mínimo. Que primero debían jugar los chicos de su categoría, y si había lugar se podían agregar luego los de una categoría inmediata inferior”.

Destaca que “no pasa por competir el problema. Se suele confundir que en un deporte que es colectivo, se otorgue premio al goleador. ¿Para qué? Esto genera mucho roce entre los padres, y sólo genera egoísmo en los niños”.

Acota que “los clubes son agentes contenedores. Los más sufridos son los que hacen muchas veces un esfuerzo mayor en este sentido. Porque los que ofrecen una copa de leche a los chicos, generalmente son los que necesitan más”.

Agrega que “corren hasta riesgo de cerrar algunos de estos clubes, porque son muy pocos los padres que trabajan en ese sentido de contención”.

Resguardar a los clubes

Resalta que “habrá que buscar en este sentido un apoyo diferente para resguardar a esos clubes, que más allá del fútbol, contienen a los chicos. Proponer un debate sobre las formas y cómo poder ayudar como sociedad. El padre colabora más cuando se juega el partido, pero los chicos muchas veces necesitan más durante la semana”.

Añade que “psicólogos, nutricionistas, psicopedagogos han realizado charlas, y los padres no han ido o demostraron desinterés. Cuando el chico juega, los padres van a la cancha. Es como que respetan el deporte, y aunque cuestionan los reglamentos, y la parte social no se tiene en cuenta”.

Explica que “la euforia del baby pasa. Para generar conciencia es necesario entender que este momento puede servir para generar pautas de un trabajo superador”.

Confiesa que “ante la situación de disparidad de criterios, es muy difícil mejorar. Hoy la Liga Villamariense está en un proceso político de renovación de autoridades, que complica la superación. Todo lo que esté relacionado con la política, conduce a que nos cueste ponernos de acuerdo. Está más allá de la política”.

Indica que “si en tu casa no podés pagar la luz, y existen divisiones profundas entre sus habitantes, será difícil mejorar las condiciones de la vivienda. Si no te ponés de acuerdo, el camino de la decadencia viene solo”.

Expresa que “costará encontrar las mejores formas de volver. El problema económico es muy grave en los clubes, que tienen a 4 o 5 personas haciendo un esfuerzo grande para mantener la actividad. Aunque hay un reciclaje de padres y gente que empuja para sostener un club, no es fácil crecer, porque todo lo que pasa en el medio depende de dinero, que es lo que no genera un club”.

Destaca que “el dirigente piensa en cómo resolver el día a día, y a lo mejor el año. Pero con una cuotita mensual sólo se puede funcionar. El manejo del poder es difícil. Para la política identificar este rol de contención de un club, reconocerlo y ayudarlo no resulta fácil. Requieren mayor apoyo de lo que se cree. Un pibe se educa mediante el deporte en los clubes. Si yo siguiera con la tendencia que tenía a los 16 años, estaría peleando. El deporte educa y da hábitos”.