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Los bienes de Coco Massobrio, presos de una puja judicial

Tres meses antes de morir, este productor cabrerense realizó un testamento. Tras fallecer en 2016 se conoció su voluntad: las 400 hectáreas de campo deben ser para el Ipea 291 y los bomberos. Pero el reclamo de un sobrino no permite hacer realidad este deseo.

En septiembre de 2016 una noticia conmovió a todos los habitantes de General Cabrera. A seis días de su fallecimiento, se conoció la decisión de  Jorge “Coco” Massobrio” de donar sus  bienes a la Asociación de Bomberos Voluntarios y al Ipea N° 291.

Pero su voluntad aún no fue cumplida y está inmersa en un entramado judicial ante el reclamo de un sobrino (Rodolfo Massobrio) que objeta esta voluntad y reclama derechos sobre los bienes, por cuanto sostiene que existirían algunos no incluidos dentro del testamento.

Massobrio falleció a los 86 años de edad. Integrante de una familia tradicional de Cabrera, se destacó como productor agropecuario. A pesar de su poca actividad social, sus vecinos sí resaltaron el compromiso que tenía para con las instituciones colaborando permanentemente. Sin herederos directos, decidió que el fruto de su trabajo fuera para bien de la comunidad.

Y ello quedó plasmado en un testamento que realizó en junio de 2016 ante el abogado y hoy albacea doctor Guillermo Grosso.

En el documentó dispuso de sus 400 hectáreas de campo -valuadas en unos US$ 5 millones- de la siguiente manera: 250 al Ipea 291 y las restantes 150 hectáreas a Bomberos Voluntarios.

Su legado lo hizo bajo ciertas condiciones. En el caso del colegio, debe destinar los bienes a la formación profesional, la creación de tecnicaturas y generar un sistema de becas para ayudar a los alumnos en sus estudios. En Bomberos para que sean utilizados en el crecimiento de la institución. Algunos otros bienes los dejó a cercanos, no así a un familiar que hoy está reclamando en la Justicia.

Autoridades de bomberos voluntarios y del Ipea 291 admiten que "es imposible saber cuándo la Justicia va a autorizar el uso de los campos donados por Coco Massobrio antes de morir en beneficio de las dos instituciones señaladas por el productor agropecuario". 

Cuando los trámites para cumplir con la voluntad del fallecido ingresaron en su segundo año, algunos se muestran optimistas y otros no muy esperanzados. 

Las últimas novedades en torno a esta herencia, hoy en la Justicia, refieren a recusaciones y cambios de abogados. Más precisamente el doctor Guillermo Grosso, que es el albacea en la herencia y quien también era abogado de las instituciones herederas, dejó este último cargo. Ambos cargos resultarían incompatibles para la Justicia, de allí el cambio.

Hoy es el doctor Francisco Torres Vélez quien defiende los derechos del Ipea y Bomberos.  



Segunda instancia



Héctor Dulla, presidente de Bomberos Voluntarios, sostuvo: "Sabíamos que eran trámites judiciales que pueden llevar tiempo, pero esto se confirma, se corrobora. No es que la Justicia sea lenta, sino que son los pasos procesales, que por ahí uno no los puede entender. De cualquier manera, no ha habido cambios sustanciales en la causa, así que seguimos aguardando que se defina la situación”.

El proceso judicial está en una segunda instancia porque la jueza que tuvo la causa en la primera etapa falló a favor, tanto de Bomberos como de la escuela, los beneficiarios del legado de Coco Massobrio. Pero una nueva apelación de parte del sobrino determinó seguir el proceso en la Cámara Segunda en lo Civil y Comercial.

“Estamos aguardando esta segunda instancia, que resuelva la causa", manifestaron. Entre las novedades se encuentra el cambio de abogado solicitado por la Justicia. Dulla confirmó además el cambio de letrados por pedido de la Cámara. 

Cada uno de estos pasos implica una demora en las resoluciones y, en medio, la herencia sigue en un “limbo”. "Imposible arriesgar una fecha en todo esto. Nosotros estimábamos que para junio de este año ya podíamos disponer, pero me parece que está demasiado cerca el mes de junio para poder contar con esa fecha. Esperemos que sea durante el transcurso del año, pero simplemente es esto una expresión de deseo. No tengo la certeza. No manejo tiempos procesales porque no es mi profesión tampoco", puntualizó Héctor Dulla.

"Nosotros hemos reunido ya lo que tenemos que pagar por el nuevo galpón, ahora el 22 de marzo tenemos que liquidar lo que faltaba, pero hay que devolver lo que nos habían prestado las empresas de Cabrera y de la zona que habían colaborado con esto. Eso es complicado porque estamos en un año terrible, el peor año creo de los últimos cuarenta o cincuenta acá en la zona; seguramente nos va a complicar, pero no me quiero adelantar tampoco a esto porque, si no, no vamos a dormir ninguno", finalizó Dulla.

En iguales condiciones está el Ipea,  que espera disponer de estas tierras para llevar adelante sus proyectos educativos y hacer realidad la voluntad de Coco.



Víctor Machuca

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