El coronavirus atraviesa a toda la sociedad, pero a las clases más populares les cala más hondo, en la alimentación y en la posibilidad de vestirse.
La pandemia obligó a que muchas familias se acercaran a los comedores barriales para solicitar ayuda y la demanda, tristemente, es cada vez mayor.
“La situación está difícil en todos lados, nosotros tenemos actualmente 90 niños que asisten al comedor todos los días”, dijo Marisa Sanchez, quien está a cargo del reconocido comer “Caritas felices”.
La mujer aseguró que el comedor funciona todos los días a partir de las 20 horas: “También hacemos viandas para adultos mayores, son alrededor de ocho familias que no se pueden llegar hasta el comedor y por la pandemia no pueden salir a trabajar, se sabe que las jubilaciones son muy bajas y todo es muy caro”, dijo.
El comentario de la referente de barrio La Calera indicó que la situación que se observa es muy compleja, ya que se tuvo que agregar un día más de servicio de comida: “Ahora también el comedor funciona los días sábados al mediodía, no hay que olvidarse que hay chicos que asistían al Paicor (Programa de Asistencia Integral de Córdoba) y no están teniendo esa comida”.
En referencia a la situación actual, Sanchez manifestó que se acercan mujeres los días domingos porque no tienen elementos para hacerle de comer a sus hijos. “Esa situación es muy triste”, dijo la mujer.
Sobre el tema, también relató la situación del barrio Juan Lopez, quien desde hace 29 años está detrás del comedor “Asociación civil protegidos por María” del barrio Malvinas Argentinas. El referente solidario describió una situación similar que relataba su par de barrio La Calera.
“En el caso de nuestro barrio, las cosas están bastante difíciles, ya que se incrementó mucho la asistencia, mucha gente con Covid que necesita de la ayuda del comedor”, dijo López.
En esa línea, explicó: “Tuvimos 80 familias con Covid que las hemos ayudado, la situación se ha tornado muy difícil y ya no nos alcanza la mercadería, por ejemplo antes comprábamos leche para darles a los más chicos pero ahora con lo que tenemos no nos alcanza, los precios aumentaron mucho y los valores que teníamos destinados superó lo previsto”, señaló.
Y agregó: “La gente que viene es porque se quedó sin trabajo, la gran mayoría trabaja en negro y por la pandemia perdió todo”.
Colaboradores
Sobre las personas que asisten a los comedores y merenderos, Marisa Sánchez explicó que los colaboradores fieles están siempre, pero con menos cantidad que veces anteriores: “Agradezco a todas las personas que siempre están, se nota que las personas que ayudan habitualmente siguen haciéndolo pero en menos cantidad, uno entiende la situación porque es difícil para todos y los comedores dependemos de la ayuda de la gente”.
“Actualmente la Municipalidad aporta para el comedor $23.000 y con ese dinero se pagan los servicios, la intención era que sobrara algo de plata para poder comprar alimentos pero no sobra nada porque es mucho lo que se paga de impuestos, agradezco la ayuda que nos brindan, que si no estuviera no podría pagar”, dijo Sánchez.
Por su parte, López indicó que de las personas que colaboran con el comedor siguieron haciéndolo a pesar de la pandemia y no dejaron de aportar nunca: “La ayuda fue impresionante, pero las cosas aumentaron mucho por eso se nos dificulta acceder”, explicó.
Demanda social
“Está todo muy difícil, hay mucha demanda de ropa, calzado y alimentos y se complica mucho más, además no solo estamos con el comedor sino que acompañamos a personas del barrio que lo necesitan”, dijo Marisa Sanchez.
La referente social dijo que se acercan personas de muy bajos recursos: “Agradezco de que la gente me quiere mucho y se comunican para poder acercar lo que necesitamos”, expresó.
La titular del comedor de barrio La Calera relató que se presentan muchas situaciones de necesidad: “Hay una mamá con cuatro niños internada en el hospital, un colaborador del comedor le compró los medicamentos e insumos que ella necesitaba para estar internada porque desde el Hospital no se lo podían proveer”.
“En la situación que atravesamos, la gente de escasos recursos no puede ni siquiera enfermarse, ser humilde implica tener más problemas y no se puede acceder a muchos elementos que son necesidades”, se lamentó la mujer.
En esa línea, el titular del comedor de barrio Malvinas Argentinas dijo que se acercan alrededor de 130 familias mensualmente al comedor, algunas del mismo barrio donde está el espacio y otras de domicilios más alejados.
Pandemia
Sánchez resaltó que con la pandemia se agravó la situación de manera exponencial y se refleja en la gran demanda: “Lo veo con los chicos que vienen al comedor, un niño que se sirvió tres veces un plato de guiso es porque tiene hambre, entonces uno piensa en que realmente no comen y no tienen”.
El incremento de la falta de trabajo derivó en que más personas se acerquen a comedores sociales y barriales: “Esta es una batalla que entre todos la vamos a pelear, son casi 100 viandas que entregamos todos los días”.