El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, iniciaron ayer la trascendental cumbre que generó expectativas sobre la pacificación de la península, formalmente en guerra entre ambas partes desde hace más de medio siglo.
Los mandatarios se encontraron en la zona fronteriza desmilitarizada un minuto antes de la hora acordada, a las 9.29 de mañana (las 21.29 de ayer en la Argentina), e intercambiaron varios gestos de cordialidad.
Entre sonrisas y apretones de manos, y en un gesto simbólico acaso fuera de programa, Kim invitó a Moon a caminar unos pasos dentro del territorio norcoreano antes de que ambos se dirigieran al sector surcoreano.
Una vez allí, caminaron escoltados por civiles con trajes típicos y militares con uniformes de gala, luego pasaron revista a tropas de ambos países y más tarde saludaron a los principales colaboradores de cada uno, con quienes posaron para una foto oficial.
Después, Moon y Kim ingresaron en la Casa de la Paz, situada en el lado sur de la aldea del armisticio de Panmunjom, donde el líder norcoreano firmó el libro de visitas.
Finalmente, 15 minutos después del primer contacto, Moon y Kim pasaron a un salón de la Casa de la Paz, donde comenzaron una conversación a solas y luego tenían previsto iniciar las deliberaciones formales junto a sus colaboradores.
La primera en once años
Esta cumbre, la primera en 11 años y la tercera en la historia, se concreta luego de semanas de febriles preparativos y fue planificada hasta el más mínimo detalle por las delegaciones de ambos países, cuyo objetivo de máxima es el establecimiento de algún tipo de tratado de paz.
De acuerdo con lo previsto, habrá una reunión matinal y otra vespertina, tras las cuales los dos líderes realizarán un anuncio, cuyo formato dependerá enteramente del "contenido de dicho texto", explicó la oficina presidencial surcoreana.
Hasta último momento no se sabrá si Kim y Moon leerán algún tipo de declaración conjunta o si incluso se ofrecerían a contestar a preguntas de los periodistas, lo que sería sin precedentes en el caso de un líder de Corea de Norte.
La mesa
Del principio al final de la jornada, cada detalle se ha medido al milímetro, en algunos casos literalmente, como el de la mesa que se empleará en la sala de reunión.
El mueble es ovalado para reducir entre los participantes "la distancia psicológica" que genera la división de la península y en su parte central mide exactamente 2.018 milímetros de ancho, para simbolizar el año de la histórica cita.
Luego del encuentro, Kim y Moon plantarán un árbol junto a un camino que en su día utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong (norcoreano de nacimiento), para visitar su pueblo natal y donar un millar de reses a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los ‘90.
La tierra empleada para abonar el pino procede de los volcanes Halla y Paektu, los picos más altos -y venerados- de Corea del Sur y del Norte, y el agua usada para regarlo procederá del Han y el Taedong, los ríos que bañan respectivamente Seúl y Pyongyang.
Comentá esta nota
Entre sonrisas y apretones de manos, y en un gesto simbólico acaso fuera de programa, Kim invitó a Moon a caminar unos pasos dentro del territorio norcoreano antes de que ambos se dirigieran al sector surcoreano.
Una vez allí, caminaron escoltados por civiles con trajes típicos y militares con uniformes de gala, luego pasaron revista a tropas de ambos países y más tarde saludaron a los principales colaboradores de cada uno, con quienes posaron para una foto oficial.
Después, Moon y Kim ingresaron en la Casa de la Paz, situada en el lado sur de la aldea del armisticio de Panmunjom, donde el líder norcoreano firmó el libro de visitas.
Finalmente, 15 minutos después del primer contacto, Moon y Kim pasaron a un salón de la Casa de la Paz, donde comenzaron una conversación a solas y luego tenían previsto iniciar las deliberaciones formales junto a sus colaboradores.
La primera en once años
Esta cumbre, la primera en 11 años y la tercera en la historia, se concreta luego de semanas de febriles preparativos y fue planificada hasta el más mínimo detalle por las delegaciones de ambos países, cuyo objetivo de máxima es el establecimiento de algún tipo de tratado de paz.
De acuerdo con lo previsto, habrá una reunión matinal y otra vespertina, tras las cuales los dos líderes realizarán un anuncio, cuyo formato dependerá enteramente del "contenido de dicho texto", explicó la oficina presidencial surcoreana.
Hasta último momento no se sabrá si Kim y Moon leerán algún tipo de declaración conjunta o si incluso se ofrecerían a contestar a preguntas de los periodistas, lo que sería sin precedentes en el caso de un líder de Corea de Norte.
La mesa
Del principio al final de la jornada, cada detalle se ha medido al milímetro, en algunos casos literalmente, como el de la mesa que se empleará en la sala de reunión.
El mueble es ovalado para reducir entre los participantes "la distancia psicológica" que genera la división de la península y en su parte central mide exactamente 2.018 milímetros de ancho, para simbolizar el año de la histórica cita.
Luego del encuentro, Kim y Moon plantarán un árbol junto a un camino que en su día utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong (norcoreano de nacimiento), para visitar su pueblo natal y donar un millar de reses a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los ‘90.
La tierra empleada para abonar el pino procede de los volcanes Halla y Paektu, los picos más altos -y venerados- de Corea del Sur y del Norte, y el agua usada para regarlo procederá del Han y el Taedong, los ríos que bañan respectivamente Seúl y Pyongyang.