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Desarrollaron el primer controlador de malezas eléctrico que no requiere herbicidas

Los ingenieros Carlos Torre y Ariel Bettiol, de Las Perdices, son pioneros en el país. La máquina funciona emitiendo una descarga eléctrica, sin necesidad de usar agroquímicos. El dispositivo ya tiene demanda internacional.

Un innovador dispositivo de control de malezas fue creado por ingenieros de la región. El mismo funciona con energía eléctrica y no requiere la utilización de agroquímicos. Este tipo de maquinaria es único en el país e incluso a nivel mundial no hay un prototipo similar para cultivos extensivos.

Así lo aseguró a Puntal el ingeniero agrónomo oriundo de Las  Perdices Carlos Torre, quien, junto con el ingeniero electromecánico Ariel Bettiol, desarrolló la maquinaria que fue presentada en Agroactiva.

La creación se concretó en General Deheza y la maquinaria está equipada con generadores y aplicadores que descargan 6 mil voltios sobre las malezas.

-¿Cómo comenzó la idea que se cristalizó en la creación de la máquina?

-Hace unos 3 años que venimos trabajando en este proyecto. Queríamos buscar una alternativa distinta porque yo trabajo en producción agropecuaria a gran escala pero también a pequeña escala, porque soy pequeño productor. Queríamos una alternativa de un control de malezas diferente. Todos los días se habla de nuevos métodos, pero en realidad lo que se hace es mezclar nuevos herbicidas o hacer cócteles, o a veces hacer dos o tres aplicaciones de productos para tratar de hacer los controles en malezas muy tolerantes. En base a eso empecé a buscar a alguien que trabajaba en esto con otro objetivo, lo usaba para fines urbanos. Era una máquina parecida. Así que tomando esto desarrollamos una máquina para lo que serían las labores previas a la siembra de soja o de maíz, o de otros cultivos de la zona. Surgió primero la idea de hacer una máquina pequeña, un prototipo de 4 metros, y nos funcionó bien. Hoy llevamos ese ancho de trabajo a 12 metros. Fue el que presentamos en Agroactiva. 

-¿Cómo funciona?

-La máquina tiene un generador eléctrico que puede estar accionado por la toma de fuerza del tractor -depende del tipo o tamaño del dispositivo- o si no puede tener un generador eléctrico montado sobre la máquina de manera autónoma. Eso genera dos tipos de carga, una neutro-negativa, que va a tierra, y otra parte positiva, que es la que va tocando la maleza. Así la electricidad corre por el suelo, entra por la raíz y termina matando a la planta desde abajo hacia arriba. Lo que hace es producir un shock eléctrico o descarga. Es decir, hace de alguna manera hervir el contenido celular, estallan las paredes celulares y así muere la planta.

-¿Esta tecnología tiene impacto esencialmente en las producciones agroecológicas?

-Sí, es una parte de la gente que sin duda estará interesada, pero también hay que tener en cuenta que en el país y en el mundo un productor se encuentra con malezas muy resistentes a herbicidas. Con este dispositivo se puede controlar este tipo de malezas tolerantes. Además hay que tener en cuenta lo que es periurbano, que rodea a los centros poblados y que hoy por las reglamentaciones no se puede cultivar. Esta máquina permitiría generar otras posibilidades. Y otro caso por supuesto es el de los cultivos orgánicos. Hoy vas por todo el mundo y encontrás artículos orgánicos o alimentos bio. Incluso cada vez hay más cadenas de comedores que ofrecen productos orgánicos y en Argentina está en permanente crecimiento.

-¿Cómo son los costos?

-Tenemos dos tipos de máquina, la que tiene mucha demanda es la  más chica y trabaja en cultivos frutícolas como vid, olivos, limones y otros cítricos, todos productos relacionados con el consumo directo humano. El limón, por ejemplo, es un producto que forma parte muy importante de la economía regional de Tucumán, Salta y parte de Jujuy. En los productos que se exportan derivados del limón aparecen residuos de herbicidas y con esta máquina se podría eliminar esto. En cuanto al costo de la máquina, una chica cuesta alrededor de 85 mil dólares y una grande de 12 metros cuesta 215 mil dólares, pero son fáciles de amortizar porque el único consumo que tienen es el combustible que usa el motor de generación de electricidad. No tienen ningún consumo de herbicida. Puede tener algún gasto de reparación de los aplicadores que están en contacto con el suelo, pero nada más. 

-¿Ya tienen demanda?

- Tenemos pedidos de Córdoba, de otras provincias, pero también de gente de Paraguay que tiene cultivos orgánicos de chía y sésamo. Incluso de Uruguay, de Colombia y Chile. De Australia nos visitaron por una producción de vinos orgánicos. Hemos hecho contactos con 500 firmas que quieren máquinas e información.



Luciana Panella.  Redacción Puntal