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"Esta obra me representa en plenitud en este momento tan particular que estamos viviendo"

José Luis Serrano habla del espectáculo "El Don y la Doña" que presentará con Doña Jovita el próximo sábado 2 de julio en Río Cuarto

El próximo sábado 2 de julio, Doña Jovita irá a Río Cuarto para presentar en el Teatro Municipal el espectáculo “El Don y la Doña”. Entradas: $2100-1900-1600 en boletería del teatro o por autoentrada.com

Adelanta la gacetilla de prensa: “El Don y la Doña”, dos caras del humor de Traslasierra. “El humor no nos hace felices, pero nos compensa de no serlo”, dice José Luis Serrano.

“Canción de cuna para un pichón de coronavirus”, “Si hay un viento de tristeza, ni se te ocurra creerle”, “Bolero del barbijo”, “Amor precario”, “Te acordás Olegario”, “La vaca falopera”, “Zamba para mi cerularito”, “Rebelión en la panza” y “Adán le dijo al Criador”, son algunos de los temas que abordan los cuentos y canciones que Serrano comparte con Doña Jovita.

La abuela revisa y reflexiona junto a Serrano temas de actualidad como la transformación de nuestros hábitos por la irrupción del celular y la soledad. Problemas existenciales,

vitales que acompañan al hombre desde que dejó su vida nómade. En clave de humor Doña Jovita logra convertir en palabras lo que la abruma con su lenguaje de Traslasierra. Se pone a hablar de la inseguridad, los cambios alimentarios, la vida sedentaria, la política o el desencuentro generacional.

Un choque entre dos mundos: el manejo del absurdo en la escena nace como una respuesta a la solemnidad al engreimiento y la autosuficiencia que pulula en la humanidad urbanizada de estos tiempos.

Una propuesta que apela a la buena salud a través de la sonrisa como bandera. Plena de comicidad, ya que esto nos mantiene vivos para sostener proyectos y sueños. Para ello Serrano se trajo el camarín al escenario para compartir contando y cantando, la aparición de Doña Jovita que en complicidad con el público “hace flores de las penas”, con un humor esperanzado de ternuras y carcajadas.

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Desde la adolescencia me he planteado el desafío de ser útil en la construcción de un mundo mejor. Soy agrónomo general. Cuando hice la tesis, el tema elegido fue la forestación. Ni soñaba entonces que algún día iba a subir a un escenario para hacer teatro. Y ocurrió gracias a este personaje en 1986, cuyo primer monólogo en la primera obra, el tema elegido fue el desarrollo de un alegato defendiendo la vida de los pájaros y el monte. Todo con humor Desde la adolescencia me he planteado el desafío de ser útil en la construcción de un mundo mejor. Soy agrónomo general. Cuando hice la tesis, el tema elegido fue la forestación. Ni soñaba entonces que algún día iba a subir a un escenario para hacer teatro. Y ocurrió gracias a este personaje en 1986, cuyo primer monólogo en la primera obra, el tema elegido fue el desarrollo de un alegato defendiendo la vida de los pájaros y el monte. Todo con humor

Hablamos con José Luis:

-¿Cómo surgió la idea de esta nueva propuesta en la que trasladás el camarín al escenario para compartir, vos y Jovita, contando y cantando?

-Es una puesta que vengo haciendo desde hace 28 años en los colegios, y algunas veces en las cárceles. La idea nació cuando tuve que presentarme en un centro de rehabilitación de adicciones en La Cumbre. En esa instancia sentí que para poder llegar a los jóvenes era necesario comunicarme de igual a igual, sin el personaje. Y fue un acierto. Desde ahí de algún modo y con el acompañamiento de ese público tan especial, me sentí legitimado como para contarles los vericuetos de mi oficio juglaresco. Hasta llegar a la caracterización de Doña Jovita en el mismo escenario. Y en este último tiempo dispuse llevarla a espacios públicos.

-¿Y cómo ha sido la respuesta del público en los lugares en los que ya lo has mostrado?

-He presentado esta propuesta en las dos últimas temporadas de verano en las sierras, y en Córdoba capital. El público acepta la consigna de jugar e inclusive de participar en algunos casos. Por lo que cada función es una propuesta original, aunque tenga cierta estructura que me ordena los contenidos. Esta obra me representa en plenitud en este momento tan particular que estamos viviendo.

-El año pasado realizaste el show virtual Zoombando, un espectáculo vía Zoom en el Jovita interactuaba con el público. ¿Cómo resultó, en general, esa experiencia?

-Sí!!! “Doña Jovita viene Zoombando”. En medio de la crueldad de la pandemia, fue un recurso que tuvo su fecundidad. Gracias a eso pude continuar ejerciendo mi oficio, y también llegar a personas que estaban sufriendo el peso de la soledad y la distancia. Voy a seguir haciéndolo. Siempre hay alguien que me pide que repita este formato. Argentinos que se comunican desde distintos lugares del país y del mundo.

-También el año pasado fuiste uno de los impulsores de la Fiesta por la Tierra que se realizó en modo virtual con las participaciones de Raly Barrionuevo, Piñón Fijo, Marita Londra y Paola Bernal, entre muchos otros y que tenía como objetivo primario alertar que "la casa común está amenazada". Más allá del alto nivel artístico, ¿cuáles fueron las sensaciones vividas?

-Lo más hermoso de esta experiencia fue la toma de conciencia colectiva sobre el sufrimiento y deterioro de nuestro planeta. Nuestra casa común. Eso trajo aparejado un gesto común de solidaridad compartida y celebrada. La esperanza se repartió en los corazones que sueñan un mundo más sano y una vida sustentable. De manera particular, a mí me sirvió para conocer grandes artistas y personas comprometidas con el cuidado de lo que es de nadie y de todos.

-¿Cómo y cuándo nace tu interés por lo socioambiental?

-Desde la adolescencia me he planteado el desafío de ser útil en la construcción de un mundo mejor. Soy agrónomo general. Cuando hice la tesis, el tema elegido fue la forestación. Ni soñaba entonces que algún día iba a subir a un escenario para hacer teatro. Y ocurrió gracias a este personaje en 1986, cuyo primer monólogo en la primera obra, el tema elegido fue el desarrollo de un alegato defendiendo la vida de los pájaros y el monte. Todo con humor.

Por lo que recuerdo, cada vez que hubo una problemática común, como por ejemplo el mal de Chagas, el cierre de las escuelas rurales pobres, la desvalorización de la cultura ancestral o el deterioro del monte, me sentí interpelado y atropellado como pueblo viéndome obligado a no calla.