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La consultora Ecolatina aseguró que “la recesión acumula 7 trimestres y no se prevé un rebote en el primer semestre 2020”

Luego de la crisis del 2001, la única recesión que superó a la actual en términos de destrucción de producción fue la del 2008/09

La recesión que registra la Argentina es la más prolongada desde el 2001, con siete trimestres consecutivos de caída de la actividad, y no se prevé un rebote durante el primer semestre, analizó ayer la consultora Ecolatina.

En comparación con las últimas crisis que sufrió la economía argentina, la actual puede ser considerada una de las más profundas y la más extensa, dijo la consultora.

Luego de la crisis del 2001, la única recesión que superó a la actual en términos de destrucción de producción fue la del 2008/09.

En aquel entonces, la actividad económica se desplomó más de 10% en tan sólo tres trimestres, aunque recuperó los niveles previos a la crisis rápidamente.

En cambio, la recesión por la que se atraviesa en la actualidad lleva siete trimestres y todavía sigue sin encontrar un piso, precisó Ecolatina.

En este sentido, teniendo en cuenta la frágil situación que registra la economía argentina, la consultora afirmó que la actividad "no logrará repuntar en el primer semestre de 2020".

De todas formas, algunas decisiones en torno a la política fiscal y monetaria podrían generar una leve reactivación hacia la segunda mitad del año, agregó.

Son varios los factores para tener en cuenta a la hora de evaluar si se podrá materializar una reactivación de la actividad hacia la segunda parte de 2020.

En este sentido, el resultado de la renegociación de la deuda es uno de los más importantes: una reestructuración exitosa permitiría otorgar certidumbre a la economía argentina y relajar tensiones en el frente cambiario y financiero.

Para lograr este objetivo, el Gobierno está siendo prudente en términos fiscales con el fin de dar señales a los acreedores, puntualizó Ecolatina.

Además de aumentar los ingresos a través de una suba de la presión impositiva, se encuentra tratando de resguardar el gasto público (principalmente a través de la seguridad social) para alcanzar un resultado primario sostenible y hacer frente a las obligaciones.

En este sentido es que no se espera que el consumo y la inversión pública sean en 2020 motores de la economía.

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