“El futuro ya llegó…llegó como vos no lo esperabas ♫♪”, cantaba el Indio Solari en el tema “Todo un palo”, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El coronavirus parece haber acelerado el advenimiento de muchas de las aristas de ese escenario por venir. Una de ellas es el impacto de la tecnología en la educación. Claudio Asaad, docente del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, señala que la cuarentena desafió a todos los niveles a tener que manejarse a través del mundo virtual y generar allí los contextos de aprendizaje.
El profesor, quien viene trabajando con el uso de las TICs en distintos ámbitos desde hace varios años, remarca que la emergencia sanitaria está impactando de diversas formas en las distintas instituciones educativas. Por ejemplo, en la Universidad, no sólo provocando movilizaciones a nivel de la enseñanza propiamente dicha, sino a través de diversas maneras de involucrarse con la sociedad.
“Yo creo que la Universidad como institución está tratando de hacer lo mejor para dar respuesta a esta emergencia. Hay una preocupación muy sentida por todas las áreas, pensando siempre en que los estudiantes no pierdan la posibilidad del cursado”, señala Asaad. Además, destaca que en el caso de la Facultad de Ciencias Humanas se reaccionó de manera rápida y anticipada y está trabajando para facilitar las posibilidades de que los profesores puedan acceder a los conocimientos sobre las distintas plataformas.
“Este contexto planteó un desafío sobre un tema que desde hace rato se viene debatiendo en las universidades. Tiene que ver con el uso de la tecnología, con el uso de la educación a distancia y cómo estas dos cuestiones enfrentan a la institución con los modelos tradicionales de la enseñanza por un lado y, por otro lado, con la inclusión como una de las dimensiones importantes de una educación pública, gratuita y democrática”, indica el profesor. Agrega que, desde un punto de vista, las TICs contribuyen a esa idea de igualdad, pero siempre debe analizarse este punto de manera contextualizada. “Estas herramientas se vuelven muy importantes cuando nos encontramos con condiciones poco favorables, como las que se tienen en algunos lugares. Si bien en Río Cuarto no estamos tan mal como en otras regiones de Argentina, igual tenés complicaciones, como aquellos estudiantes que tienen que trabajar o que no tienen el boleto educativo y deben gastar mucho dinero para venir de sus pueblos para acá. En esos casos son muy importantes, porque brindan oportunidades. Ni hablar en el contexto de hoy, en medio de la crisis sanitaria”, remarca.
Para Asaad, el análisis sobre la manera en la que las TICs pueden contribuir en el ámbito educativo nunca puede hacerse sin tener en cuenta el contexto. En ese sentido, el magíster por la Universidad Autónoma de Barcelona subraya que uno de los inconvenientes que se presentan a la hora de implementarlas es el acceso desigual que se tiene a esas nuevas tecnologías. Destaca que desde la década de 90 se viene debatiendo sobre cuántas personas en el mundo poseen, no sólo una buena red para conectarse a internet, sino también la posibilidad de poseer los aparatos electrónicos básicos para poder usufructuarlo. “El otro problema tiene que ver con la alfabetización tecnológica. Es decir, en qué nivel los alumnos y los docentes pudieron acceder a los lenguajes particulares que tienen estas herramientas. No se trata solo de subir un video y nada más”, añade Asaad.
Cuestiones como el acceso a internet, el hardware y la calidad de las conexiones tienen su impacto en la actualidad de la Universidad de Río Cuarto. La plataforma habilitada desde la institución para realizar la mayoría de las tareas sufrió un salto en la cantidad de demandas y hubo algunos problemas de conexión, que se pudieron solucionar. Además, no todos los estudiantes tienen el mismo nivel de posibilidades para acceder. La calidad de conexión que hay en Río Cuarto es muy distinta a la que hay en otras localidades de la región. “La idea del contexto aparece otra vez. Por ejemplo, vale preguntarse las condiciones en las que acceden los estudiantes. Los que se quedaron en cuarentena acá ¿Tienen acceso a internet? ¿Hay computadora en la casa? ¿Cuántas? ¿Para cuántas personas? Son todas consideraciones que hay que hacer a la hora de pensar la enseñanza a nivel virtual”, explica el docente de la UNRC y añade que, con sus altibajos, hoy en el país hay una buena conectividad, debido a la gran demanda que existe de plataformas de streaming y las redes sociales. Esta generó que ha habido inversiones de parte de las empresas. Además, resalta algunas políticas gubernamentales en el área de las comunicaciones, así como también el programa “Conectar igualdad”.
Una de las grandes interrogantes que genera la aplicación de las TICs en la educación tiene que ver con cómo se producen o reproducen las lógicas del aula, en cuestiones como la construcción del conocimiento y el vínculo entre el docente y el estudiante.
“Yo no sé si hay alguien que tenga certeza de cómo se construye el conocimiento en lo virtual, porque es algo que va mutando y va cambiando, tanto lo tecnológico como los contextos. Ahora, por ejemplo, tengo esta situación de una pandemia inesperada. Esto nos ha obligado y nos ha puesto en un lugar donde la pregunta: ¿qué pasará con el conocimiento ahí? Es un tema de debate continuo”, admite Asaad. Asimismo, el docente acota que, en el caso de las universidades públicas, la formación va más allá de lo que pasa en el aula con un docente. Pone como referencias las actividades de extensión, las prácticas sociocomunitarias y la militancia política, que también hacen a la trayectoria de una persona. “La formación universitaria no es solo profesional, sino que está atravesada por distintas variables. La vamos construyendo al decidir entre distintos caminos ideológicos. Esas elecciones tienen que ver mucho con estos conocimientos que se cruzan. Hay algo de esa vida y de este debate en el espacio de lo público que es muy posible que se pierda al no estar en el campus. No estoy seguro de afirmarlo al 100%, pero algo se pierde, porque eso la tecnología no nos lo da y no reemplaza esa vitalidad”, manifiesta el profesor.
“Hay que derribar ese mito de que, si es virtual, el esfuerzo es menos y uno lo puede hacer relajado desde la casa. Eso no es así, para hacerlo bien, hay que estar ahí una cierta cantidad de horas, contactándote con el profesor. Lo que sí está claro es que cambia el contexto de aprendizaje y el encuentro entre el docente y el estudiante se da de otra manera”, remarca Assad, respecto de los vínculos. A la hora de entenderlos, el profesor explica que hay que hablar de condiciones y condicionamientos. Las primeras tienen que ver con el modelo pedagógico, la idea que tiene el profesor sobre su disciplina y las características de esa disciplina. “No es lo mismo enseñar de manera virtual cuestiones de ingeniería mecánica que filosofía o sociología. Los contenidos y la manera en la que presentan son diferentes”, aclara Assad. Los segundos refieren a la posibilidad de contar con las herramientas adecuadas en cuanto a software y hardware. “Esa relación puede ser más fluida o más rígida, dependiendo de lo anterior y también del temperamento de cada uno. Hay que tener en cuenta que no nos presentamos de la misma manera a través de estas redes que en el cara a cara.
“Yo creo que ahora lo que nos resta es ver la respuesta de los estudiantes. No sólo sobre cómo están trabajando con estas herramientas, sino cómo están viviendo esta crisis. Es un momento complejo para todos y estaría bueno empezar a preguntarles cómo lo están pasando”, comenta Asaad en torno a esta situación que a todo el mundo tiene en vilo y la eduación no es la excepción, de allí que estos cambios comienzan a verse de otra manera en las más altas esferas educativas.
Agustín Hurtado. Redacción Puntal