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Otra vez juntos en el mismo lugar, casi 50 años después

Excompañeros de la colimba volvieron a juntarse en el Polvorín, donde en 1973 y 1974 realizaron el Servicio Militar. La emoción por el reencuentro, un puñado de anécdotas y el recuerdo de los que ya no están

Compartieron hace casi 50 años la colimba, y este fin de semana volvieron a encontrarse en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María, donde en 1973 y 1974 cumplieron el Servicio Militar Obligatorio (SMO).

Mensaje que va, mensaje que viene, llamado que entra y otro que sale. Así se gestó el reencuentro de la Clase 1952. La cita de los ex “colimbas” tuvo dos capítulos: uno en el Polvorín de Ruta Provincial N° 2, donde el grupo realizó una recorrida por el predio; y otro en el paraje Santa Rosa, camino a la localidad de Arroyo Algodón, lugar elegido para que se lleve a cabo una cena.

Aquellos meses inolvidables

Puntal Villa María conversó con Rubén Collivignarelli, uno de los organizadores de la reunión.

Durante la charla, Rubén reconoció que con algunos ya se habían juntado en anteriores ocasiones, de igual modo, aclaró que nunca fueron tantos como en esta ocasión.

Atodos los unió la colimba y la misma ciudad: Villa María. La Clase 1952 comenzó con el SMO el 22 de enero de 1973. Un total de 120 jóvenes compartieron la experiencia. Algunos se dieron de baja antes, pero la gran mayoría logró completar el período de 15 meses. La salida del Polvorín se dio el 26 de abril de 1974. Aquel día, cada cual siguió su camino.

“Pudimos recordar lo vivido hace 50 años”

“Fue como volver 50 años para atrás. Todas las conversaciones eran de lo que vivimos en la colimba”, aseguró el entrevistado ante este matutino.

Según señaló, la juntada comenzó el sábado a las 10 de la mañana con una visita a la inmensidad de la Fábrica. “A todos nos sorprendió el estado de abandono que tenía el lugar donde estuvimos incorporados. No queda nada y está todo cerrado. Lamentablemente no pudimos ingresar porque al parecer se han caído los cielorrasos. No obstante, pudimos recordar un poco lo vivido hace 50 años”, agregó.

Rubén se mostró muy agradecido con la mujer que ofició de guía por el predio, quien a pesar de tener licencia, viajó desde Ballesteros para que el grupo pudiera rememorar aquellos inolvidables meses de la colimba.

El villanovense lamentó la pérdida de muchos de sus excompañeros. “De un total de 120, creo que más de la mitad ya no están más. Entre ellos, está un amigo mío, que iba a venir a esta reunión con su señora, pero hace 15 días le dio un ataque y quedó dormido”, dijo con tristeza.

Sobre los que estuvieron en el reencuentro, recalcó que muchos son de Villa María y Villa Nueva. Asimismo, contó que llegó gente de Bell Ville, Marcos Juárez, Río Cuarto, Hernando, Oliva y La Playosa.

Rubén destacó que también habían invitado a un teniente coronel retirado que hoy tiene más de 80 años y vive en Buenos Aires. Al respecto, mencionó que a último momento tuvo que bajarse de la reunión por motivos personales.

Tiempo de anécdotas

Como era de esperar, el grupo compartió un sinfín de anécdotas. “Nos acordábamos de mi rastrojero y de cuando todos nos subíamos para ir a los bailes. A veces, hemos disparado de la guardia para irnos a un baile vestidos de verde, no éramos de los mejores soldados”, comentó entre risas.

Y añadió:“Dentro de la Fábrica no tuvimos ningún problema. Pero recordamos que la clase siguiente sí pasó por varias situaciones, entre las que estuvo el copamiento a la Fábrica Militar, el secuestro de Larrabure y su posterior asesinato, el ataque al capitán Jorge Carlos Fernández, a quien le dieron 10 tiros en el cuerpo”.

“Todos coincidimos en que fue un tiempo de mucho aprendizaje. En mi caso personal, estoy muy agradecido al Servicio Militar, que me enseñó muchas cosas”, exteriorizó.

Rubén destacó que, el sábado a la noche, más compañeros llegaron a la ciudad para sumarse a la juntada, que continuó en el paraje rural Santa Rosa. La cita terminó como tenía que terminar: cena, algún que otro aperitivo, risas y baile.

La despedida de los “colimbas” llegó con la promesa de volverse a ver. Quieren seguir riendo y compartiendo lo vivido durante su juventud, cuando despojados de responsabilidades, compartieron meses inolvidables en la Fábrica Militar de Villa María.

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