Reducción.- Martín Fassi, obispo auxiliar de la Diócesis de San Isidro (Buenos Aires), viajó para participar de los actos religiosos del Señor de la Buena Muerte en Reducción. Se refirió a su labor pastoral y a la tarea que llevan a cabo con el “complejo” flagelo de las adicciones.
“No son sólo de los jóvenes, todos estamos viviendo en una sociedad que es adicta. Si no tomamos conciencia de la adicción propia que cada uno tiene, más o menos disimulada, más o menos consciente, más o menos fuerte, difícilmente podremos salir de esta situación”, manifestó a PUNTAL el prelado.
Sostuvo que a la problemática “hay que abordarla desde varias perspectivas, como un trabajo integral. Nos debemos replantear mucho cuán saludables o enfermos son nuestros ritmos de vida en nuestra sociedad”.
Sobre el vértigo que se vive cada día, opinó que las personas están muy lejos cada una de sí misma. “Hay una necesidad de espacios de poder, interiorizar lo que vamos viviendo, qué vamos sintiendo, qué vamos pensando. A veces no somos tan dueños de nuestros sentimientos y de nuestros pensamientos como creemos. Si nosotros no asumimos nuestra palabra, otros hablan por nosotros y la adicción tiene mucho que ver con todo eso”, advirtió el religioso.
Fassi recordó que la palabra “adicto” viene del término “esclavitud”. “Creo que el adicto es un esclavo y no hay que enojarse tanto con el esclavo, sino con el dominador. Allí es donde hay que centrar la problemática también. Hay que tener la actitud misericordiosa y compasiva con el adicto. En ese sentido nosotros tenemos también nuestras propias adicciones. Debemos tener compasión para poder darnos cuenta de la situación y ayudarnos los unos a los otros para salir de ahí”, dijo.
El obispo de San Isidro agregó que hay que promover programas integradores entre la iglesia, el Estado, las escuelas y las familias. “Allí hay que encarar -desde varios aspectos- la severidad de las adicciones porque todo es un síntoma de nuestra sociedad”, puntualizó.
Cabe decir que la Diócesis que encabeza el religioso tiene una población de alrededor de 1.200.000 fieles.
En otro orden, Fassi habló de la necesidad de más vocaciones sacerdotales aunque reconoció que hay buen un grupo de seminaristas en dicha orientación.
Este obispo es descendiente en doble generación de monseñor Juan Bautista Fassi, el cura más emblemático de la historia de la Villa de la Reducción junto al extinto Víctor Pugnata.
El sacerdote reflexionó sobre la localidad de Reducción y reconoció que se trata de un lugar que personalmente no conocía y tampoco tenía demasiados detalles de la labor de su tío-bisabuelo. “No conocía tantas cualidades de él y sinceramente me siento honrado por esta acción que Juan Bautista Fassi ha desplegado en la región”, dijo el prelado.
“Este es un lugar de peregrinación y es verdaderamente conmovedor ver el sacrificio de los peregrinos que han caminado toda la noche bajo la lluvia y el frío. Sinceramente me impresionó mucho. Este santuario es muy bello y me llevaré el mejor de los recuerdos”, detalló.
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Sostuvo que a la problemática “hay que abordarla desde varias perspectivas, como un trabajo integral. Nos debemos replantear mucho cuán saludables o enfermos son nuestros ritmos de vida en nuestra sociedad”.
Sobre el vértigo que se vive cada día, opinó que las personas están muy lejos cada una de sí misma. “Hay una necesidad de espacios de poder, interiorizar lo que vamos viviendo, qué vamos sintiendo, qué vamos pensando. A veces no somos tan dueños de nuestros sentimientos y de nuestros pensamientos como creemos. Si nosotros no asumimos nuestra palabra, otros hablan por nosotros y la adicción tiene mucho que ver con todo eso”, advirtió el religioso.
Fassi recordó que la palabra “adicto” viene del término “esclavitud”. “Creo que el adicto es un esclavo y no hay que enojarse tanto con el esclavo, sino con el dominador. Allí es donde hay que centrar la problemática también. Hay que tener la actitud misericordiosa y compasiva con el adicto. En ese sentido nosotros tenemos también nuestras propias adicciones. Debemos tener compasión para poder darnos cuenta de la situación y ayudarnos los unos a los otros para salir de ahí”, dijo.
El obispo de San Isidro agregó que hay que promover programas integradores entre la iglesia, el Estado, las escuelas y las familias. “Allí hay que encarar -desde varios aspectos- la severidad de las adicciones porque todo es un síntoma de nuestra sociedad”, puntualizó.
Cabe decir que la Diócesis que encabeza el religioso tiene una población de alrededor de 1.200.000 fieles.
En otro orden, Fassi habló de la necesidad de más vocaciones sacerdotales aunque reconoció que hay buen un grupo de seminaristas en dicha orientación.
Este obispo es descendiente en doble generación de monseñor Juan Bautista Fassi, el cura más emblemático de la historia de la Villa de la Reducción junto al extinto Víctor Pugnata.
El sacerdote reflexionó sobre la localidad de Reducción y reconoció que se trata de un lugar que personalmente no conocía y tampoco tenía demasiados detalles de la labor de su tío-bisabuelo. “No conocía tantas cualidades de él y sinceramente me siento honrado por esta acción que Juan Bautista Fassi ha desplegado en la región”, dijo el prelado.
“Este es un lugar de peregrinación y es verdaderamente conmovedor ver el sacrificio de los peregrinos que han caminado toda la noche bajo la lluvia y el frío. Sinceramente me impresionó mucho. Este santuario es muy bello y me llevaré el mejor de los recuerdos”, detalló.