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Invicto, pero no perfecto

Hipólito Yrigoyen venció 3-1 a River y terminó la fase clasificatoria con igual puntaje y mejor diferencia de gol que Rivadavia, que ganó la zona "B". Martín Arroyo, Nicolás Yanantuoni y Ezequiel Olmedo, autores de los goles

Con números irreprochables, casi perfectos, Hipólito Yrigoyen finalizó la etapa clasificatoria del Torneo Apertura venciendo 3-1 a River en “La Caldera” de Tío Pujio.

Sin embargo, no pudo obtener la zona “B”, que quedó en poder de Rivadavia (venció 1-0 a 9 de Julio en Pasco y culminó con idéntica cantidad de puntos, pero sufrió menos goles en contra).

Por el sistema de desempate, el Diablo Rojo sabía que aun convirtiendo 10 goles no le iba a alcanzar si Rivadavia ganaba 1-0. Por ello, la campaña que edificó con 6 triunfos y 4 empates (único invicto en la zona “B”), con +16 de diferencia de gol, le dejó el convencimiento de que es uno de los grandes candidatos al título, pero no es perfecto.

El fútbol no es matemática y no se rige por la lógica, ni por merecimientos. No es un deporte justo.

Rivadavia resolvió mejor sus partidos, ganó la zona y lo mandó al Diablo, con sensaciones encontradas porque, si bien logró invicto todos sus objetivos, no es perfecto.

Nada es perfecto en el fútbol (ni en la vida), a punto tal que River iba ganando el partido con sólo 1 arribo al arco rival, convertido por Laureano Gigena, en una hermosa jugada de Ferreyra. Inmediatamente empató Martín Arroyo, al que luego le cometieron dos penales que sentenciaron la historia al ser convertidos por Nicolás Yanantuoni y Ezequiel Olmedo.

Nadie es perfecto

Yrigoyen no mostró su mejor versión, pero ganó con claridad.

River estaba eliminado, pero ayer derrochó dignidad y nunca se dio por vencido ni aun vencido.

El Diablo Rojo pareció más lento que en otros partidos en el traslado, como agregándole a la paciencia para buscar el triunfo cierta imprecisión en los pases finales y un pase de más en la circulación, lo que la hizo previsible.

Por ello, un River agazapado en su despedida aguantó. Procuró evitar una “golpiza”, lo esperó con cierto respeto y mucho orden.

El último complicó al primero, que tardó 17’ para crear una situación de gol, pese a mandar sobre el balón. Dejando de lado ese cuarto de hora, todo fue de Yrigoyen, que empezó a generar peligro soltando a Olmedo por el lateral izquierdo, para desbordar y abastecer con un centro a Ortiz, que desvió en el borde del área chica.

Trasladar con paciencia es un halago en el fútbol, pero errar el penúltimo pase es grave y el último es sinónimo de no llegar.

Cuando Yrigoyen acertó el penúltimo pase, Arroyo se encargó de desequilibrar, aun errando el último pase en algunas ocasiones. El volante tuvo un tiro a los 23’, pero lo tapó De Castro en el área, donde el balón le quedó a Ortiz, que giró y definió. Oliva voló y contuvo.

Y dejó de ser previsible y lento para jugar bien, rápido y con más argumentos. Arroyo fue la llave, pero al asociarse con Tomatis por derecha fue incontenible. El lateral desbordó y con un centro le permitió definir a Ortiz por tercera vez en el área. Oliva envió al córner volando a su izquierda.

Si bien River se mostró firme en la pelota detenida en defensa, con Velasco y García ganando en el juego aéreo, Ártico tuvo su chance en el área rival, pero la elevó (27’).

Cuando Yanantuoni y Barrionuevo se asocian, Yrigoyen cobra un vuelo futbolístico diferente. Oliva le tapó un tiro libre a Yanantuoni al ángulo superior derecho.

El gol rondaba el arco de River y su arquero Oliva era la figura. Pero el fútbol no es justo ni perfecto. Y, en vez de ir ganando, Yrigoyen se encontró perdiendo el invicto.

La primera llegada de River, a los 30’, terminó en golazo. Facundo Ferreyra asistió con un pase quirúrgico a Laureano Gigena, quien con suave definición a la izquierda de Morales decretó el 1-0.

No le duró ni un minuto la alegría al Millonario porque Yrigoyen sacó del medio, Tomatis le dio el balón a Arroyo, quien escapó a De Castro, enganchó hacia adentro cuando Velasco procuró cerrar y con un exquisito zurdazo contra el poste derecho empató. 1-1 (31’).

Se hizo cargo del partido Yrigoyen ante un River combativo, al que no dejó “agrandar”. Yanantuoni habilitó a Bustos, quien hizo temblar el travesaño y, aunque en el rebote Arroyo convirtió, estaba en offside (34’).

Barrionuevo, con una estupenda habilitación, le permitió encarar a Arroyo, que en el área fue detenido por De Castro. Penal. Lo ejecutó Nicolás Yanantuoni, a la derecha de Oliva. 2-1.

River no se dio por vencido, pero no pudo generar situaciones y sólo se acercó con pelotas detenidas. El Diablo no pudo liquidar el partido, porque el palo le negó el gol a Ortiz en una contra que armaron Yanantuoni y Jacobi (38’) y Oliva ratificó que era el mejor de su equipo al volar para tapar un disparo de Tomatis (43’).

No fue poco lo que generó el Diablo Rojo. Números perfectos (12 tiros al arco), pero no es perfecto.

Por eso debió trajinar en el complemento para asegurar el triunfo. Conti evitó perder a Ortiz, que había ingresado en la fricción con Velasco, y lo excluyó. Cuadrado ingresó activo. Abasteció a Bustos, que en vez de definir eligió ceder para González, que elevó.

También Jacobi elevó un frentazo. Como nadie es perfecto en el fútbol, Ferreyra volvió a mostrar su ingenio y asistió a Pini Gómez, que mano a mano con Morales elevó la segunda chance clara de River, que acarició el 2-2.

Pero dos minutos después el Diablo sentenció la historia, cuando Cuadrado abasteció a Tomatis, quien habilitó en profundidad a Arroyo, que encaró a García, quien en el área lo derribó. Penal. Ezequiel Olmedo lo convirtió a la izquierda de Oliva. 3-1 (12’).

En la media hora final, el travesaño le negó el cuarto a Cuadrado y River se adelantó y vendió cara la derrota, generó y dejó una saludable imagen con miras al Clausura.

Yrigoyen sabía que Rivadavia ganaba 1-0 en Pasco y ese resultado era el único que no le daba ninguna opción para ganar la zona. Cuidó su máquina. No es perfecto.

Síntesis del partido

H. Yrigoyen: Leonardo Morales; Tobías Tomatis, Martín Ártico, Carlos Jacobi y Ezequiel Olmedo; Martín Arroyo, Jonathan González y Maximiliano Bustos; Martín Barrionuevo; Nicolás Yanantuoni y Mauricio Ortiz. D.T.: Martín Conti.

River: Ezequiel Oliva; Martín Morales, Cristhian García, Marcos Velasco y Braian De Castro; Franco Eroles, Marcio Leguizamón y Laureano Gigena; Facundo Ferreyra; Martín Ledesma y Brian Gómez. D.T.: Víctor Bengoa.

Goles: P.T. 30’ Laureano Gigena (R); 31’ Martín Arroyo (HY); y 37’ Nicolás Yanantuoni, de penal (HY); y 12’ Ezequiel Olmedo, de penal (HY).

Cambios: S.T. 5’ Gustavo Cuadrado por Mauricio Ortiz (HY); 18’ Jeremías Picco y Máximo Burgos por Braian De Castro y Martín Ledesma (R); 19’ Ignacio Pérez por Jonathan González (HY); 29’ Román Berterame por Marcio Leguizamón (R); 32’ Nicolás Gómez, Lautaro Sena y Rodrigo Valdez por Ezequiel Olmedo, Carlos Jacobi y Maximiliano Bustos (HY); y 35’ Lorenzo Giordano por Martín Morales (HY).

Suplentes: Joaquín Rodríguez y Elías Canónico (HY) y Leandro Conrero, Manuel Castro y Patricio Baraldo (R).

Amonestados: Mauricio Ortiz y Nicolás Gómez (HY) y Braian De Castro, Martín Ledesma y Martín Morales (R).

Árbitro: Cristian Rivadera.

Asistentes: Alejandro Jattuf y Kevin Morán. Cuarto árbitro: Brian Puerta.

Reservas: Yrigoyen 1 (Pedro Luque) - River 1 (Patricio Baraldo).

Estadio: Hipólito Yrigoyen.

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