“El día que fui a denunciar tuve una amenaza, pero todo eso está en la Justicia”, adelantó. “Mi psicóloga fue clave para que suceda, era la primera vez que yo hacía terapia y en el momento de mi relación con él (Martín Gill), me pedía que fuera a la psiquiatra y me decía que estaba loca, todo lo que hacía estaba mal”, agregó.
La denunciante refiere que la terapia permitió visualizar una realidad que no era la que tenía, “empezás a caer que no sos la culpable, de hecho es todo lo contrario y si no le ponés un punto final puede escalar”, explicó.
La violencia psicológica hacia la mujer, a menudo es invisible, dejando profundas cicatrices que afectan la salud mental y emocional de las víctimas. Este tipo de abuso no solo erosiona la autoestima y el bienestar de las mujeres, sino que también perpetúa un ciclo de control y manipulación que dificulta su capacidad para escapar de la situación.
“Que te golpeen es muy grave, pero imaginate que la violencia psicológica está ahí y tenés que ser fuerte, sobre todo si tenés hijos y tenés que llevar toda una vida adelante”, manifestó.
“A mí no me ayudaron”
El caso, que se hizo conocido tras la denuncia de Astudillo, sigue en investigación y espera ser elevado a juicio. La expareja del exintendente aseguró no haber recibido apoyo institucional. “No recibí ayuda ni del Polo de la Mujer ni de otras entidades. Estaba sola con mi psicóloga y mi abogada, además de la fiscal Juliana Companys”, enfatizó, criticando la falta de respaldo de otras mujeres. “Parece que cuando se trata de políticos, todos desaparecen”, añadió.
Astudillo también criticó al Polo Integral de la Mujer (Independencia 897), señalando que, tras dos visitas, la ayuda ofrecida fue mínima. “Me recomendaron medicación en lugar de apoyo real, y minimizaban mi caso mientras yo estaba devastada”, relató.
La mujer que denunció a Gill: “Fui dos veces al Polo de la Mujer y no recibí ayuda”.
Gill, en la Justicia
El pasado 22 de marzo en horas de la mañana, el exintendente de la ciudad y actual ministro de Cooperativas y Mutuales, Martín Gill, declaró por más de cinco horas ante la Justicia local.
Se acercó a la sede judicial y allí, acompañado por su abogado y exfuncionario municipal, Eduardo Rodríguez, fue indagado por la fiscal de Segundo Turno, a cargo de Juliana Companys, en los Tribunales de Villa María.
“Martín está confiado de que hizo lo correcto y fue lo que declaró. Sobre las circunstancias que rodearon toda la acusación, ejerciendo un derecho que es su defensa”, había manifestado Rodríguez a este medio tras la declaración.
También expresó:“No voy hacer declaraciones sobre el contenido del proceso y la declaración porque no corresponde que lo haga, pero puedo decir que vamos a estar a derecho e iremos las veces que sean necesarias y seamos citados, es la voluntad de él de concurrir cada vez que se lo solicite”, amplió.
En ese marco, declaró que cada vez que se modifica (en cualquier caso) alguna situación que tiene que ver con el hecho por el cual se investiga a una persona, “la fiscalía tiene la obligación” de hacérselo conocer y dar “la oportunidad de declarar”, defendió y agregó: “Aprovechamos esa oportunidad para demostrar la voluntad de colaboración y no esconder nada y si la declaración duró cinco horas es porque se agotó todo tipo de circunstancia que rodea los hechos acusados para mayor claridad de la investigación y porque está convencido de que es inocente”, cerró el abogado.
Preocupación
Durante la entrevista, la denunciante expresó su preocupación e indignación al revelar que su expareja vive a solo dos cuadras de su residencia. Esta cercanía le genera una constante inquietud por su seguridad, aumentando su sensación de vulnerabilidad.
Astudillo subrayó la importancia de visibilizar su caso para que recibir la atención que merece y se tomen medidas adecuadas.
Ahora, con un sentido renovado de fortaleza, está enfocada en recuperarse de las experiencias traumáticas que vivió, buscando apoyo y comprendiendo la necesidad de elevar su historia para fomentar un cambio significativo en la sociedad.