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Una salida para arriba

A pesar de que quedó a 29 puntos de Juntos por el Cambio, Schiaretti se postuló como el armador de un proyecto nacional desde el interior. La oposición provincial, envalentonada

Juan Schiaretti prefirió salir hacia arriba. Eligió un movimiento que no es común si se tiene en cuenta el resultado de ayer en Córdoba:a pesar de no haber ganado, y de haber quedado a 29 puntos de distancia de Juntos por el Cambio, el gobernador usó el discurso de anoche para postularse como el armador de una alternativa nacional. Usualmente, a ese salto suelen darlo quienes ganan una elección;Schiaretti prescindió de los números, argumentó que el 25 por ciento que obtuvo Hacemos por Córdoba superó lo que esperaban en una elección puramente nacional y postuló que para 2023 habrá que avanzar en un armado federal que contemple al interior.

El mandatario admitió, sin decirlo expresamente, que la campaña de Hacemos por Córdoba no fue efectiva para alcanzar su objetivo principal:asentado en su buena imagen, Schiaretti se puso en el centro de la escena y convirtió la elección en una disputa en la que se reivindicaban los derechos cordobeses a través de un ataque a los privilegios de Buenos Aires. Provincializó el discurso para movilizar un sentimiento de identificación en esa histórica confrontación entre el interior y el puerto.

La campaña del PJ provincial no fue efectiva en generar un movimiento de identificación en defensa de los intereses de Córdoba

Pero finalmente terminó prevaleciendo la voluntad de la mayoría cordobesa de utilizar el voto para volver a repudiar al kirchnerismo nacional. Juntos por el Cambio creció más de 6 puntos desde las Paso mientras que Hacemos por Córdoba apenas ascendió medio punto entre una fecha y otra. Aquella pretensión de captar dos o tres puntos de los antikirchneristas que votaron a Mario Negri finalmente no prendió.

El PJ cordobés volvió a padecer una legislativa, como viene ocurriendo en las últimas elecciones. Quedó a 29 puntos de Luis Juez y Rodrigo de Loredo.

Sin embargo, si se analizan las opciones que tenía ante sí, tal vez la derrota de ayer haya sido el menor de los males posibles para Schiaretti. Al iniciarse el proceso electoral que terminó ayer, el gobernador tenía tres alternativas: ir solo, como lo hizo, no presentar ninguna lista y ser prescindente en una elección netamente nacional, o aliarse con el kirchnerismo (esa posibilidad llegó a analizarse seriamente antes de la debacle albertista).

Cualquiera de los otros dos caminos habría sido más costoso:si Hacemos por Córdoba no se hubiera presentado, Juez y De Loredo habrían monopolizado el voto antikirchnerista y en vez de salir con el 54 por ciento habrían probablemente cosechado una adhesión bastante más abultada;ante eso, la desaparición del escenario del PJ cordobés podría haber sido catastrófica.

Como también lo hubiese sido si se aliaba con el Frente de Todos y quedaba identificado como socio del kirchnerismo y entrampado en el deterioro electoral que sufrió el oficialismo nacional.

En Hacemos por Córdoba suelen decir:“Podemos recuperarnos de una derrota fea en el 2021;de lo que no podríamos levantarnos jamás es de quedar asociados al kirchnerismo en una provincia como la nuestra”.

Pero que haya elegido la menos gravosa de las derrotas no significa que las consecuencias no puedan ser complejas. Porque para dentro de dos años, el oficialismo provincial, que en 2023 habrá acumulado 24 años de gobierno, se enfrentará a una serie de situaciones que son inéditas en el escenario político provincial de las últimas décadas:los dos caudillos que configuraron la maquinaria de poder del PJ provincial no serán candidatos y deberá construirse uno nuevo. Pero, en paralelo, también ha cambiado considerablemente el panorama que ofrece el adversario: aquella indefinición en términos de liderazgo que se mantuvo largamente en Cambiemos, lo que motivaba que en las elecciones provinciales hubiera divisiones que eran funcionales al peronismo, fue resuelta por la voluntad de los votantes. Ahora, las figuras predominantes son dos:Luis Juez y Rodrigo de Loredo. Esa dupla no está exenta de posibles disputas futuras por la candidatura a gobernador;sin embargo, todo quedó reducido a una discusión de dos y ya no existe la multiplicidad que caracterizó a Juntos por el Cambio y le quitó sistemáticamente la posibilidad de evolucionar desde opción legislativa a opción de poder.

Al peronismo provincial lo inquieta el acomodamiento del escenario opositor.

El enorme desafío deJuntos por el Cambio como fuerza, y de Juez y De Loredo como dirigentes, es evitar nuevamente la dispersión y sostener el aglutinamiento que se vio en el proceso que terminó ayer. La incógnita hacia adelante es si se trató de una convivencia forzada o si son capaces de generar una verdadera alternativa de gobierno.

Si algo tuvieron siempre en claro Schiaretti y De la Sota fue que sus diferencias jamás podían superar un límite:por encima de todo, como bien superior, estaba la preservación del poder. Esa concepción sigue internalizada en el peronismo cordobés y contra ella deberá batallar Juntos por el Cambio.