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La industria textil perdió 11.500 empleos y 380 empresas durante el gobierno de Milei

Un informe de la Fundación Pro Tejer atribuye la caída a la menor demanda interna, la apreciación del peso y la apertura de las importaciones. La producción del sector se contrajo 14,5% y la utilización de capacidad instalada llegó a niveles mínimos históricos.

La industria textil argentina atraviesa una profunda crisis: según un informe de la Fundación Pro Tejer, entre diciembre de 2023 y junio de 2025 el sector perdió 11.500 empleos y 380 empresas, principalmente medianas y familiares dedicadas a la confección y al calzado.

El documento señaló que la caída responde a factores como la reducción del consumo, la apreciación del peso y la apertura a las importaciones, que impactaron negativamente en la rentabilidad de las firmas. Durante ese período, la producción de textiles y prendas de vestir se redujo un 14,5% respecto de 2023, mientras que la utilización de la capacidad instalada llegó a mínimos históricos.

En paralelo, las importaciones de bienes crecieron 32% interanual en los primeros ocho meses del año, alcanzando un récord en volumen de textiles y registrando los precios FOB más bajos desde 2015. Además, la cantidad de nuevos importadores aumentó 38% frente a 2024, con 14.000 CUITs adicionales habilitados para operar.

Pro Tejer también destacó que la reducción unilateral de aranceles, junto con la demora en implementar reformas estructurales, tuvo un impacto negativo en la competitividad sistémica del sector, generando un costo fiscal estimado en US$120 millones para 2025.

El informe remarcó el efecto en el mercado laboral: el empleo asalariado privado total cayó 2%, la industria manufacturera perdió 33.400 puestos, y la baja en textil, indumentaria, calzado y cuero alcanzó al 10% del personal, equivalente a 11.500 trabajadores.

El documento también advirtió sobre el aumento del déficit externo, señalando que entre enero y julio el turismo acumuló un rojo de US$6.327 millones, mientras que la formación de activos externos llegó a US$14.200 millones, cifras comparables con los desembolsos del FMI.

La crisis textil refleja así un deterioro estructural que combina caída del empleo, cierre de empresas y creciente presión de importaciones, en un contexto de desafío para la competitividad de la industria argentina.