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Uribarren: "La demanda casi no va a existir después de la cuarentena"

El presidente de la Unión Industrial de Córdoba indicó que después del período de aislamiento habrá una etapa de depresión económica. Opinó que desde el lunes deberían reabrir casi todos los rubros del sector productivo.

Marcelo Uribarren, presidente de la Unión Industrial de Córdoba, trazó un panorama sombrío sobre la poscuarentena. Aseguró que habrá una suerte de depresión, ya que la demanda casi no va a existir, y pronosticó que, seguramente, cambiarán los hábitos y los consumos de la gente.

El industrial villamariense pidió además que desde el lunes buena parte de la industria esté abierta para volver a poner en movimiento, aunque sea lentamente, la rueda de la economía.

- ¿Cómo ve el anuncio del gobierno nacional de que se comenzarían a flexibilizar algunas ramas de actividad?

- Hasta ahora se ha flexibilizado en una primera etapa el 20 por ciento de la industria, que abarca los alimentos y la salud. En una segunda etapa fue la maquinaria agrícola, algunos productos exportables y pocas actividades más. Creemos que, de ahora en más, todo lo que se abra tiene que estar relacionado a la cadena de valor de los productos. Por ejemplo, en cuanto a maquinaria agrícola, habría que habilitar todos los productos que se necesitan para desarrollar esas máquinas porque, si no, las empresas se van a encontrar con un problema de fabricación. Además, es necesario que la parte que se vaya a liberar tenga economía, actividad, porque de lo contrario esa industria va a producir y no va a tener dónde colocar sus productos. Así, es preferible que siga cerrada. Nosotros hemos sido consultados y creemos que hay lugar para que desde el lunes una buena parte de la industria esté abierta. Tiene que ver con la parte metalmecánica y algunos sectores más. Otros sectores, por ejempo la industria textil, si los shoppings no van a abrir, si los comercios no van a abrir, reabrir una fábrica de industria textil para que no tenga consumidores no tiene sentido.

- ¿Cómo tomaron el anuncio de que en mayo el Gobierno se haría cargo de cancelar parte de los sueldos de este mes? ¿Alcanza?

- Es una ayuda. Pensamos que para que esta cuarentena tenga efecto el movimiento debe ser el menor posible. Pero, si es así, el Estado debe salir a rescartar a las empresas, porque si no vamos a terminar la pandemia sin empresas. Entonces, salvo aquellos rubros esenciales que están trabajando fuertemente, en el resto hay problemas en todos los sectores de la economía industrial. Que el Gobierno salga a hacer esto es reflejo de que la intención es que las empresas sigan activas cuando esto termine. Creemos que es necesario.

- ¿Ha habido cierre de industrias en la provincia o es un peligro latente?

- Lo que ha habido son suspensiones. Están todos los industriales a la expectativa de cómo esto va ocurriendo, cómo hacer frente a lo que se viene porque no tenemos una foto clara de lo que va a pasar, aunque los pronósticos son muy malos, sumamente negativos. El peligro de que pueda haber cierre de empresas está porque todo tiene su límite y hay que ver si la situación económica no supera ese límite. Hay que hacer frente no solamente a impuestos nacionales, provinciales y municipales, alquileres y servicios, sino que la estructura de costos es tan grande que requiere sí o sí que el Gobienro pague una parte. También estará la negociación que hacen los gremios con aquellas empresas que están paradas para poder bajar un poco los sueldos. Eso ayuda pero hay que ver si alcanza. Hay que considerar también que la industria llega a esta situación después de dos años de recesión muy fuerte. Algunas estarán más capacitadas que otras para hacer frente a este contexto.

- Un desafío para las empresas pasa por reconvertirse en este contexto, teniendo en cuenta que el panorama seguirá siendo complejo después de la cuarentena y que las demandas serán otras, ¿no?.

- Las demandas, al principio, van a desaparecer. Porque no va a haber economía, la expectativa de la industria automotriz, o productos de alto valor agregado, son malas puesto que la demanda se va a achicar enormemente, se va a priorizar el consumo propio o cercano. Por supuesto que superada esa primera etapa casi de depresión vamos a ver qué queda. Seguramente habrá cambios de hábitos, una exigencia muy grande en la calidad de los comestibles o el uso de todo aquello que pueda transmitir contaminación no sólo de coronavirus sino de todo tipo de virus y bacterias que puedan transmitir los productos.