Si bien no están los detalles de la idea del Gobierno en materia de biocombustibles, lo que dejó trascender el área de Energía, que tiene a María Tettamanti como nueva secretaria tras el reemplazo de Eduardo Rodríguez Chirillo, es que buscará alentar el mayor uso de los renovables; eso supondría un sendero de mayores cortes a futuro. Pero insisten en que no hay por ahora conocimiento de la letra chica.
Más allá de ese trascendido, la novedad de un proyecto oficialista no deja de ser una demora en lo que imaginaban los impulsores para el proyecto que venía esta vez con un consenso mayor y con legisladores de casi una decena de provincias detrás que buscaban dejar atrás la ley vigente, que mostró un severo estancamiento en el sector y que fue impulsada en su momento por legisladores del kirchnerismo vinculados a La Cámpora. En ese camino, como nunca, habían logrado reunir un número relevante de respaldos en el Congreso para modificar lo que consideran un marco legal que significó un paso atrás.
Tal vez para anticipar la mirada del oficialismo sobre el tema es oportuno recordar lo que dijo la representante del Ejecutivo en la discusión del proyecto de las provincias en una reunión conjunto de las comisiones de Agricultura y Energía en la Cámara de diputados, hace tres semanas atrás: Mariela Beljansky, subsecretaria de Transición y Planeamiento Energético, señaló que “el modelo de país que queremos es un modelo de crecimiento productivo para convertirnos en un país netamente exportador. Para lograr incrementar inversiones se necesita confianza, así que tenemos que cumplir con los compromisos, tanto puertas adentro de Argentina, como a nivel internacional”.
Sobre el régimen de los biocombustibles, Beljansky expresó que “debería ser un régimen que no esté enfocado casi exclusivamente en biodiesel o bioetanol, sino que además incluya combustibles renovables y combustibles sintéticos, apuntando a ampliar el potencial que tenemos, sin que eso tenga un impacto negativo en el déficit fiscal”. Asimismo, la funcionaria remarcó que “es importante que construyamos un marco legal que, capitalizando los logros obtenidos, nos permita insertarnos en el nuevo mercado de manera inteligente y efectiva”.
“Se necesita modificar la ley actual para desregular el mercado, generar competencia de manera inteligente, minimizar la intervención del Estado y tener una norma mucho más amplia”, agregó Beljansky. Sobre esos puntos, no habría mayores diferencias con el proyecto de las provincias que buscan trazar un sendero de crecimiento en el corte de nafta y gasoil con biocombustibles, al tiempo que intenta desregular el mercado e ir a un esquema de competencia que incluya también a las petroleras en el segmento de producción de biocombustibles.
El proyecto de las provincias
El proyecto que impulsan las provincias de la Liga Bioenergética propone un ambicioso plan de expansión del sector de los biocombustibles, luego de tres años de parálisis y marchas y contramarchas. De hecho, uno de los ejes centrales es incrementar decididamente la participación del etanol y el biodiésel en la matriz de los combustibles fósiles. En el primer caso se propone pasar del 12% actual (6% aporta el etanol de maíz y 6% el de caña) a un 13% de manera inmediata; 14% para el año que viene y finalmente llegar al 15% en octubre de 2026. Para cubrir esos tres puntos adicionales habría que construir el equivalente a 3 nuevas plantas de Bio4 o ampliar fuertemente la capacidad de producción actual.
En el caso del biodiésel se estableció que a partir del 1° de enero se alcance una participación del 11% en el gasoil y desde el 1° de julio de 2025 pasaría al 12%. Del mismo modo plantea alcanzar el 13% el 1° de enero de 2026 y el 14% en julio de ese año. Para luego trepar al 15% a comienzos de 2027.
De esta forma, el corazón del proyecto apunta a expandir el uso de biocombustibles en Argentina y comenzar a recuperar el terreno perdido frente a los países vecinos como Brasil o Paraguay, que ya usan cortes más elevados en los automóviles.