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Fabián Cancelarich y los recuerdos de la final de Italia 1990 con Alemania

El santafecino, hoy entrenador de arqueros de Ferro, terminó como suplente de Goycochea tras la lesión de Nery Pumpido

Para Fabián Oscar Cancelarich, hoy entrenador de arqueros de Ferro Carril Oeste, en la Primera Nacional, el mundial de Italia 1990 quedará grabado a fuego por todo lo que significó y al hoy cumplirse 30 años de la final ante Alemania Federal con el famoso penal de Codesal, en realidad de Sensini al extraordinario Rudi Voeller. El propio centrdelantero alemán se fue expulsado por Loustau en octavos de final ante Holanda, por ende no jugó los cuartos contra Checoslovaquia y en semifinales contra Inglaterra se fue reemplazado en el primer tiempo por un golpe en su pierna derecha. Esa es otra historia, pido perdon por irme por las ramas, pero Italia 90 tiene eso, hay historias de todo tipo.

Volviendo a nuestro entrevistado, Fabián Cancelarich hijo dilecto de la notable cantera verdolaga de Ferro, era parte de una base interesante de juveniles que tuvo la se-lección en ese tiempo, comandada por Carlos Pachamé en la Sub 20 y Sub 23.

Pertenece Cancelarich a un selecto grupo de atletas, en este caso futbolistas, que participaron de una Copa del Mundo, de un Juego Olímpico y de un Juego Panamericano. En este último logró la medalla de plata en Indianápolis 1987 que le permitió al año siguiente estar en Seúl 1988.

En los Panamericanos fue suplente de Jorge Bartero, arquero de Vélez y en Seúl lo fue de Luis Islas, quienes cayeron derrotados por Brasil que tenía a Romario como gran figura, que luego perderian el oro ante la URSS.

Con esto quiero mencionar que el propio Cancelarich no fue por que sí a la Copa del Mundo de Italia, venía ya de un proceso previo de ese tiempo tan especial anterior al exitoso ciclo de Pekerman en juveniles que se incorporaría recien a mediados de 1990.

La carrera Cancelarich incluyó además de Ferro, un paso por Platense, Belgrano de Córdoba y Huracán entre otros. En diálogo exclusivo para Puntal, así recuerda el mundial de Italia.

-Los recuerdos son lo más lindo que te deja esta profesión de futbolista, uno cuando es joven piensa primero en ser profesional y jugar en primera y después participar de un mundial. Gracias a Dios a mí se me cumplieron esos deseos y eso es lo que a uno le queda. Son re-cuerdos importantes porque en el fútbol son pocas las alegrías y por ahí son más las amarguras.

-¿Cómo recuerda el viaje y la citación?

Me acuerdo que viajé unos días después que Bilardo había dado la lista, todos estaban en Trigoria (concentración de la Roma) y acá se seguía jugando el campeonato, faltaban un par de fechas. Yo venía de una lesión de meniscos a fines de 1989 y arranco la pretemporada en ese año con la operación, llegue con lo justo. Empecé a jugar de nuevo faltando muy poco tiempo para el mundial. Venía siendo te-nido en cuenta desde juveniles, Carlos Pachamé (histórico ayu-dante de Bilardo) dirigía las juveniles, que era la sub-20. Me tocó debutar muy joven en primera a los 19 años y desde ahí no deje más, estuve en los Juegos Panamericanos (Indianápolis 1987) y en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Después me lesiono y Bilardo deja ese puesto vacante digamos, era el tercer arquero y un delantero los que faltaban para completar. De los delanteros Valdano volvió a entrenar por pedido de Carlos (luego no fue citado a Italia). Entre Ángel David Comizzo y yo (arquero de River) era el tercer arquero que acompañaban a Pumpido y Goycochea. Yo tenía más posibilidades por haber sido tenido en cuenta en todo el proceso, después de haber jugado la última fecha del campe-onato (torneo 1989/1990 el último antes de la implementación de los torneos cortos) tengo la noticia en mi casa de que tenía que viajar a Roma, eso fue un domingo y tenía pasaje para el martes.

-¿Pensaste en algún momento que vos podías entrar en lugar de Goycochea cuando se lesiona Pumpido contra la URSS?

-No estaba marcado que yo era el segundo suplente. Ya para el mundial de Italia había cambiado el reglamento de que podíamos todos ser suplentes (antes eran solo cinco y el resto no estaba convocado). Cuando pasó la lesión nunca supimos cuan grave era, en ese sentido Bilardo fue un adelantado, él ya sabiendo la fractura demoró lo más que pudo para que Goycochea entre en calor, porque lo necesitaba. Ahí tuve la ilusión de entrar porque venía con continuidad, mientras que Goyco que estaba en Millonarios de Bogotá hacia un par de meses que no ju-gaba porque el campeonato se había terminado y tenía yo esa ilu-sión de jugar. Carlos eligió a Goyco y no se equivocó para nada.

-Es Italia 90 un mundial del que se sabe todo casi, ¿hay algo que no se sepa?

-Yo creo que se sabe todo porque a pesar de que pasaron 30 años y se jugaron muchos mundiales más, quedó en la retina de todos los hin-chas del fútbol argentino y de los que tienen 40 para arriba se acuerdan. Por como arrancamos, siendo campeones y favoritos, teníamos una buena base y jóvenes que estaban muy bien además del trabajo de muchos años de Carlos. El arranque no fue el esperado por la derrota con Camerún y después se nos hizo difícil la clasificación. Había que ganar los dos partidos sino nos volvíamos a casa en primera ronda. Después todo lo que pasó, decíamos de la lesión de Nery y clasificar como mejor ter-cero. Yo creo que en los últimos partidos sí estuvimos a la altura de todo y el equipo tenía cosas que transmitía muy fuertes y hace que el recuerdo sea imborrable, dejábamos todo en cada partido. Y después dos encuentros claves que van a quedar en la historia de todos y que nunca se va a olvidar, el dejar afuera a Brasil y a Italia, como anfitrión. Con Italia y Alemania jugamos bien y tuvimos la suerte de clasificando como segundo mejor tercero, cambiar la sede y jugar en Nápoles contra los italianos, eso nadie lo esperaba y menos ellos. Ahí fuimos locales, llegamos dos días antes y fue impresionante, Diego jugaba todavía ahí y esos dos días fueron inolvidables, el cariño de la gente a Diego en ese partido había mucha gente del Nápoli que hinchaba por nos-otros, ahí si nos sentimos locales, después no.