El pasado 14 de agosto, la Cámara del Crimen, compuesta por un jurado popular y los jueces técnicos, resolvió -por mayoría- su absolución por el beneficio de la duda, fallo que le permitió recuperar la libertad después de pasar dos años preso.
A dos semanas del juicio, Sosa se muestra entero, esboza alguna que otra sonrisa cuando se le pregunta por su presente, pero todavía se conmueve con el recuerdo del pequeño Lázaro, a quien vio por última vez agonizando en una sala del Hospital Pasteur, hace poco más de dos años.
“Todo lo que he pasado, realmente, no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo”, abrió el entrevistado.
Y siguió:“Lo que viví, sentimental y emocionalmente, es muy feo. En el 2022, con el ‘boom’ mediático, que fue por parte de la Justicia, a mí me dieron con un caño, me defenestraron, me injuriaron y calumniaron”.
“A todas esas personas les diría que antes de hablar lo piensen dos veces, ninguno está exento de pasar por algo así, no hay que juzgar por juzgar, porque te puede tocar y va a ser feo”, aseguró.
El recuerdo de la jornada trágica
Ante la prensa, Sosa recordó con lujo de detalle todo lo vivido durante la jornada trágica del 2 de junio del 2022, fecha en la que Lázaro sufrió muerte cerebral (dos días después iba a fallecer en las instalaciones del nosocomio público).
“Ese 2 de junio yo llego de trabajar. Lo hago alrededor de las 16. Entro a la casa de mis padres, en barrio San Nicolás, y a los pocos minutos llega la mamá, Stefanía Sánchez, con nuestro hijo Lázaro. Venía de la clínica porque a Lázaro le estaban haciendo kinesiología, porque tenía broncoespasmo”, rememoró.
Ycontinuó:“Se le dio la leche. En un momento ella (Stefanía) me comunica que tenía que llevar a Villa Nueva a su hija, yo le pedí que no me dejara solo con Lázaro, por miedo que sucediera algo. Yo estaba con mi hermana mayor y con mis dos sobrinos. Stefanía se va y yo le comunico que me voy a entrar a bañar”.
“Dejo a Lázaro en el dormitorio cerrando la puerta y entro a bañarme. Fueron unos minutos. Cuando entro al dormitorio, y a medida que me iba cambiando, siento una tos con líquido, suelto la toalla, me acerco hasta el coche, y veo que de la nariz y la boca le sale un líquido amarillo con puntitos blancos, me asusto, pongo la toalla en la cama matrimonial, lo alzo a Lázaro y noto que no tenía rigidez ni en la cabeza ni en los bracitos”, recordó.
Sosa contó que en primer lugar atinó a hacerle a su hijo maniobras de RCP, técnicas que aprendió cuando era empleado de una fábrica. Además, explicó que en esos primeros minutos de dramatismo también se comunicó con bomberos, la policía y con la madre del bebé.
“Le saqué una foto a Lázaro y se la mandé a la madre por WhatsApp. Después hice con ella una videollamada y le mostré cómo estaba mi hijo. Desesperada, me dijo: ‘Quedate ahí que yo voy y lo vamos a llevar al médico’. Obviamente seguí haciendo las reanimaciones, sentía que el aire que le entraba a la boquita estaba vacío”, amplió.
Y siguió: “En un momento quedé shockeado, estaba en una situación complicada, mi hermana no podía ayudarme porque estaba cuidando a mis dos sobrinos. Cuando llega la mamá de Lázaro lo agarra y nerviosa le da un sacudón, yo le pido que no lo haga porque no estaba reaccionando. Después sale afuera a gritar, a llorar y cuando vuelve empiezan a entrar otros vecinos. Yo sigo shockeado, realmente no entendía nada, cuando vuelvo en sí estaba Lázaro en la pieza, lo carga un vecino con una chica que vive a la vuelta, y lo llevan a la Asistencia”.
Los últimos momentos que recuerda se dieron en el nosocomio de Avenida Larrabure. “Un patrullero nos deja en el Hospital. Vimos bajar a Lázaro de la ambulancia, le estaban haciendo rehabilitación. Después la doctora nos dice que había entrado en paro cardiorrespiratorio y que iba a ser internado en la UTI porque no tenía signos vitales. Esas horas estuve mal. Pasan las horas y nos dicen que el bebé podía estar en estado vegetativo, eso fue algo muy fuerte. Después nos dicen que iban a hacerle una tomografía, y ahí se constata que tenía hematoma cerebral. Cuando nos dicen eso yo pregunté qué tipo de lesión era, y me dicen que podía ser por golpes que había sufrido”.
Franco Sosa: “Sigo con la frente en alto; no le hice nada a mi hijo”
Durante la charla, Sosa afirmó que vivió el juicio con nervios, ansiedad y preocupación y dijo que “no esperaba la absolución”, a la que calificó como “un regalo de Dios”.
Sobre su presente, comentó:“Hoy mi vida es normal. Estoy trabajando, estoy a punto de entrar a trabajar a un lugar en planta permanente. Sigo con la frente en alto, no debiéndole nada a nadie”.
“Durante el juicio, yo dije que la Justicia es como la serpiente, que sólo muerde a los descalzados. También adhiero a las palabras de García Márquez cuando dice que nuestros ojos son la ventana del alma. Yo tengo mis manos limpias y mi corazón está en paz y mi conciencia, tranquila, porque no le hice nada a mi hijo. Tampoco pienso que la madre se lo haya hecho. Como dije en el juicio, una gran parte de mi vida se fue con él. Es algo que con el tiempo voy a sanar y curar. Era mi hijo varón, de sangre, era un angelito”.
Por último, Sosa se deshizo en elogios para con su abogado Joaquín Gonzalez.“Lo que este muchacho trabajó en 29 días no lo hizo ninguno de los otros abogados que tuve”, concluyó.