Días atrás se oficializó lo que todo el mundo sabía en Villa María, que Martín Gill pediría otros seis meses de licencia para continuar como secretario de Obras Públicas de la Nación. Nunca hubo una señal en el otro sentido, es decir, que finalmente decidiera retornar al Sillón de Viñas.

Por eso, la novedad no fue tal. Apenas una confirmación de una verdad de Perogrullo. Lo interesante ahora será conocer la arquitectura legal que prepara el oficialismo para sostener un pedido de prórroga más allá de los 180 días, cuando la posibilidad no está contemplada en la Carta Orgánica Municipal (COM).

Los abogados del Municipio trabajan contra reloj para presentar esta semana el pedido de prórroga y debatirlo en el pleno del Concejo Deliberante (cabe recordar que la primera licencia vence el 27 de junio). Los argumentos de la pandemia y la sanidad pública, y la imposibilidad de realizar elecciones en caso de renuncia de Gill, seguramente fundamentarán una norma que en la estricta legalidad no tiene plafón.

Y para eso hay que remitirse al Artículo 125 de la COM, que habla sobre la acefalía en la ciudad. Uno de los apartados dice concretamente: “Si el impedimento fuera permanente y faltara más de un año para concluir el mandato, el reemplazante deberá convocar a elecciones, en el término de treinta días, para elegir intendente que complete el periodo”.

Y el apartado siguiente señala que “todo impedimento temporario que supere los ciento ochenta días corridos será considerado permanente”.

Es decir, si Gill hubiera tomado la decisión de renunciar, el interino Pablo Rosso debería convocar a elecciones en julio (para concretarlas en octubre); pero como decidió finalmente pedir una prórroga, la arquitectura legal del oficialismo buscará sortear el número de 180 días de corridos para no modificar el actual escenario hasta fin de año (Gill en Nación, Rosso en el Municipio).

El exintendente Eduardo Accastello, que encabeza la cartera de Industria, Comercio y Minería de la Provincia, y que mantiene una representación de dos concejales en la casona de calle Mitre, confirmó el apoyo para la continuidad de Gill en el gobierno nacional. Lo dijo ayer en una entrevista radial: “Le vamos a conceder, si es la voluntad de Martín de seguir en Buenos Aires otros seis meses más, pero si él ya no regresa, lo que no sólo es constitucional sino legítimo y además un derecho de los ciudadanos de Villa María, es que se elija quén será el próximo intendente para completar este periodo”.

Es decir, el oficialismo ya tiene los siete votos para avalar la prórroga de Gill. Esta situación terminó de resolverse el pasado jueves, e inclusive se rumoreó sobre el tratamiento sobre tablas en la última sesión del Concejo, pero finalmente no prosperó y el debate ocurrirá esta semana (vía Zoom o presencial, de acuerdo a lo que resuelvan los ediles). Solamente quedará conocer los argumentos legales de esta decisión.

La oposición

Dos ediles opositores hablaron en los últimos días sobre la prórroga de licencia de Gill, y ambos dijeron que esperan el proyecto oficial antes de tomar una postura unificada.

En diciembre, cabe recordar, se abstuvieron de votar la primera licencia.

Al respecto se expresaron Karina Bruno, del Pro, y Luis Caronni, de la UCR, ambos forman parte del bloque Vamos Villa María.

“El oficialismo tiene la obligación de definirse y ser claros no con nosotros como oposición, sino con la gente. Es necesario una claridad de lo que se quiere hacer más allá de nuestras posiciones políticas, sino de cara a la gente que acompañó un proyecto, que eligió autoridades, y que vio alterada esa ecuación natural de quien eligió con su voto”, afirmó Bruno.

“No hemos tomado ninguna posición porque todavía no tenemos nada para tomar una posición. La tomaremos en el bloque cuando llegue el proyecto”, dijo Caronni. Y agregó: “Si quiere permanecer en el cargo de secretario de Obras Públicas, Gill tendrá que renunciar. Eso que dicen los abogados de la mitad de la biblioteca para un lado, la mitad para el otro, acá no la hay de ninguna manera”.

El oficialismo ya tiene los siete votos, la oposición se abstendrá o rechazará la prórroga. Pero la historia no terminará en la sesión del jueves. Hay varios capítulos más en esta novela, que se conocerán con el paso de los días.

Polémica por los controles

El jueves se confirmó lo que este diario adelantó días atrás. El Municipio desistiría de continuar controlando los accesos de la ciudad y los agentes de tránsito retornarían al ejido urbano.

Desde la Comuna sostienen que toda la gente que llega de la región u otras partes del país ya cuentan con los permisos para circular y dado el mayor número de habilitaciones en distintos rubros de la economía no tiene sentido la permanencia de los agentes de tránsito en los accesos.

Por el contrario, la oposición generó un proyecto de resolución para que los mismos vuelvan y eviten o intenten evitar el ingreso del virus a la Villa.

“El Municipio hace prevalecer una vez mas su actitud recaudatoria antes que acentuar y privilegiar el control sanitario para evitar la propagación del coronavirus. No se encuentra otra explicación para entender por qué se decide levantar los controles en los ingresos para cambiarlos por controles de papelería dentro de la ciudad”, dice el texto.