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Argentino empieza con "A"

Se impuso 1-0 a 9 de Julio de Pasco y evitó el descenso. Diego Carrera convirtió el gol del triunfo de “una final” que clasificó al “lobo” de Ernesto Morello a octavos de final del actual certamen, pero además lo mantuvo en Primera “A” para el 2026

El “Lobo” está.

Argentino clasificó a octavos de final, y confirmó que permanecerá en la “A” en 2026, tras su ajustado, pero vital triunfo por 1-0 ante 9 de Julio de Pasco, en una especie de “final” para evitar el descenso.

Diego Carrera convirtió el gol del triunfo en el inicio del complemento en el único grito sagrado en barrio Nicolás Avellaneda. Fue el aullido de una noche que tuvo “danza con lobos”, tras una previa tensa, con dos equipos que sabían que sumar los 3 puntos era sinónimo de salvarse del descenso.

Si bien 9 de Julio sigue dependiendo de su propio resultado para evitar el descenso, deberá sufrir hasta el último capítulo en el que recibirá a River Plate en Pasco (salvo que el lunes Fray Nicasio Gutiérrez pierda con Alianza en Dalmacio Vélez, resultado que condenaría a “La Peste Verde”).

Argentino dejó de “cortar clavos” en una noche especial en su guarida, donde el “lobo” apeló a su esencia. Con un equipo con grandes y chicos del semillero, se hizo fuerte en una batalla que más allá de lo deportivo, también involucró a lo emocional.

Pareciera poco mérito para un equipo que fue campeón hace 1 año evitar el descenso a duras penas en el penúltimo capítulo del Clausura. Sin embargo, para quienes entiendan lo que significó para un club desprenderse de 13 jugadores del plantel campeón, y sufrir el fallecimiento del DT (Jorge Peñaloza) en el inicio del nuevo ciclo, comprenderán el significado de escapar a los “fantasmas” de esa cruel “zona roja” del descenso.

Argentino clasificó en los dos campeonatos a octavos de final, y mantuvo la categoría. No fue fácil, porque hace apenas 3 fechas, estaba en zona de descenso, y caer 4-1 con Ricardo Gutiérrez fue tocar fondo. El “aullido” del “lobo” en el final, con una lluvia que le puso clima de película de suspenso y dramatismo al final del partido, era entendible. No fue poco mérito para Ernesto Morello y sus lobos salvarse del descenso y clasificar en un partido tan decisivo.

El primer acto fue de terror

El primer tiempo plagado de imprecisiones, con Argentino muy apurado y 9 de Julio pausado, en su intento por escapar ileso de un duelo decisivo.

Esa primera impresión, que en el fútbol generalmente cuenta, permitió entender al final de los 90’, la razón principal por la que ganó Argentino. Fue el que quiso ganar.

El deseo del “lobo” se topó ante el orden del “patriota”, que bien parado no le permitió herirlo.

Sin embargo, el único que pateó al arco en un juego con recaudos de ambos lados fue Argentino. Muchos roces innecesarios para impedir el primer pase, y cuando ese primer pase para salir es obstruido, si no se sale bien, no se llega.

El primer argumento que mostró Argentino para ganar fue la postura. Con 3 delanteros veloces y jóvenes, capaces de otorgarle más vértigo que precisión, pero opciones para acercarse a jugar, o para inyectar esa velocidad en una contra. Un 4-3-3 de “lobo feroz”.

De eso se cuidó el “patriota”, que sólo logró apoderarse de la pelota en algún pasaje, pero que nunca fue por todo, ni bajó la guardia para ir por el golpe del nocaut.

Claudio Crespo apostó a herir al “lobo” con la pegada de Matías Bustamante en las pelotas detenidas, o la impronta de uno de los creativos más sobresalientes de la Liga: Emanuel Coria.

No atacó a Argentino, que lució concentrado en las pelotas detenidas, con centrales fuertes en el juego aéreo (Ledesma y Cufré), más la voz de mando de Luciani, que no falló nunca, y despertó a los suyos para doblar marcas.

Argentino, en cambio, las sanas intenciones de atacar vienen desde la cuna, aunque no siempre alcanza con eso. Todo lo que edifica empieza en el primer pase de Franco Ñañez, y aunque lo rodearon bien, terminó escapando.

Entonces la proyección de Aramburu perforó a los 9’ el firme vallado defensivo del visitante, y conectarse con Funes le permitió limpiarle la pelota a Isaías Ñañez, que fue de lo mejor del partido, pero Reartes se quedó con su tiro.

Carrera siempre fue desequilibrante, y a los 18’ volvió a darle trabajo a Reartes, que no tuvo dificultad para atrapar. En la pobreza del tenso repertorio de ambos, privilegiando los recaudos defensivos de un partido decisivo, sobre el desenfado para desordenarse a la hora de atacar, Argentino quiso, y volvió a avisar con González desviando otra buena acción del inquieto Carrera (29’).

El propio Carrera elevó apenas un tiro libre a los 31’, para contabilizar un manojo de arribos de un “lobo” que quería, pero no podía.

No le alcanzó con poco. Creció el “patriota” a medida que observó que “el poder de fuego” que el rival había demostrado (9 goles en sus 2 últimos partidos), no lo hería. Pero cuando entendió que la pegada del lobo no le dolía, era tarde.

Es que el viento de tormenta se empezó a hacer sentir. El calor le dio lugar a una fresca noche, y el negocio del empate (lo dejaba arriba del “lobo”, y a un paso de mantener la categoría) lo cegó.

Consideró que con orden y control era cuestión de tiempo, dejar pasar el tiempo, sin cambiar para que nada cambie. Al gasto lo tenía que hacer el “lobo”, y lo hizo.

Al buen trato de pelota del rival, destrato para marcar. Si no se ataca, se raspa, se corta, y “no se hace agua atrás”. Así cerró la etapa Argentino. Barajó y dio de nuevo, para que no se le venga la tormenta, y en un segundo acto de emociones, la lluvia lo inspiró.

En “Carrera” para ir por todo

Argentino se despojó de la tensión, le perdió el miedo al éxito. En el inicio del complemento mostró todas sus cartas. Tuvo decisión.

Y lo ganó sin temores. No proyectó sólo a Aramburu por derecha, sino también a Rodríguez por izquierda. No sólo patrulló Franco Ñañez, sino que se situó en territorio enemigo, donde Isaías Ñañez soltó amarras y acompañó al tridente de punta, y los lanzamientos desde su campo de Giménez se transformaron en pases cerca del arco. Por decantación llegó el gol.

El apuro le impidió festejar antes, y también después. Sin despojarse de ese vértigo que lo lleva a desperdiciar intentos prometedores, y sin privilegiar la precisión por sobre el choque, ganó porque fue al frente con carácter y decisión.

Valentín Rodríguez llegó al área rival, y aunque su centro fue tapado por la ordenada “máquina de impedir” que era defensivamente 9 de Julio, con García como puntal, un desvío le permitió a Diego Carrera encontrarse con el balón frente al arco, y lo cruzó con potencia a la izquierda, para inflar la red a media altura y soltar el “aullido” contenido. 1-0 (8’).

Ahora al “patriota” no le alcanzaba con resguardarse del “lobo”, sino que debía ir a cazarlo en su propia casa. Y le costó adelantar sus filas, y escapar a su Plan “A”.

Argentino, que empieza con “A” desde el inicio, formando a sus pibes para ir al frente y atacar, ya estaba lanzado en ataque. Reartes fue clave para negarle el segundo gol a Isaías Ñañez (13’), pero agigantó mucho más su figura ante Funes, que se escapó solo y al enfrentarlo se demoró, dudó, y dejó escapar la gran oportunidad para dejar de sufrir bajo la lluvia.

Ahora con los viejos y los 4 Ñañez en cancha, sufrió hasta el final el “lobo”, porque los centros al área le dieron gran protagonismo a “Cumbia” Luciani, que en realidad sólo le contuvo un disparo al juvenil Feres, pero tuvo acción sin falencias en los centros que llovieron a partir de los 28’, cuando la lluvia llegó al barrio Nicolás Avellaneda, y mientras todos huían a la torrencial caída de agua, Luciani bailaba “Cumbia” en su área y se quedaba con los mojados intentos del Plan B de un “patriota” que sumó a Kevin Romero, Pinto y Stablum, y aunque “dio todo” desde lo físico, ya era tarde para huir del “lobo”.

La noche sin luna por la lluvia, con la pelota volando y reemplazándola en el dibujo final de un partido que se fue destiñendo con tanta agua, terminó con un festejo íntimo y emocionado de un vestuario con “danza con lobos”, recordando a “Chacho” Peñaloza.

Mientras 9 de Julio escapaba a la lluvia regresando con pena y sin gloria a Pasco, pero con el deber cumplido de haber dejado la vida en una batalla decisiva, el “lobo” se aferró al “aullido” de Diego Carrera, para tomar envión y estar en Carrera para ir por todo. Clasificó, pero lo más valioso es que recuperó la autoridad para los partidos “finales”, en los que evitó el descenso y recobró su figura felina.

En una noche en la que eligió cuidarse, 9 de Julio perdonó a un “lobo” que cuando tocó fondo, no paró de ganar (3 cotejos en fila).

Porque el “lobo” está, y aunque no tenga el plantel con el que se consagró campeón en 2024, como el “caudillo” Jorge Peñaloza les dijo cuando llegó en 2025, los grandes le enseñarán a los pibes que el ABC del “fútbol Argentino”, siempre empieza con la “A”, de atacar.

Arbitró Mariano Peñaflor, y Argentino alistó a Leonel Luciani; Benjamín Aramburu, Facundo Ledesma, Braian Cufré y Valentín Rodríguez; Isaías Ñañez, Franco Ñañez y Lucas Giménez; Franco Funes, Facundo González y Diego Carrera. DT: Ernesto Morello. En el ST ingresaron 21’ Tobías Ñañez por González; 29’ Facundo Ñañez por Funes; y 43’ Gastón Molina por Giménez.

9 de Julio formó con Alex Reartes; Luis Altamirano, Guillermo García, Bruno Daghero y Javier Bergese; Tomás Ahumada, Jonathan González y Matías Bustamante y José Ignacio Romero; Emanuel Coria y Nicolás Feres. DT Claudio Crespo. En el ST ingresaron 14’ Kevin Romero por José Romero; 28’ Luciano Pinto por Ahumada; y 41’ Máximo Stablum por Bustamante.

En reserva igualaron 0-0.