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"Me llena de felicidad haber salido campeón con mis ídolos desde niño"

El goleador del Torneo Clausura, Gonzalo Larghi, confesó: “Los miraba al ‘Lana’ (Díaz) y al ‘Pulpo (Ñáñez) jugar en la primera y era mi sueño compartir con ellos y dar una vuelta olímpica como sucedió. Soy muy feliz”

Los momentos inolvidables de la vida y del fútbol siempre aportan marcas indelebles en el corazón.

Argentino se consagró campeón en su cancha de barrio Nicolás Avellaneda después de 8 años de espera. Aquel bicampeonato de 2016 con Mauricio Morales lo marcó y el retorno del mismo DT lo obligó a levantar la vara al máximo.

El llanto desconsolado del entrenador, abrazado con su cuerpo técnico compuesto por Eduardo Bassi como preparador físico y Diego Marín como ayudante de campo, reflejaba que había presión y hasta obsesión para lograr la séptima corona de la historia del club.

Morales se descargó: “Venía de un año en el que, tras el fallecimiento de mi viejo, me tocó vivir la injusticia más grande de mi vida. El hombre estaba muy golpeado, me desarmaron como ser humano, y necesitaba este título más que nunca para recuperar a ese hombre. Lo veo a mi hermano y me brota el recuerdo de mi padre, mi familia sufrió conmigo y mi mamá necesitaba esta caricia, porque ellos padecen todas las angustias que les transmitimos todo el año y toda la vida. Quería regalarles esto”.

Esa fuerte declaración se topa con la del goleador del campeonato, un pibe que surgió del club, y, tras emigrar al fútbol profesional, regresó para rehabilitarse de una lesión y se encontró con un regalo de la vida. “Me llena de felicidad haber salido campeón con mis ídolos. Yo los miraba al ‘Lana’ (Díaz) y al ‘Pupo’ (Ñáñez) cuando jugaban y soñaba compartir cancha, un vestuario con ellos y hasta dar una vuelta olímpica como sucedió. Soy muy feliz, cumplí un sueño”.

Los padres de la victoria

Sin dudas que el fallecimiento de su padre también lo marcó, pero el pibe clase 2002 no dudó en manifestar su amor a su madre. “Se lo dedico a mi mamá, le agradezco por acompañarme siempre y bancarme siempre. No sé cómo hace para ser tan fuerte. La amo”.

Indicó que “son finales, se juegan diferente, mucha fricción. No importa cómo jugamos, sino que salimos campeones. En este plantel hubo gente con familiares enfermos, con lesiones duras, saliendo del laburo cansados y viniendo a entrenar con fríos tremendos. Estoy muy contento por ellos”.

Los sueños se pueden cumplir luego de luchar durante toda una temporada, en la que “habíamos quedado eliminados en octavos de final con Española, en una serie que terminó empatada, porque fueron dos empates, pero para nosotros era un fracaso, porque se trataba de salir campeón o nadie podía escapar del fracaso. Lo logramos merecidamente ante el rival más ganador de los últimos 10 años, el peor rival que nos podía tocar, y fue muy duro vencerlo a Ticino”, dijo “Chopo” Morales.

El capitán y emblema, Claudio Díaz, consideró que “siento una emoción muy fuerte por salir campeón con estos pibes. Hemos pasado por un millón de momentos, algunos buenos, pero otros muy malos también en el fútbol y en la vida. Darle una alegría a toda esta gente que llenó la cancha, que vino a alentarnos, y con estos chicos que a algunos dirigí desde la escuelita del club, hace que piense que ya cumplí con mi club”.

Intenta no llorar, mira la imagen de su padre en la camiseta y suelta con voz entrecortada: “Entregué mi vida por este club. Tenía muchas ganas de jugar este partido; dejé todo para poder estar en esta final. Venía de un desgarro que sufrí en semifinales, y Mauricio (Morales) entendió que había un compañero mejor que yo. Estuve toda la semana sin hablarlo, enojado con el mundo, porque quería jugar. Ahora voy a darle un beso y un abrazo grande. Lo entiendo porque uno también es DT y hay que adoptar decisiones”.

El arquero Leonel Luciani fue determinante en el séptimo campeonato de la historia del “lobo” y al escribir esta página dorada confesó que “desde que llegué a Argentino soñaba con este momento. En este club me han tratado como si hubiese nacido acá futbolísticamente”.

Añadió que “en los campeonatos pasados siempre pasaba algo, y siempre nos quedábamos en el camino. Después del Torneo Apertura, en el que no nos fue bien, metimos una buena charla grupal. Fue una vuelta de tuerca, cambiamos el rumbo y terminamos festejando este campeonato que se hizo esperar y que tanto deseábamos”.

Del partido reconoció que “las finales son cerradas. La anterior de Alem y Alumni se definió en los penales, Alem al RG también le ganó por penales, Ticino a Playosa también. Nadie regala nada, se hace difícil hacer una diferencia grande ante este marco de público y tanta expectativa”.

“Cumbia” indicó que “Argentino terminó ganando con 10 hombres esta final. Juntamos pases y en una buena combinación hicimos un lindo gol en el minuto 90. Lo merecíamos, pero si no entra la pelota, no hay merecimientos que valgan en el fútbol”.

Lo dedicó. “Para mi familia y para toda la gente del lobo que vino a la cancha y a los amigos. Este grupo se merecía ser campeón. Nos costó mucho, pero lo logramos”.

Los secretos del campeón

Para el entrenador Mauricio Morales, “en el torneo fuimos los mejores. En el año también. Porque en el Apertura nos quedamos afuera con dos empates ante Española. Nos quedó un sabor a nada muy doloroso. Le dije a los muchachos que no se nos podía escapar el Clausura. Fue un pacto grupal que pudimos cumplir”.

Señaló que “siempre es mejor ganar el primer campeonato, porque renegamos el doble para ganar el segundo. Llegamos con las piezas muy justas, no quería una tercera final”.

Añadió que “me la jugué otra vez, y me la vengo jugando desde hace rato. Con Alem, con Rivadavia, y ante Atlético Ticino puse el ancho de espadas (Díaz) y el de bastos (Giménez), porque no íbamos a resistir otra final en Plaza Ocampo contra Atlético Ticino”.

Destacó que “Lucas Barengo se me cayó en Ticino en la primera final, Claudio (Díaz) llegó con lo justo después de un desgarro, ahora lo expulsaron a Conchillo. Me la jugué y salió bien. Estoy feliz por eso y por lo que dieron todos estos chicos”.

Comentó que “noté que algo nos faltaba en el Apertura. En cambio, en el Clausura tenía sensaciones buenas. No se nos podía escapar, porque no sabemos si vamos a tener otra oportunidad pronto. Los más chicos sacaron las uñas por los más grandes durante el campeonato, y en los cruces los más grandes se hicieron cargo de ganar el campeonato”.

Explicó que “Aramburu me dio mucho en todo el campeonato, pero le expliqué que lo sacaba porque lo recargué demasiado de peso en Ticino. Le agradecí y le dije que lo iba a poner para que me ayude a ganar el partido al final”.

Agregó que “no es fácil dejar en el banco a Claudio Díaz. Me puso mala cara. Les dije a él y a Lucas Giménez que ellos eran mis amigos y que no se podían enojar”.

Disparó: “Me tocó jugar 5 finales y las pude ganar. Me la juego y sobrevivo a las finales. Necesitaba ganar más que nunca esta final”.