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"Siempre quería hacer un gol más"

Diego Marín recordó su primer título, conseguido hace 23 años. "Ese equipo venía de jugar semifinales en el '94 y '95, y perder una final en el '96. Fue el primero de mis 5 campeonatos con Colón, y lo sellamos venciendo 9-1 a San Lorenzo"

La humildad de los grandes está impregnada a fuego en Diego Marín, el máximo artillero de la historia de Colón, y de los últimos 50 años de la Liga Villamariense.

Superó los 320 gritos sagrados en torneos oficiales locales (también jugó un año en Acción Juvenil en la Liga Riocuartense, además de torneos Provinciales y Argentinos).

Once veces fue el goleador en su Liga, y ganó 5 títulos con Colón. Precisamente la primera vuelta olímpica fue hace 23 años, un domingo 29 de junio de 1997. Ese mismo día salía por primera vez a la calle PUNTAL VILLA MARÍA.

“No sé cuántos goles hice. En mi familia la cuenta indica que superé los 360, pero en la Liga son 320. El periodista que lleva estadísticas es Dyber Bocco, y me dijo que superé los 300, pero que se perdieron planillas. Según sus archivos no hay otro jugador que haya llegado a esa cifra en la Liga”, dijo.

Para Diego Marín eso nunca fue suficiente para hacerse valer económicamente. “No me quejo, pero nunca fui un jugador caro. Yo en Colón sabía que aunque gané 5 campeonatos no era el más caro del plantel. Y si hubiese tenido que ceder una parte para jugar con los jugadores que jugué, no tengan dudas que lo hubiese hecho. Yo quería jugar al fútbol, y me tocó jugar con grandes compañeros”.

Resalta que “no pude ver muchos partidos del Colón tetracampeón de los 80, porque yo jugaba al baby. Algunos partidos vi, y eran unos equipazos”.

Resalta que “ojalá nosotros, que tuvimos la suerte de ganar otra Copa Challenger para el club, hayamos quedado igual en la historia que esos planteles”.

“El Diego de la gente” apareció con 15 años sorprendiendo en amistosos, que muchos iban a ver en la previa y durante el Mundial de Estados Unidos en 1994. Sus inicios en Asociación Bancaria (con Marcelo Alamo) y Malvinas Argentinas (con Walter Gómez) le dieron lugar a un tremendo romperredes.

La particularidad de su juego es que su técnica le permitía ser 10, pero su olfato y su velocidad para definir lo hicieron un 9 de área, aún sin un físico potente, ni una estatura grande. “Yo sabía que tenía que hacer goles siempre. No era egoísta, y mis compañeros me hicieron goleador”.

Su primera vuelta olímpica

Debutó “a los 16 años, en julio contra Hipólito Yrigoyen. Perdimos 1-0 en Tío Pujio con un golazo de Alejandro Velasco. Ese día el DT fue Marcelo Alamo. Al día siguiente se fue, y lo sucedió Ramón Rufino Conti. Fue en 1994”.

Su primer gol se lo convirtió a Sportivo Playosa (Silvio Munch).

Recalca que “el primer título fue aquel del ‘97. Habíamos perdido en semifinales en el ‘94 y ‘95”, y en el ‘96 perdimos la final contra Yrigoyen. Recién en el ‘97 se dio”.

“Conti me bancó en primera. En el ‘95 con Julio Fraga sólo perdimos un partido con Yrigoyen en la semifinal, y luego se nos escapa el título en el ‘96 en Cabral, también con Yrigoyen”, manifiesta.

Insiste en que “llegué a jugar con Javier Boasso, Juan Carlos ‘Kiti’ Fernández, José Soppeno, ‘Chicharrón’ Martínez, Carlos Navarro”.

“Marcelo Alamo llevó 7 jugadores de la quinta, que iba puntera, y los puso en la primera. Se había retirado ‘Pachi’ Martina, y se alejó otro refuerzo. Se abrió la puerta”.

Aclaró que “Gustavo Cardona ya hacía 2 años que jugaba en Primera, y fuimos los únicos que unieron las dos camadas. Estaban Luciano Brusa, que dejó el fútbol previo al título, y otros que eran más grandes como Soppeno”.

Del título de 1997 recuerda que “los dirigentes, y nos dijeron que no había plata. Si teníamos otra propuesta, nos daban a préstamo. Pero en un momento nos llamaron y nos dijeron que iban a hacer lo posible para arreglarnos”.

Estimó que “se armó un gran equipo y joven. Yo tenía 19 años, al igual que Gonzalo Valle, Daniel Soppeno tenía 15, Luis Márquez 16, y nos respaldamos en la experiencia de ‘Yoyó’ Berterame, José Soppeno y Enzo Romano”.

Destacó que “estuve a punto de jugar en Ticino. Pero me llamaron en Colón. Me acuerdo que debutamos con Silvio Pellico, y el equipo formó con Enzo Romano; Gustavo Soppeno, José Sopeno, Luis Márquez y Gustavo Cardona; Gerardo Erreguerena, Martín Conti, Ariel Berterame y Diego Valle; Gonzalo Valle y yo”. Se sumaron José Berterame, Dan Anello, Ariel Menta, Eduardo Isaias, Daniel Soppeno, Daniel Barrera y Daniel Cardona.

Indicó que “ese año el candidato era Rivadavia, pero le ganamos el clásico en la cuarta fecha, y le sacamos una gran diferencia, que nos dio oxígeno en el final”.

Destacó que “Juan Carlos Giacri fue el DT. Ya había dirigido en el ‘96. Pierdo objetividad, porque el ‘Zurdo’ fue de las mejores personas que conocí. Tuve una amistad muy grande, y me identifiqué como persona. Nunca marcó la distancia, motivaba, pero cuando se entrenaba no te regalaba nada”.

Sabía mucho, y lo explicaba fácil para que entendiéramos todos. Él tenía un chiste cuando te veía mal, o un consejo permanente para darte más confianza Sabía mucho, y lo explicaba fácil para que entendiéramos todos. Él tenía un chiste cuando te veía mal, o un consejo permanente para darte más confianza

Mencionó que “en 1996 se nos había escapado con Yrigoyen, que tenía otro equipazo y ganó su primer título. En 1997 no arregló Iván Bitar, se alejó Medrano, Lanzillota, ‘Chopo’ Morales, Mercadal. Era un equipo para ser campeón”.

Secretos del título

Marín destaca que “había dolido la final perdida con Yrigoyen en el 96, porque empatamos en Tío Pujio, y en nuestra cancha tuvimos un penal y la expulsión de Schiavi. No convertir el penal hizo que se diera un partido raro, inexplicable, muy peleado, y nos ganaron bien”.

Resalta que “esos golpes duros te hacen madurar. Ese título que se nos escapa, más las semifinales del ‘94 y ‘95 nos dieron una experiencia que pese a tener 19 años, ya no éramos chicos. Eso permitió salir campeón con jugadores jóvenes”.

Remarca y reconoce a “Diego Valle como el dueño de ese equipo. Se lo puso en sus hombros, la rompió, jugó en un gran nivel, al igual que su hermano Gonzalo, y formamos un tridente con mucho gol. Y había volantes con muy buena técnica, y una defensa que se bancó un equipo muy ofensivo”.

Destacó que “el momento más duro fue contra Atlético Ticino, porque ganando éramos campeones en la penúltima fecha, pero perdimos, y se nos acercaron. El título seguía dependiendo de Colón, y se nos dio en nuestra cancha”.

Un goleada inolvidable terminó de cerrar el campeonato con un broche de oro. “San Lorenzo era un buen equipo, pero le hicimos un gol rápido. Ellos empataron, e inmediatamente le hicimos otro gol. Allí se acabó el partido, porque todos los avances terminaban en gol, y como éramos jóvenes y teníamos tantas ganas de salir campeones, todos querían hacer un gol”.

“Se goleó porque no nos conformamos con el 2-1, ni con el 3-1. Íbamos por más, y terminó 9-1. Ese equipo pensaba como yo, siempre quería hacer un gol más. Hice 4 ese día. El título se empezó a edificar al ganar el clásico. Fue como sacarse de encima al rival a vencer, y aunque no se pudo lograr invicto, y Ticino y Playosa nos dieron pelea, fuimos legítimos campeones”.