Fue un silencio de espera, respetuoso y genuino. Familiares y amigos de la joven Lucrecia Ñañez pidieron ayer por justicia. Quieren saber qué pasó. Cerca de treinta personas se encontraron en Plaza Centenario para marchar. El 5 de junio se cumplieron dos años del fallecimiento de la muchacha. Carina Gianinetto, su madre, recuerda lo acontecido con lujo de detalle.
En diálogo con PUNTAL VILLA MARÍA, la mujer señaló que a Ñañez le practicaron tres legrados para extraerle los restos de un niño de dos meses que había perdido. Además, la joven fue intervenida quirúrgicamente y le retiraron el útero.
Desde el entorno familiar esperan por las pericias. Esta semana podrían saber qué le pasó a Lucrecia. Han comparecido, en los Tribunales locales, entre 10 y 14 médicos con sus abogados.
“No tenemos nada concreto”
Más de 700 días pasaron y no hay novedades. “Más allá de que en Tribunales nos atienden, y siempre que hemos ido nos han dado sus teléfonos para que los llamemos, todavía no tenemos nada concreto”, dijo la madre de Lucrecia, y agregó: “Supuestamente tardaban tres meses y el viernes se cumplieron. Esperamos que la semana que viene tengamos el resultado. Todavía no llegaron los papeles a Tribunales. Queremos saber por qué tardan tanto”.
Junio de 2017
Gianinetto describe lo ocurrido hace dos años. “Ella tenía un embarazo de dos meses. Llamamos a la ambulancia porque había un cuarenta por ciento de posibilidades de perder el embarazo. Una madrugada sufrió una hemorragia y fue trasladada al Hospital Pasteur, lugar donde ingresa sola. Cuando sale de ahí le dicen que tenía un sangrado que le había producido el hematoma. En el lugar no había ecógrafo por eso nos pidieron que le hagamos el estudio de manera particular. Cuando lo realizamos se confirma la perdida del embarazo”, relató la madre de la joven.
La paciente debía pasar por un legrado. “El jueves la internan a las 7 de la mañana y le realizan el legrado a las 15. Un día después, a la mañana, le dan el alta y ella se encontraba bien. Fue a su casa porque vivía con su abuela, pero cuando se levantó de la siesta tenía fiebre y vómitos. No podía pararse del dolor, así que la subieron a una ambulancia y la llevaron de nuevo al Hospital”, manifestó.
Ñañez se realiza otra ecografía: era necesario que le practiquen otro legrado más (el segundo) porque aún había restos. Luego de la intervención, Lucrecia se encontraba dolorida y no podía respirar. Para los médicos era por los nervios. “El viernes nos comunicaron que para salvarle la vida a la joven era necesario retirarle el útero. Firmé un permiso, pero el viernes no se lo retiraron porque me dijeron que el útero estaba normal”, recordó Gianinetto.
Pasaron los días y la paciente tenía una leve mejoría, pero... “El lunes a la mañana llego hasta la clínica y me avisan que había sido trasladada hacia el quirófano para estirparle el útero”, sostuvo la madre.
Dentro del quirófano a Lucrecia le dan dos paros cardíacos, y a la salida uno más. El útero fue extraído. Fallece a raíz de un shock séptico multiorgánico. La familia con dolor y tristeza aún la recuerda y pide por justicia.
Maximiliano Gilla. Redacción Puntal Villa María
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Desde el entorno familiar esperan por las pericias. Esta semana podrían saber qué le pasó a Lucrecia. Han comparecido, en los Tribunales locales, entre 10 y 14 médicos con sus abogados.
“No tenemos nada concreto”
Más de 700 días pasaron y no hay novedades. “Más allá de que en Tribunales nos atienden, y siempre que hemos ido nos han dado sus teléfonos para que los llamemos, todavía no tenemos nada concreto”, dijo la madre de Lucrecia, y agregó: “Supuestamente tardaban tres meses y el viernes se cumplieron. Esperamos que la semana que viene tengamos el resultado. Todavía no llegaron los papeles a Tribunales. Queremos saber por qué tardan tanto”.
Junio de 2017
Gianinetto describe lo ocurrido hace dos años. “Ella tenía un embarazo de dos meses. Llamamos a la ambulancia porque había un cuarenta por ciento de posibilidades de perder el embarazo. Una madrugada sufrió una hemorragia y fue trasladada al Hospital Pasteur, lugar donde ingresa sola. Cuando sale de ahí le dicen que tenía un sangrado que le había producido el hematoma. En el lugar no había ecógrafo por eso nos pidieron que le hagamos el estudio de manera particular. Cuando lo realizamos se confirma la perdida del embarazo”, relató la madre de la joven.
La paciente debía pasar por un legrado. “El jueves la internan a las 7 de la mañana y le realizan el legrado a las 15. Un día después, a la mañana, le dan el alta y ella se encontraba bien. Fue a su casa porque vivía con su abuela, pero cuando se levantó de la siesta tenía fiebre y vómitos. No podía pararse del dolor, así que la subieron a una ambulancia y la llevaron de nuevo al Hospital”, manifestó.
Ñañez se realiza otra ecografía: era necesario que le practiquen otro legrado más (el segundo) porque aún había restos. Luego de la intervención, Lucrecia se encontraba dolorida y no podía respirar. Para los médicos era por los nervios. “El viernes nos comunicaron que para salvarle la vida a la joven era necesario retirarle el útero. Firmé un permiso, pero el viernes no se lo retiraron porque me dijeron que el útero estaba normal”, recordó Gianinetto.
Pasaron los días y la paciente tenía una leve mejoría, pero... “El lunes a la mañana llego hasta la clínica y me avisan que había sido trasladada hacia el quirófano para estirparle el útero”, sostuvo la madre.
Dentro del quirófano a Lucrecia le dan dos paros cardíacos, y a la salida uno más. El útero fue extraído. Fallece a raíz de un shock séptico multiorgánico. La familia con dolor y tristeza aún la recuerda y pide por justicia.
Maximiliano Gilla. Redacción Puntal Villa María
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